Sección IX: El Héroe De Inglaterra.

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11:55 am. Momento del disparo de Solus. (Domo de entrenamiento)

Nunca antes el escudo de Fray habia resistido tanto, nunca se había visto tan radiante como en este momento donde cientos de compañeros dependían de el, pues de haber permitido qué el Espantapájaros escapara, justo ahora, todos sus amigos serian asesinados sin piedad alguna.

El fue quien desde el principio ideó todo, dirigió los planes e ideó el sistema de escape. Por momentos el pensaba que este plan era simplemente guiar a todos a una muerte dolorosa.

Pero Fray mismo sabia que como persona, era indulgente y permisivo, qué no podría soportar ver a sus amigos muertos.

Por eso nunca dijo nada, nunca dijo lo que en realidad pensaba, nunca dijo que enserio quería volver a ver a su familia, nunca dijo que sabia que no podrían salir de la isla sin qué hubieran muertos o heridos, pero el prefería qué esas bajas recayeran en el. Justo como en este momento.

Su escudo tampoco había estado tan pesado antes, pues no solo contenía al enemigo, también soportaba el peso de la vida de sus compañeros, el peso del futuro qué ellos crearían y el peso del cambio en el mundo.

Ahora, la oportunidad de ver a su familia una vez más se esfumaba y aunque dolía, sabia que estaba haciendo algo de gran valor para el nuevo mundo.

Fray se encontró forcejeando por varios minutos contra el desfigurado enemigo, apenas podía mantener sus pies firmes y el escudo estable. Pero su voluntad era más fuere qué el rugido del demonio.

Su mente se empezó a nublar debido al dolor, todo su cuerpo se sintió más ligero, su mente empezó a quedar en blanco. Involuntariamente, su vista se elevó hacia el techo abierto del domo, donde una gran estrella parecía bajar del cielo, la incandescente bola de colores cálidos danzantes, era enorme, y quemaba todo a su paso sin necesidad de tocarlo. El tiempo se hizo lento, el sonido desapareció, era como si  un pequeño sol hubiera bajado a bendecir la tierra.

La mente de Fray reaccionó por un solo segundo, solo para recitar sus últimas palabras.

— Paz. Eso es todo.

11:55 am

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11:55 am. Momento del disparo de Solus. (Puente a Busan).

El viento llevó el sonido de un motor siendo explotado más allá de sus capacidades originales, viendo al horizonte cercano, Aimer se fijó en un autobús derrapando sobre el puente levadizo.

—¡Muévanlo! Están aquí — dijo entre suspiros.

Quienes habían peleado contra el demonio guardián dieron un salto al barco, que estaba empezando a arrancar.

—¡Alejense lo más posible de la orilla! — Ordenó Aimer hacia la cabina de mando, mientras el navío era forzado a ir más allá de su propia velocidad, volviéndose inestable y turbulento.

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