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Ella era un espíritu libre en búsqueda de la experiencia máxima de la vida. A veces pensaba que era incapaz de sentir. Palpaba las cosas, impregnándolas con su energía y llegaba solo a destruir, no importaba aqué. Se sentía una amenaza, un desastre, un estorbo. Procuraba ayudar, pero sentía que no lo hacía. Discutía consigo misma, deseando que de su boca no se escaparan las crudas realidades, que sus pies no pisaran tierra roja, que sus ojos no buscasen el peligro. Pero no podía evitarlo. Lo quería y no entendía por qué no podía tenerlo. Parecía que para sentirlo tenía que sacrificarlo todo. Era injusto. Era ilógico.
Por más que buscaba en su mente no entendía por qué era tan difícil
experimentar el amor.

》...《 (Tres puntos suspensivos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora