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Pedido de elizxblink

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Pedido de elizxblink.

Inspirado en la canción Teen Idle, de Marina.

AU Universitario.

El cerebro de un adolescente es una caja de cerillas y, por desgracia, yo me hundía en un lago de gasolina en aquellos tiempos

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El cerebro de un adolescente es una caja de cerillas y, por desgracia, yo me hundía en un lago de gasolina en aquellos tiempos. Sentía el peso de un líquido demasiado denso para ser aire sobre mis dedos, me deslizaba por mi propia mente en busca de un peligro que resultaba que era yo mismo.

La identidad: esa basura que solo existe si no la buscas...

Lamentablemente, no lo comprendí hasta que fue demasiado tarde y ya había ardido cada pedazo de mi alma.

Como todo joven, traté de ser diferente, especial o, por lo menos, alguien con la mira puesta en un futuro extraordinario. Y aquello no implicaba necesariamente estudiar más de la cuenta, leer muchos libros o escuchar un estilo de música que no coincidía con el de mis conocidos.

Ser diferente implicaba dejar de lado todas las similitudes con las personas que me rodeaban.

Lo intenté con todas mis fuerzas. Y lo cumplí.

Con dieciséis añitos ya tenía claro mi posicionamiento político, mi orientación, mis objetivos en la vida y todo aquello que debía hacer para conseguirlo. Dejé de lado los intereses banales, como el volleyball o el club de ajedrez; no volví a salir de fiesta; aumenté mis horas en la academia de inglés; comencé a militar en una organización estudiantil...

El murmullo del líquido comenzó a hacerme fluir por el río de mis pensamientos tras tirar la primera piedra.

Hice todo lo que podía y más, pero nunca me pareció suficiente. Por mucho que gritase al mundo mi identidad, nadie estaba para escuchar. Al fin y al cabo, ¿aquella no era una forma de marcar distancia con el mundo? El chasquido de unas piedras contra otras no se pudo escuchar por la amortiguación de la gasolina.

Ser un luchador, un revolucionario, un ambicioso monstruo obsesionado con el trabajo no era lo que nadie esperaba de un joven de dieciséis años y con toda la vida por delante para poder amargársela. De joven creí que se debía a que nos menospreciaban -que no deja de ser cierto; los más jóvenes, indefensos y recientemente educados en sociedad son los que cargan con el peso de las desgracias de la humanidad-, pero solo era la certeza de que el mundo jamás dejaba de avanzar, atropellar y arrastrar a los incautos a su cauce natural.

Color Club: Mint; Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora