CAPITULO 10 -
Nunca seremos dos personas conociéndose.Por suerte, gran parte de los estudiantes se encuentran en clases y no tenemos tantas miradas intrusas durante el camino de regreso.
-¿Necesitas algo antes de irnos? – Yo niego, aun algo aturdida por lo ocurrido. Ninguna de las dos supo cómo seguir luego de mi respuesta. Quedamos varios minutos en silencio, un silencio que se extendió hasta que una secretaria entró y nos encontró sentadas en el suelo. Lena se disculpó por ambas y me pregunto, aun con aquella fragilidad en sus ojos, si quería acompañarla a "Villa Italia", un restaurante a dos cuadras fuera del campus. Después de todo, no alcancé a desayunar y ya casi es hora de almuerzo.
¡No es como si necesites razones para estar más tiempo con Lena! – Me recuerda mi mente.
Estamos caminando hacía la salida por Botanic Avenue cuando noto, cerca del último estacionamiento, a Fiona bajando de un LandRover negro con ventanas polarizadas y llantas levantadas. Se ve inquieta y nerviosa cuando recibe otra de esas cajitas que siempre está sacando de su cartera. Lena también está observando el intercambio. Trato de ver quién se encuentra en el interior del auto, pero los vidrios polarizados me lo impiden. Lena evita la escena y sigue caminando. En cuanto a mí, no estoy dispuesta a dejarlo pasar. La alcanzo y llamo su atención.
-¿Conoces a Fiona Campbell? – no logro evitar el tono de disgusto en mi voz. Creo ella también lo nota. Los gestos en su rostro son como los de un niño recuperando su juguete favorito.
-¿Estás celosa? –pregunta ladeando la cabeza. Lena parece disfrutar mi nerviosismo y lo aprovecha para desviar mi atención de la acto que recién hemos presenciado en el estacionamiento.
-¿La conoces o no? – decido contraatacar.
Hemos ya salido del Campus por la Avenida B23. Lena camina rápido, con agilidad, pero sin perder su acostumbrada elegancia.
-Quizás de alguna fiesta –dice de forma distraída al detenernos en un semáforo. Pero esas palabras son suficientes para crear miles de imágenes en mi mente de ambas bailando, una pegada a la otra, moviéndose juntas. ¡Odio esas imágenes!
-No tiene importancia para mí.– dice al darse cuenta de mi malestar emocional. Vuelve a ladear la cabeza, como pensando en algo y su expresión tranquila cambia.– A menos que tenga importancia para ti – agrega con voz ronca.
-¿Fiona? ¿Yo? No, claro que no. –respondo en un balbuceo vergonzoso. -No es mi tipo. –me apresuro a decir.
-¿Cuál es tú tipo? –pregunta coqueta. ¿Qué le respondo? ¿Cuál es mi tipo?
-Tranquila.
-Estoy tranquila –le respondo tratando de sonar lo más convincente posible. Ella me observa de reojo y es clara la respuesta real.
-Es mejor si te mantienes alejada de ella.
Fiona me pide que me aleje de Lena y ella me pide que me aleje de Fiona. ¿Qué sucedió entre ellas? Quiero insistir, pero ya hemos llegado al restaurante. Lena abre la puerta y me deja pasar antes que ella.
El interior tiene enredaderas de uvas en el techo, cuadros de villas italianas colgados, manteles de cuadros rojos y blancos. Todo es de madera, elegante y espacioso.
-Señorita Valachi – la saluda con amabilidad y respeto la anfitriona. Nos guía hacía un piso inferior y luego hacía una mesa apartada. Antes de sentarnos, una chica de unos quince años se nos acerca, y pide, con una gigante sonrisa, un autógrafo a Lena. Le escribe una tierna dedicatoria en una servilleta y la firma con una flor. La chica se va feliz. La anfitriona nos presenta a nuestro mesero y Lena pide dos limonadas.
-¿Te puedo preguntar algo? –dice con tono juguetón cuando ya estamos solas. –No te preocupes, no tengo una lista de preguntas. –añade conteniendo una risa burlona. La miro con reproche. No es justo que se burle por mi curiosidad. ¡Es por completo legítima!
