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—Espero que éste ciclo escolar resulte beneficioso para ustedes, alumnos de último semestre pongan más empeño en sus asignaturas, y estén atentos a las convocatorias de las universidades. De corazón espero que todas sus metas se cumplan —todos los presentes aplaudieron a las palabras del director — les deseo un próspero semestre, ya pueden ir a sus salones.

Yeonjun soltó un suspiro y se frotó la sienes,  pensar en la universidad le daba un dolor de cabeza insoportable, sabía que su familia no tenía los recursos para pagarla entonces su meta en éstos meses era conseguir un trabajo para ahorrar durante su último año en su cuenta universitaria, realmente estaba algo jodido. Un golpe en la espalda lo hizo salir de sus pensamientos, era uno de sus mejores amigos, Hueningkai, lo había conocido desde hace dos años atrás, y realmente se habían vuelto muy cercanos.

—No te estreses sobre la universidad, te ayudaré a conseguir un empleo y con buena paga. Una tía mía está buscando meseros y realmente paga bien —Yeon pasó su mano entre su cabello mientras asentía—puedes ir hoy en la tarde para que te entreviste, sólo es para fines de semana.

Hyuka ayudaba a su amigo todo lo posible, pues sabe que su sueño es ir a una de las mejores universidades de Corea. Lo único que podía hacer Yeonjun era agradecerle por todo lo que había hecho por él.

El día transcurrió lentamente, a pesar de ser el primer día si hubo trabajo, debido a que ya conocía a todos los maestros. Por la tarde fue a la dirección que le dijo su amigo, y gracias a él lo habían contratado, realmente la paga era muy buena y el tiempo no interfería con sus estudios, todo iba perfecto. Al salir del restaurante lo primero que hizo fue llamar a Kai para decirle la buena noticia y agradecerle, pero algo lo detuvo.

Sintió algo en su corazón, un sentimiento que no podía explicar, y por instinto volteó su rostro hacia la izquierda, había una cafetería. A través del vidrio pudo ver a un muchacho que se encontraba amasando sobre una mesa, él era de tez blanca que contrastaba con su cabello  negro, tenía una camisa negra de cuello alto y un mandil de color blanco, al parecer era alto y realmente quedó extasiado con su belleza, no se dió cuenta de que lo estaba observando de más hasta que una joven se le acercó mientras le entregaba un anuncio.

—Buenas tardes, soy Sana y ésta es la cafetería Poppin' star no tiene mucho que abrimos y me gustaría invitarte a pasar, claro si tienes tiempo —dijo Sana, él nunca aprendió a decir que no, así que acepto su invitación. Al momento de entrar al lugar se dió cuenta del magnífico olor que había y además, que desde cualquier lugar se podía observar a aquel joven hacer su trabajo, según la explicación de Sana era parte de su temática, que los clientes pudieran ver cómo se hacen sus postres, y claro qué con un joven que luce así de bien mientras trabaja atraían más clientes. La chica le hizo tomar asiento cerca del vidrio dónde el chico estaba horneando, básicamente las paredes de la cocina eran vidrios. 

—Es muy linda, creo que vendré seguido, el fin de semana empezaré a trabajar en el restaurante de a lado —mencionó el castaño mientras probaba un poco del café que anteriormente le había traído sana.

Ella chilló de emoción mientras tomaba la mano de Yeonjun, detalle que no pasó desapercibido por el repostero que ya tenía un ojo en el chico con el que Sana estaba. Yeon quitó la mano como si le hubiera quemado– Y-yo lo siento, sólo que me emocionó saber que conseguí un cliente, no te quería incomodar —él le perdonó mientras le explicaba que no estaba acostumbrado al contacto físico, y qué él debía disculparse por ser tan grosero.

Se dirigió a casa mientras hablaba con su mejor amigo, sin omitir la parte del pequeño crush que había encontrado. Su día finalizo con un baño de agua bien caliente, mientras pensaba en el repostero y en cómo podría acercarse a él, se fue a dormir con una cara angelical en su mente.

