El conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual, definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias. Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene.
¿Qué es lo que reside en el...
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Pedido de misalosser. Temática mensual de abril de Color_Club: prompts. Pareja: Oikawa x OC (Zenn), IwaOi (Iwaizumi x Oikawa). AU: Mundos paralelos.
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Como todos los días tras finalizar su jornada escolar en la Academia Kitagawa Daiichi, Oikawa Tooru esperó en las taquillas a que Tomaranai Zenn bajase del aula del curso 3-A. Aquellos momentos eran de los mejores porque aunaban dos de sus mayores pasiones: su novia y el vóleibol. Ella siempre lo acompañaba hasta el pabellón y, cuando no tenía cosas que hacer, incluso se quedaba y lo veía jugar. Esas ocasiones siempre eran las mejores, porque el ego inflado de Oikawa lo instaba a realizar las jugadas más impresionantes y convencerla —todavía más— de que no había mejor pareja de deportistas que ellos, aunque fuese en diferentes deportes.
Pero aquella tarde, por mucho que él la hubiese esperado, no apareció. Quizá el día anterior se había lesionado en el partido de octavos de final de béisbol y él no se había dado cuenta ya que no había visto el partido completo por quedarse dormido. Aún se sentía culpable por ello, pero se disculparía con Zenn y se lo compensaría. De todas formas, le parecía extraño que no se lo hubiese comentado por mensaje en ningún momento...
—Tal vez se ha quedado dormida por el esfuerzo... —murmuró para sí mismo en medio de una academia ya completamente vacía. Después de esperar tanto en vano, avanzó hacia el pabellón de su cancha; ya estaba llegando demasiado tarde.
"O tal vez te odia porque piensa que le has dado plantón y que la engañas con otras", respondió su propia cabeza. A Oikawa se le erizó la piel al recordar aquella pesadilla tan terrible que había tenido en clase; todo era culpa suya por quedarse dormido en mitad de una explicación.
Tras apartar aquel pensamiento tenebroso, se decidió a llamarla. Recordaba su número de memoria, así que ni siquiera necesitó buscar su nombre en los contactos. Colocó la pantalla sobre su oreja mientras esperaba.
Hacía un día fantástico, con la luz impactando en su tembloroso rostro y el trinar de los pájaros rellenando los silencios expectantes entre tono y tono y patadas a alguna piedra del camino.