-El chico que estaba contigo en el casino, ¿Es tu novio? –no puedo evitar sentirme satisfecha con su pregunta.
-¿Estas celosa? – repito de forma exacta las palabras que ella uso. Lena suelta una risa.
-¿Celosa? ¿De ese niño?
-Es de mi curso, tiene mi edad – la sonrisa de Lena desaparece al instante. – La misma edad que tiene Fiona – agrego para ver su reacción, y tal como lo esperaba, ella hace una mueca ante mi comentario. ¿Qué mierda sucede entre ellas? No puedo evitar sentirme violenta con la idea.
-¿Es entonces tu novio? -vuelve a insistir.
¿Cómo puede pensar que tengo novio luego de todo lo sucedido? ¿Qué clase de mujer cree que soy? O quizás...son estas las típicas preguntas que dos personas se hacen al conocerse y estar en una ¿cita? Lo medito un momento. Lena me ha invitado a almorzar a un restaurante elegante e italiano -como ella-. Sí. Parece una cita. La idea me encanta.
-Gustavo no es mi novio. Yo no tengo novio.
Nuestras limonadas llegan, regalándonos unos momentos de suspenso.
-¿Y novia? – Lena me observa durante cuatro segundos. Los he contado, y son suficientes para elevar mi estómago. El pensamiento de tener novia no me desagrada, me inquieta un poco, pero no me desagrada. Ahora, cuando pienso en la reacción de mi padre, el sentimiento cambia al instante. Para él, sería mucho peor que un desagrado, repugnante incluso. Niego con la cabeza a su pregunta.
- ¿Tú? ¿Estás con alguien? -Prefiero dejar abierto el género.
-No. Nunca– responde enfatizando en "nunca" y sé que es cierto. Cuando investigué sobre ella en internet, jamás salía en una foto con la misma mujer dos veces, y en ningún sitio se le relacionaba con una pareja.
- ¿Por qué no?
- ¿No recuerdas lo que tu amiga dijo sobre mí? – no es necesario mucho esfuerzo para recordar las palabras de Fiona.
"Veo que sigues siendo la misma perra de siempre Llena"
-Sí, lo recuerdo. Fiona dijo que eres... mmm... eres...
-Una perra – termina ella por mí. –Exactamente por eso no tengo relaciones. –me observa y sus largas pestañas se cierran por un segundo. -Termino dañándolas. –agrega al abrir los ojos con una profunda tristeza.
-Las personas dicen muchas cosas cuando están heridas.
Pienso un momento en mis palabras, y la verdad en ellas. Las personas hacen muchas cosas ante el miedo, la rabia, la soledad. La idea hace que recuerde de inmediato a mi madre, de su... de...
¡Tranquila!
¡Respira!
Suelto el aire y logro con éxito manejar mi frustración sin que ella lo note.
No quiero ni pensar en Lena presenciando un ataque de pánico a causa del pasado.
El resto del almuerzo transcurre, en lo que Lena dijo que no tenía: una lista de preguntas. Ninguna comprometedora con sus negocios y tampoco con mi pasado.
- ¿Cómo iniciaste el Laboratorio? – intervengo luego que contara cómo le fue en su reunión con mi Rector. No parece reticente a contestar.
-Partí siendo una inversionista durante la Universidad, invirtiendo en la fabricación de fármacos de primera necesidad –su tono aun es calmado, pero noto que escoge con cuidado cada una de sus palabras antes de hablar –Pero cuando me titulé, ya tenía el dinero suficiente para comprar el resto de las acciones y dirigir la investigación al desarrollo de un tratamiento paliativo durante el proceso de desintoxicación de drogas.
- ¿Todo con el modelaje? –le pregunto escéptica.
¡Cuidado, Emma!
-No –responde apretando una servilleta.
- ¿Tu padre?
¡Lo cagaste!
-Mi padre tiene su vida, yo tengo la mía. –responde distante. –El resto del dinero lo heredé de mi madre –agrega en tono bajo. De forma rápida se recompone. -Emma, no te culpo. Es fácil juzgarme cuando tienes a Lex Valachi de familia, y más aun sabiendo sobre mis negocios con tu padre y tío.
Y volvemos al problema. Ella se da cuenta y arroja disgustada la servilleta sobre la mesa. Deja caer su espalda sobre la silla. Parece derrotada.
-Admito que en un principio sí lo hice. -le confieso. -Las imágenes, los reportajes, verte en mi casa. Necesitaba saber más. Pero Lena, somos mucho más que nuestros padres, mucho más que nuestras familias. Somos dos personas conociéndose. Sus gustos, sus miedos. Nuestras personalidades.
Ella se queda en silencio unos minutos pensando en mi respuesta. Sonríe de forma genuina y algo en mi interior se vuelve a reconstruir. En ocasiones, siento un miedo atroz por la intensidad y rapidez con que Lena ha logrado interceder en mis reacciones, en mis emociones. Pero luego recuerdo la otra opción: No sentir nada. Nada en absoluto.
Dolor -Me recuerda la voz.
El teléfono de Lena vibra sobre la mesa al recibir un mensaje. Es una foto, y sin importar que yo lo vea -igual mis talentos de espía lo iban a conseguir- abre el archivo. Es una imagen de ambas que parece estar tomada desde una esquina del restaurante hace pocos minutos. Sobre mi cabeza hay un texto en letras rojas: "La mía, por la tuya" y luego una cruz gigante en mi rostro. Lena se levanta, pasa tres mesas y se apoya en un ventanal. La sigo y diviso el mismo LandRover que estuvo estacionado en mi Universidad. El mismo que le entregó la cajita a Fiona. Un hombre rubio, vestido de negro con un Jockey entra en el asiento del piloto. El auto acelera y se pierde en una intersección. ¿Quién es ese hombre? ¿Qué quiere de nosotras?
- ¿Qué está sucediendo Lena? – mis uñas pelean por hundirse en mis palmas.
-Aún no lo sé. Pero lo averiguaré –responde en tono bajo. Se da la vuelta y toma mi rostro entre sus manos. -No quiero que te preocupes Emma.
Sé que quiere disminuir la gravedad de lo que recién ha ocurrido para calmarme, pero no lo consigue. Un simple "no te preocupes" no elimina las fotos, el claro acoso, las dudas.
-Lena, ¡es el mismo auto que estuvo en mi Universidad! y es obvio que él te envió esas fotos.
-Lo sé. -suelta mi rostro y camina de regreso a nuestra mesa. Nunca pierde la compostura, pero, aun así, no logra que las personas a nuestro alrededor dejen de notar que algo ha sucedido. -¿Te importa si vamos al Estudio de Alex?.-su solicitud me desorienta.
- ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver Alex? -No entiendo nada y ¡cómo puede estar tan tranquila!
-Si es quién creo, Alex debe saber más información que yo. -Lena termina de ordenar sus cosas y me entrega las mías. -Puedo antes dejarte en tu casa, pero imagino que no lo vas a acepar. -dice con tono altivo. Yo niego con la cabeza algo molesta por lo predecible que soy.
Y así, sin avisarle al mesero de nuestra salida, y haciendo un simple gesto a la anfitriona, nos retiramos del local sin siquiera pagar la cuenta. Lena camina apresurada de regreso al campus, pero cada pocos metros, se asegura que la esté siguiendo. Cuando mi ritmo no es suficiente para ella, toma mi mano y me guía hasta su auto. En silencio, prende el motor, toma el mando de la caja de cambios, retrocede y sale del estacionamiento por la Avenida A24 hacía Corn Market, donde está el Estudio de Alex.
Un solo pensamiento inunda mi mente.
Nunca seremos dos personas conociéndose.
![](https://img.wattpad.com/cover/213964747-288-k133642.jpg)
ESTÁS LEYENDO
TRAS LAS HUELLAS DE SU NOMBRE - (Girl x Girl)
Fiksi Umum[Disponible en Amazon] Contenido Adulto [+18] Representaciones gráficas de violencia, uso de sustancias y autolesiones. En "Las Huellas de su nombre", te sumergirás en una intrigante trama donde Emma Farrell, una estudiante de psicología de 20 años...