Las calles de California siempre están atestadas de gente al mediodía, el último lugar donde me gustaría estar ahorita sería en el tráfico, recuerdo que hace una semana discutí con una anciana por que no movía su auto cuando el semáforo ya había cambiado a verde. Es una de esas cosas que no me molestan recordar, todo termino bien, ella y yo ahora somos muy amigas, la visito todos los miércoles y hablamos de todo lo ocurrido en la semana mientras tomamos mucho café y yo me encuentro en disputa con unas agujas cuando ella impaciente me enseña a bordar. En cierto modo, me identifico con ella, o, con su alma.
Suspiro y sigo andando, tomándome mi tiempo, en realidad no quiero llegar a mi destino, pero se lo prometí a papá.
Volteo a ver al otro lado de la calle, estaba una niña jugando con sus muñecas sentada en la acera, junto con lo que parecía ser una taza blanca repleta de unos líquidos de colores en su interior; la niña llamó mi atención, sus rasgos asiáticos la hacen destacar más, tiene un hermoso cabello negro largo que se podría comparar con el lino.
No se en que momento noto mi existencia, me percaté que me observaba fijamente y yo le sostuve la mirada... sonrió, cojio entre sus manos a la muñeca que posaba en la acera, tomando el brazo de ella empezó a moverlo, haciendo cuenta y caso que en realidad la muñeca me saludaba.
Reí y le devolvi el saludo, cuando disponía a irme, escuche una dulce voz decir.-!¿Me ayudas?!
Nuevamente me detengo, observo a la niña un poco confundida, y ella con un ademán de manos me indica que fuera hacia su dirección.
-Hola-dije
-Soy Nahomi- se presenta con una amplia sonrisa- y ella... es Massie
-Mucho gusto Naomi- la pequeña me observaba como si yo hubiera olvidado algo, y en efecto, lo hacía- Y mucho gusto, Mass.
Sonriente, saca una pequeña caja detrás de su espalda- Mira, quiero que me ayudes- visualize su interior y solamente eran pinturas- He combinado todas y no funciona.
-Curiosa, pregunto- ¿Qué se supone que tiene que pasar?
-Es una pócima- me enseña orgullosa la taza con pintura en su interior- Ya hice todo lo necesario...
-¿Qué hiciste?-pregunto y ella suspira, comienza a enumerar
-Una taza.-empieza- tenia que conseguir líquidos mágicos y estos son,¿verdad?- automáticamente asentí.- Pues los mezcle, entre más,mejor.También, tome perfumes de mi madre para darle su "toque"- enfatiza con comillas en el aire.
-Que lista eres, pequeña Naomi- me da una sonrisa alegre y asiente fuertemente- Pero esta poción, ¿Qué hace?
De repente, entristecio, Massie, a quien tenía a su lado sentada en la acera de la calle, pasó a estar apretada fuertemente en su pecho.
-Quería que Massie fuera una niña como yo.
Si lo ves como algo simple, pensaras que es solo una de esas travesuras que todos, a esa edad, realizamos. Pero no. No creo que sea tan simple.
-Naomi, ¿Dónde están tus padres?.- pregunto con suma curiosidad.
-Mamá esta con esas personas que visten siempre igual y Papá...-Observó intrigada a la muñeca- Massie, ¿Dónde está papá?
-Ven, te llevare a casa- incorporándose, toma a la muñeca en brazos y sus pequeños artilugios de magia.
-Vivo aquí en frente, manzana
-Dandole poca importancia a la forma en que me llamo, prosegui a despedirme- Tengo que irme, ya voy tarde...
-¿Te vas?- su semblante cambia, y me atrevo a decir que la pequeña está triste.
Quiero quedarme un rato más, pero no puedo seguirle haciendo eso a papá, se lo prometí desde hace una semana y estaba feliz de que lo retomara otra vez, pero...
-Sabes, vivo cerca de aquí- veo el reloj que llevo en mi muñeca izquierda, y en efecto, voy tarde- Podría venir a visítarte y terminar la posición juntas-agregue- ¿Qué te parece?
-¿Es una promesa?- pregunta inmediatamente
-Es una promesa-respondí- Pero ahora tengo que irme, nos vemos-asintió-, creo que deberías entrar a casa, y no le pidas a otra persona que te ayude con la pócima.
Naomi empezó a reír y corrió torpemente hasta la puerta de su casa, no sin antes darme un abrazo como despedida.
Me dispongo a seguir con mi camino y esta vez sin distracciones, seguro él ya se encuentra ahí y piensa que no llegaré. Le debo una explicación, o varias. Papá me dejara loca con tantas preguntas.
-¡Adios manzana!-
Volteo y era la pequeña despidiéndome, le devuelvo el saludo y sigo la travesía. Tengo que correr, no, volar, para poder llegar a tiempo. Optó por la primera, aunque, es curioso, la idea de volar me hace pensar en aviones y barquitos de papel cubiertos de cera... Vaya imaginación.
Corriendo calle abajo, no puedo pensar en lo sucedido hace rato, y tampoco quiero pensar en lo que pasará ahora. Sorpresas, quiero sorpresas.
Mi celular empieza a vibrar y desaceleró el paso, reviso mis bolsillos hasta dar con el aparato.
-Hola-digo- después de una larga espera al otro lado de la línea, escuchó una voz peculiarmente familiar.
-Marissa, ¿Eres tú?-.¡Oh, gran singularidad! Siempre logras sorprenderme. Amén.
Hola! Espero que el contenido de la historia sea de tu agrado, muchas gracias por leer y espero sigan conmigo durante el desarrollo y conclusión de la historia.
✨💛-moon.
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Relatos al Viento.
Teen FictionNunca entenderé la capacidad que tienen algunas personas al carecer de empatía.