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Apenas hay tráfico cuando salgo de Vancouver Washington,en dirección a la interestatal 5. Es temprano y no tengo que estar en Seattle hasta las dos del mediodía. Por suerte, Charly me a dejado su Mercedes CLK. No tengo nada claro que pudiera llegar a tiempo con Wanda, mí viejo Volkswagen escarabajo. Conducir el Mercedes es muy agradable. Piso con fuerza el acelerador, y los kilómetros pasan volando.

Me dirijo a la sede principal de la multinacional del señor schnapp,Un enorme edificio de veinte platas, una fantasía  arquitectónica, todo el vidrio y acero, y con las palabras SCHNAPP HOUSE en un discreto tono metálico en las puertas acristaladas de la entrada. Son las dos menos cuarto cuando llego. Entro en el inmenso ( francamente intimidante )  vestíbulo de vidrio, acero y piedras blancas, muy aliviada por no haber llegado tarde.

Desde el otro lado de un sólido mostrador de piedra me sonríe amablemente una chica castaña, atractiva y muy arreglada. Lleva la americana gris oscura y la falda más elegante  que he visto jamás. Está impecable.

–vengo a ver al señor schnapp. _____  ______, de parte de Charly Smith–

– discúlpenme un momento, señorita ______ – me dice alzando las cejas.

Espero tímidamente frente a ella. Empiezo a pensar que debería haberme puesto una americana de vestir de Charly en lugar de mí chaqueta azul Marino. He hecho un esfuerzo y me he puesto la única falda que tengo, mis comodas botas marrones hasta las rodillas y un Jersey azul. Para mi ya es ir elegante. Me pasó por detrás de la oreja un mechón de pelo que se me ha soltado de la coleta fingiendo no sentirme intimidada.

–si, tiene una cita con la señorita ______ . Firme aquí, porfavor, señorita ____. El último ascensor de la derecha, planta 20–

Me sonríe amablemente, sin duda divertida, mientras firmo.

Me da un pase de seguridad que tiene impresa la palabra VISITANTE. No puedo evitar sonreí. Es obvio que estoy de visita. Desentonó  completamente. No pasa nada, suspiro para mis adentros. Le doy gracias y me dirijo hacía los ascensores, más allá de los vigilantes, ambos mucho más elegantes que yo con su traje de corte perfecto.

El ascensor me traslada a la planta 20 a una velocidad de vértigo. Las puertas se abren y salgo a otro gran vestíbulo, también de vidrio, acero y piedras blancas. Me acerco a otro mostrador de piedra y me saluda otra chica pelirroja vestida impecablemente de blanco y negro.

–señorita _____,¿Puede esperar aquí porfavor?–me pregunta señalándome una zona de asientos de piel de color blanco

Detrás de los asientos de piel hay una gran sala de reuniones con las paredes de vidrio, una mesa de madera oscura, también grande, y al
Menos veinte sillas a juego. Más allá. Un ventanal desde el suelo hasta el techo que ofrece una vista de Seattle hacia sound. La vista es tan impactante que me quedo momentáneamente paralizada.

Me siento, saco las preguntas del bolso y les echo un vistazo maldiciendo por dentro a Charly  por no haberme pasado una breve biografía. No sé nada del hombre que voy a entrevistar. Podría tener tanto 90 años como 30. La inseguridad me mortifica y, como estoy nerviosa. No paro de moverme. Nunca me he sentido cómoda en las entrevistas cara a cara. Prefiero el anonimato de una charla en grupo en la que puedo  sentarme al fondo de la sala y pasar inadvertida. Para ser sincera, lo que me gusta es estar sola, acurrucada en una silla de la biblioteca del campus universitario leyendo una buena novela inglesa, y no removiendome en el sillón de un enorme edificio de vidrio y piedras.

Suspiró, controlate, ______. A juzgar por el edificio, demasiado eseptico y moderno, supongo que schnapp tendrá unos 40 años. Una tipo que se mantiene en forma, bronceado y rubio, a juego con el resto del personal.

De una gran puerta a la derecha sale otra chica pelirroja, linda elegante impecablemente vestida. ¿Donde sale tanta lindos inmaculados? Parece que la fabriquen en serie. Respiro info y me levanto.

–¿señorita _____?– me pregunta la última  pelirroja

–si– contesto con vos ronca y carraspeo–si– repito. Esta vez con un tono más seguro

–el señor schnapp la recibira enseguida.¿Quiere darme la chaqueta?–

– si gracias –  le contestó intentando con torpeza quitarme la chaqueta

–¿le han ofrecido algo de beber?–

–pues... no–

Vaya, ¿estaré metiendo en problema a la chica pelirroja número uno?

La chica pelirroja número uno frunce el ceño y lanza una mirada a la chica de mostrador.

–¿Quiere un té, café, agua?– me pregunta volviendo hacia mi

–un vaso de agua, gracias –le contestó en un murmullo

–sadie, traele a la señorita ____ un vaso de agua, porfavor – dice en tono serio

Sadie  sale corriendo de inmediato y desaparece detrás de una puerta al otro lado del vestíbulo.

– le ruego que me disculpé, señorita _____. Sadie es nuestra nueva empleada en prácticas. Porfavor, siéntese. El señor schnapp la atenderá en cinco minutos –    

Sadie vuelve con un vaso de agua muy fría.

–aqui tiene, señorita _____ –

–gracias –

La pelirroja número dos se dirige al enorme mostrador. Sus tacones resuenan en el suelo de piedra. Se sienta y ambas siguen trabajando.

CHAU 💕

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Tengo las nuevas historias muy pronto ya estará listas para que la puedan ver

my Amo (Noah Schnapp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora