Todo estaba oscuro, no podía ver donde se encontraba, más poco a poco el dolor le hizo saber que si seguía vivo, aún.
Leves punzadas se convirtieron en un infierno para nuestro pequeño rubio que lentamente abría sus bellos ojos, adaptándose a la iluminación artificial que había en el lugar. Tratando de enfocarse mejor en donde estaba, respiro hondo para de un envión levantarse; sentándose en la suave cama en donde reposaba tranquilamente minutos antes.
— Jesús... ¿ahora dónde pito estoy?...— murmuró para sí mismo.
Tomándose la cabeza sintiendo aún las punzadas, trato de mover sus piernas más estás no les respondían como debían, yéndose de lado cada vez que trataba de enderezarse de aquella cama y salir de aquel cuarto hasta que cierto gran hombre se encontraba sentado en una silla cerca de la puerta con la pierna cruzada sobre la otra mientras sus brazos caían elegantemente sobre los posa-brazos de la silla. Este hombre veía con hambre al pequeño cuerpo adolorido de Meliodas quién en la bruma aun no se percataba de su presencia.
Así que con parsimonia Escanor se levanto con aquella elegancia que le caracterizaba de aquella silla, caminando lentamente al rubio que se mantenía recostado junto al tocador que había en la habitación, sin ser consiente de aquellos traviesos dedos que se movían en dirección a su cintura; exaltado al notar aquella gran y caliente presencia pegó un saltito en su lugar mientras buscaba adaptarse a la luz que le pego por intentar ver hacia arriba para ver a aquel hombre y ver el rostro de ese que lo tocaba.
Mantuvo su boca cerrada mientras aun podía sentir aquellos gruesos y largos dedos recorrerle desde la cintura hasta la cadera, y aunque no gritará ni hiciera algún sonido su cuerpo reaccionaba transparentemente, maldiciendo el ser tan sensible al tacto. De un momento a otro sus pies no tocaban el suelo, asustándolo y en acto de reflejo busco colgarse de aquel que lo levantaba.
Ninguno emitió sonido alguno; en total silencio hasta que el chillido del rubio llenó el aquel silencio pues Escanor lo había colocado en la cama y él, sin perder tiempo se puso encima del contrario, acorralándolo entre su gran cuerpo; permaneciendo así por varios minutos, para incomodidad de Meliodas quien logró ver bien el rostro del mayor. Encontrándolo con una seria expresión facial, sin dejar de verle a los ojos, acción que ponía muy nervioso al rubio pues sentía como esa dura mirada azulada le penetraba lo más profundo de su ser. Y no en el mal sentido... creo.
— Jeje... E-Escanor... tranquilo. Emmm... qué tal si me dejas sentarme y vamos por un café p-para habl-
Interrumpido por los extraordinariamente suaves pero toscos labios de Escanor sobre los suyos, este sin piedad comenzó a morder fuertemente los labios contrarios, succionando a la vez hasta dejarlos rojizos y en ciertas zonas brotando sangre. Mientras sus manos tomaban las del más bajo y las colocaba encima de él para luego con una sola de sus manos apresarlo fuertemente dejándolo totalmente a su merced.
— Estoy furioso.— gruñó viendo a aquellos ojos esmeraldas que ahora le miraban con terror reflejado.
Meliodas se sentía asustado, si bien Escanor se había portado medianamente bien con él desde que llegó, era obvio que lo había visto molesto, aunque solo fuera una ocasión. Y la verdad, desde esa vez, juro que nunca haría enojar a Escanor; cabe decir que esa vez no fue él quien enojo al del bigote, sino que al parecer uno de los vigilantes que tenía en la mansión estaba conspirando para robarle, claro que el mayor se dio cuenta antes de que ocurriera todo pero eso no evitó que su furia se desatará y se volviera un mercenario a sangre fría.
Así que ahora, Meliodas estaba que se orinaba del miedo. Aunque odiará admitir, las manos de Escanor se sentían malditamente bien sobre su cintura.
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- ¡𝔇𝔞𝔡𝔡𝔶 𝔈𝔰𝔠𝔞𝔫𝔬𝔯! [NNT/YAOI]
ספרות חובבים"𝘌́𝘭 𝘦𝘳𝘢 𝘶𝘯 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘮𝘢𝘮𝘢𝘥𝘪𝘴𝘪𝘮𝘰, 𝘴𝘦𝘹𝘺 𝘺 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰... 𝘤𝘰𝘯 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰 𝘥𝘪𝘯𝘦𝘳𝘰; 𝘦𝘭 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘦𝘳𝘢 𝘶𝘯 𝘥𝘰𝘯 𝘯𝘢𝘥𝘪𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘤𝘶𝘦𝘳𝘱𝘢𝘻𝘰 𝘥𝘦 𝘱𝘶𝘵𝘢 𝘤𝘢𝘳𝘢, 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘰𝘴𝘰 𝘺 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘵𝘰𝘥�...