Y así cómo durmió pensando en él, así despertó y con bastante energía, realmente quería que la semana terminara pronto para poder volver a ese lugar, y por supuesto que para darlo todo en su trabajo.

Al día siguiente llegó emocionado a contarle a sus amigos sobre el repostero, se notaba algo diferente en el tono de voz con el cuál hablaba de él. Al instante en el qué les describió su apariencia física ellos saltaron para darle ánimos.

—Muy lindo y todo pero, ¿Cómo es qué se llama? —preguntó su amiga, llamada Yun, con un poco de maldad, pues ya sabía que Yeonjun no era muy bueno hablando con personas desconocidas. En ese momento todos los demás la miraron incómodos y el castaño sólo pudo responder que no había tenido la oportunidad de hablar con el repostero pues éste se encontraba ocupado trabajando. 

Toda la semana se sintió nervioso, aunque no entendía la razón ya que éste no era su primer trabajo. Desde pequeño ayudaba en el puesto de comida de sus padres, ayudaba en tiendas de conveniencia de sus vecinos, y a veces hacia los quehaceres en casas de sus amigos, no se avergonzaba de eso siempre aceptó la realidad de que su familia no ganaba mucho y estaba contento de ayudar económicamente. Todo hasta que sus amigos empezaron a hablar de la universidad, tenía sentimientos encontrados pues nunca había pensado en ir a la universidad, pero empezó a investigar y tener un título universitario abría más posibilidades al éxito y su gran sueño siempre fue tener estabilidad económica para su familia.

Llegó el viernes, eran las 3pm y al fin pasó de nuevo por esa cafetería, pero él no estaba sino que en su lugar había una mujer de mediana edad, se sintió un poco decepcionado aunque en el fondo sabía que aunque él estuviera ahí no tendría el valor para hablarle. Entró al restaurante por la puerta de empleados y un poco cabizbajo comenzó a recibir indicaciones de cómo hacer su trabajo.

—Lo único que tienes que hacer es atender las mesas 1, 2, 3 y 4, son las que están en ésta fila —dijo señalando las mesas que se encontraban pegadas a la pared izquierda del lugar, dirigió la mirada y se encontró con la del repostero pelinegro, se sonrojó violentamente y desvió la mirada.

—E-eh disculpe, t-tengo una pregunta —titubeó— ¿Por qué se ve la cocina de la cafetería de a lado?

Su jefa le explicó que esa cafetería también le pertenecía y que los postres que se servían en el restaurante provenían de ahí, un poco tenso sólo dijo que había sido una magnífica idea, por lo cual su jefa agradeció y le dijo que era muy amable con sus comentarios "eso es lo que busco en mis empleados" pronunció por última vez antes de arrastrarlo por la cocina para seguir con las indicaciones. 
 
Esa tarde solo fue para que entendiera cómo trabajar, por lo tanto salió a las 6 pm, se llenó de valentía y entró a la cafetería. En su mente solo tenía planeado comprar un americano para llevar, pero sus planes se esfumaron cuando al llegar a tomar su orden pudo ver la belleza del chico a todo su esplendor.

—Hola, soy Soobin ¿Que deseas ordenar? —exclamó el pelinegro mientras le dedicaba una sonrisa cálida y se recargaba sobre el mostrador con su antebrazo. Y ese fue el final de Yeonjun, realmente su cuerpo se paralizó y una escalofrío le recorrió la espina dorsal, cuándo se dió cuenta de que probablemente tenía cara de idiota frente a ese lindo chico la cara se le caía de vergüenza y los nervios se apoderaron de él. 











Aquí está el primer capítulo y perdón por dejarle en ésta parte, espero la agreguen a su biblioteca ): y que les guste. Usualmente no escribo romance adolescente, y mucho menos publico lo que escribo

SKULD || Soojun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora