CAPITULO VIII: LA TRANSFORMACIÓN

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Mi Tío se sorprendió muchísimo de vernos ahí pero no le pareció una sorpresa desagradable, ni a él ni a Doña Estela, su esposa, quién de inmediato nos invitó a la casa y a sentirnos cómodas ahí. También invitó a José y a Don Esteban, pero ellos decidieron que tenían que ir a instalarse y luego, en otra ocasión sin duda irían de visita.

Mi Tía Rosa estaba muy contenta ahí con mi Tío Pedro, le contó que mi Papá había tomado la decisión de mandarme a mí a Guadalajara junto a la Familia Medina porque ellos son buenos amigos y gente de mucha confianza de la familia. Aparte mi salud no había sido de lo más óptima y en donde estaban era improbable que pudieran atenderme de tener alguna crisis respiratoria. Por otro lado yo estaba dedicada al estudio y era buena Maestra, así que no sería un problema para ellos, sino una compañía.

Le entregó la carta y le dio el dinero, dinero que rechazó mi Tío y dijo que era para sus gastos personales, que nosotras éramos familia y nos sintiéramos en casa. De hecho toda la familia estábamos invitada a ahí, que ellos al no tener familia se aburrían mucho en las tardes sin tener con quién convivir.

–Es que Rosalba estaba embarazada–contó mi Tía– y su esposo iba a ir por ella a llevársela a Vallarta, y se quedó esperando Nacho que llegara para llevarlo al Rancho para que se fueran con cuidado. Allá hay mucho movimiento, han prohibido ir al templo y esas cosas, y hay mucha gente inconforme segura que viene el fin del mundo luego de esto. Pero ya conoces a Nacho, el aunque si es religioso y tiene mucho fervor no le gusta meterse en problemas, así que mejor se llevo a su familia con su suegra en donde seguramente estarán bien y en paz.

A la mejor Maricarmen también habría venido pero la muy vaquetona se largó con el novio a sabe donde antes de venirnos a Guadalajara, el cual no era el plan inicial, pero como Chabelita es muy amiga de José Medina, y su familia venía para Guadalajara, la invitó a venir. Pero como se iba a ver muy mal que una Señorita se fuera con un hombre grande, aunque fuera con su familia, Nacho me pidió viniera con ella y nos quedáramos aquí con ustedes, solo hasta que las cosas se calmen allá en Talpa un poco.

–Cuanto tiempo gusten–dijo mi Tío que era un hombre muy educado–ya saben que aquí son bienvenidas siempre. Me da tristeza saber que Maricarmen se fue así ¡que deshonrosa forma de comportarse! Pobre Nacho, debe estar muy triste con eso.

–Pues sí, pero de leguas se le ve el anca al sapo, así que no había mucho que esperar. Ella seguía mucho a Rosalba y como esta se casó hace poco con un rico de Ameca, pues esta no quiso quedarse atrás y se consiguió ese novio, que–se sonrojó mi tía–la verdad yo ayudaba para que se vieran... yo no pesaba que iba a pasar lo que pasó, pero bueno ya, yo no le dije que se fuera con ese muchacho.

– ¿por qué no me sorprende eso de ti Rosa? –dijo mi Tío mirándola muy serio–

–Ya sabes que yo siempre he querido el bien para las hijas de Nacho y que no se queden de solteras como yo... o como Chabelita que allá va que vuela. También la otra Refugio no anda de novia con nadie, pero ella ya ha expresado que se va quedar a cuidar a su Mamá y a su Papá, igual que yo así que está bien. El problema es esta, que le dio por la enseñada y aprender y por eso estamos aquí, para que pueda educarse y haber que puede hacer con eso.

–Ahorita si va a estar muy difícil que haya quién le enseñe –dijo mi Tía Estela, la esposa de mi Tío Pedro– aunque aquí en Guadalajara no se ve tanto todo lo de la Reforma, pues si afecta. Pero bueno –me miró– yo voy a pedirle a una de mis amigas que venga, es una mujer muy fina que da clases particulares y seguramente va a quedar encantada contigo Chabelita.

Yo solo me quedé en silencio observando con mucha curiosidad a mi Tía, quién se veía una mujer muy amable y sencilla. Mi Tía Rosa era una exagerada cuando dijo que era una mujer no guapa, a mí no me lo parecía. Su apariencia era muy moderna con aquella forma de vestir que vi en las calles cuando llegamos ese día. Traía el cabello recogido de una forma muy elegante y un bonito vestido blanco que le llegaba hasta los tobillos.

MilagrosWhere stories live. Discover now