Dejé que el tiempo pasará y ya tenía mi birrete y toga. Estaba en mi graduación, emocionada, orgullosa de mi, de poder lograrlo. Al inicio no me entusiasmaba mucho mi carrera, pero con el tiempo le cogí amor y pasión. Escribir, leer y editar para editoriales fue lo que más me gustó de todo. Cuando inicié las practicas no sabía que esperar, escogí hacerlas en una editorial porque me parecía un gran sitio para aprender y mejorar muchas cosas. Y sí, lo hice, con el tiempo me hice amiga de muchos empleados del lugar aunque fuera una de las más jóvenes.
— Schmidt Emma.— Esa era yo, casi de ultimas por mi apellido. Ya era hora de recibir mi diploma. Mil cosas sin importancia en ese momento pasaban por mi mente, y si los tacones me fallan y me caigo, y si me enredo y todos se ríen. — Gracias.— Sonreí cuando tomé el diploma. Baje del escenario para luego sentarme de nuevo sin ninguna caída o enredo.
La ceremonia duró una eternidad, habían 5 carreras graduándose en el momento. Ya todos estábamos cansados de estar sentados. Ya habían nombrado a todos, las directivas nos felicitaron y todos lanzamos nuestros birretes gritando de alegría y emoción de culminar otra etapa en nuestras vidas.
Salí y mi mamá estaba llorando de lo orgullosa que estaba de mi, mi papá haciéndose el fuerte pero aun así sentí su mirada orgullosa, algo que me llenó de felicidad.
— Felicitaciones, Emm.¡Lo lograste! — Dijo mi mamá mientras me daba un gran e inigualable abrazo. Después mi papá me abrazó, me felicitó con la mirada, no me habló, era obvio que si lo hacia comenzaba a llorar. Sonreí y le devolví el abrazo con inmensa alegría.
Llegamos a la casa donde me tenían preparada una pequeña fiesta, estaban mis familiares. Todo estuvo lleno de abrazos, felicitaciones y unos cuantos abrazos.
Mientras esperaba la comida sentada, tomé mi celular y subí una foto donde me encontraba con la toga, el birrete y un ramo de flores. En la descripción de la foto escribí "Otra etapa. Un logro. Otra aventura". Guardé mi celular y me dispuse a pasar y divertirme con mi familia. Luego de unas horas llegaron mis amigos. Bailamos, comimos, tomamos y hablamos. La pasamos bien, ya eran las 3 de la mañana y casi todos estaban caídos de la borracheras tan hija de perra que tenían. No lo negaré, yo estaba mirando borroso, riendo por todo y balbuceando. Pero aun así seguía bailando con los que quedaban de pie.
En ese momento agradecí todo, y entendí que yo sola puedo lograr lo que me proponga, que todo es de esfuerzo y dedicación.
Para las 5 de la mañana ninguno aguantó y nos quedamos dormidos donde quedamos. Casi todos estábamos encima del otro durmiendo, una gran vergüenza, pero una gran anécdota para el futuro.
*11 de la mañana*
Ya estaba despierta y con dolor de cabeza, todos ya se habían ido para sus casas. Fui hasta la cocina para tomar algo, de paso aproveché para tomar mi celular y mirar la foto que había subido el día anterior, ya tenía varios likes y comentarios de amigos y hasta desconocidos felicitándome, lo que hice fue agradecer a todos, luego de ello, comencé a mirar los mensajes.
Mi estomago comenzó a revolverse y mi corazón brincaba, era un mensaje que nunca esperé. En ese momento, cuando iba a responder mi estomago me engañó y me mandó al baño. Dejando con el mensaje abierto y sin responder
— Felicitaciones Emma.— Decía aquel mensaje que no esperaba.
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¿Y SI PRIMERO ESTOY YO?
Non-FictionCuando eres pequeña solo piensas en jugar y pasarla bien, tus únicas preocupaciones son: no caerte y hacer que tu mamá se enoje y busque a su fiel amiga "la chancla". Ese era nuestro único temor. Cuando empezamos la adolescencia ya las preocupacion...