Capítulo 29

159 10 2
                                    

"Hola de nuevo, Mc Donalds"

Me miré al espejo por última vez. No lo podía creer.

Me alisé el uniforme, el pantalón gris, la chomba manga corta roja con una "M" en el pecho. Ya estaba comenzando a hacer calor. Agradecí mis zapatillas negras que podían hacer que el maldito uniforme se viera un poco mejor.

Cogí mi bolso junto con algo de ropa, mi billetera y mi celular. Lo indispensable. Me despedí de mis padres, pero antes de que pudiera irme, mi papá ya me estaba reteniendo.

—Hija, sabes que no tienes por qué hacerlo. Te dije que podré pagarte todo —sonreí conmovida.

Según él, estaba orgulloso de las vías que estaba tomando mi vida y yo tampoco podía quejarme. Mi primer viaje, Oxford y una vida por delante.

Estaba orgullosa, agradecida y emocionada.

—Quiero hacer esto por mi cuenta, papá. Tú y mamá podrían tomarse unas vacaciones también.

Antes de que pudiera tratar de convencerme de nuevo, me fui de casa.

Preferí caminar, como dije antes, el tiempo de Londres estaba cambiando para bien y el verano ya se estaba acercando. Aunque fuese lluvioso y húmedo, me sentía a gusto en esta ciudad.

En treinta minutos estaba parada frente al local de comida rápida que sería mi vía para mis primeras vacaciones.

—¿Sommer Clarkson? —asentí cuando me presenté en los cambiadores.

Era un chico más bien de veinticinco años. No lo había visto nunca antes por aquí, así que supuse que era nuevo. Sin embargo, no tenía el uniforme que ocupábamos los demás aquí. Mi puesto era en la caja, así que no tenía asignado delantal.

Cuando quise volver, me sorprendió que no me hayan reprochado por irme de la noche a la mañana. Pero cuando el chico se presentó, me cayó la ficha.

—Soy George Kavinsky —estiró su brazo para darme un apretón de mano—, nuevo gerente de la cadena aquí en Londres. Tengo entendido que has estado trabajando aquí antes.

—Sí —le confirmo—, ¿qué pasó con el gerente anterior? —pregunté curiosa. Ese señor sí que era genial.

—Lo trasladaron por problemas... con otra empleada.

Extraño.

—Entonces veo que ya tienes experiencia, serás la empleada del mes supongo —sonrió y casi me paralicé.

Fue una de las sonrisas más lindas que había visto en toda mi vida, y tuve que contenerme para no derretirme en ese mismo momento, frente a él.

—No puedo prometer nada —le devolví la sonrisa.

Me di la vuelta para guardar mis cosas en el casillero y cuando estaba dispuesta a preguntarle algo, me di cuenta que ya no estaba más allí. Alcé las cejas sin preocuparme y me fui a hacerle el relevo al de la caja que tenía asignada.

—Sergio —se presentó el chico.

¿Sergio? ¿Qué clase de nombre era ese? Eso lo hacía ver treinta años más viejo, ¿de dónde era el maldito? ¿De México?

—Sommer —le dije y tomé su puesto sin intención de seguir la conversación.

No necesitaba más chicos en mi vida, al menos por un tiempo.

Las horas se pasaban más rápidas que nunca, ya me había olvidado lo que era trabajar. Como se acercaba el verano y los días un poco más cálidos, estos locales usualmente estaban abarrotados de gente, así que me mantenía completamente ocupada sin la posibilidad de pensar en mucho.

Me enamoré del Niño Rico | editandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora