2

449 93 21
                                    

Yeonjun estaba sonrojado y mirando cómo un bobo a Soobin, el chico alto preguntó "¿Cómo te llamas?" Pero el castaño no prestó atención a sus palabras por fijarse en la manera tan linda en que sus labios se movían y en su maravilloso tono de voz, estaba perdido entre sus pensamientos cuando vió la cara del chico, cómo esperando una respuesta.

-Un americano grande, por favor -dijo más alto de lo que esperaba, preso del pánico.

-¿Tu nombre es americano grande? ¿Eres extranjero o algo así? -bromeó, y pudo deducir que era un tipo extrovertido. Yeonjun se sintió tan avergonzado por su error, sentía que toda su cara ardía y sus manos empezaron a temblar, no se sentía cómodo. Odiaba no poder socializar bien, y menos el no poder decirle su nombre al chico frente a él.

-¿Podrías sólo tomar mi orden? -fue lo que su boca dijo, pero realmente no quería decir eso, debido a la vergüenza empezaba a actuar de esa manera, escapando de las situaciones que lo ponían incómodo, era automático.

El chico pelinegro hizo una pequeña mueca pero asintió, procedió a tomar su orden, y le cobró el americano. Yeonjun se fue a sentar esperando su café. Mientras esperaba comenzó a crear un discurso para disculparse y decirle su nombre, algo cómo "Perdón por decir eso, soy muy tímido y eso fue lo único en lo que pude pensar, mi nombre es Yeonjun y me preguntaba si tal vez podrías pasarme tu número".

Pero cuándo dijeron el número de su orden y él fue por ella, ya no pudo ver a Soobin en la caja, y mucho menos decir ese discurso que tanto estuvo practicando. La vida es una mierda. Es lo que pensaba Yeonjun, no podía hacer amigos tan fácilmente, no podía coquetear con nadie, era una tortura tener que explicar temas frente un grupo, en general, no le gustaba ser el centro de atención, y debido a su timidez había perdido grandes oportunidades, justo cómo la de ahora.

Volvió a casa con un americano frío, y con su corazón triste, realmente deseaba conocer a Soobin, sólo sabía su nombre y que es realmente encantador. Durmió decidido a que la próxima vez le dirá su nombre y le pedirá su número telefónico.

Cuándo despertó seguía con determinación y valentía, pero mientras se preparaba para ir a trabajar todos estos sentimientos se fueron esfumando y siendo reemplazados por miedo. Caminó hacia su primer día oficial de trabajo, pasó por la cafetería para comprar un almuerzo esperando ver a Soobin, pero no estaba ahí y sería muy vergonzoso preguntar por por él.

Trabajó de 9am a 6pm, y de regreso su hogar también buscó a Soobin con la mirada, pero no lo encontró. Y eso pasó al día siguiente, y el fin de semana siguiente y al siguiente, y así por 6 meses, sin darse cuenta ya había pasado medio año y Yeon no podía sacar al pelinegro de sus pensamientos. Estaba confundido, no sabía si tenía un enamoramiento intenso en Soobin, o sólo era el capricho de vencer su timidez.

Masticaba con lentitud su almuerzo mientras pensaba en todo esto, pero sus horarios de comida son realmente cortos, así que terminó su comida de un sólo bocado y masticó rápidamente mientras guardaba su basura y la ponía en su lugar.

Volvió a su trabajo, había un cliente esperando en la mesa 3 y una pareja pidiendo la cuenta en la 4, suspiró y se dirigió a la mesa para dejar la cuenta y después fue a pedir la orden.

-Buenas tardes, bienvenido, ¿Qué desea ordenar? -preguntó amable y confiado. Realmente le sorprendía lo relajado que puede hablar con los demás mientras trabaja, era como su fuera alguien diferente.

-Me gustaría ordenar el especial del día, pero tengo una duda -respondió, el chico era apuesto, tenía una sonrisa cuadrada y ojos bonitos, su cabello era azul. Yeonjun asintió dándole a entender que podía proseguir con la pregunta- ¿Tiene tu número incluido? -el chico sonrió mientras tomaba el mandil de Yeonjun para apegarlo más a mesa.

-No, no lo tiene. Enseguida le traigo su orden -respondió mientras trataba de alejarse pero una cálida mano en su cintura lo hizo permanecer en su lugar.

-¿Y qué tengo que hacer para conseguirlo? -insistió el chico apuesto- eres muy guapo, podríamos salir para conocernos, o para lo que tu quieras -le guiñó un ojo.

Yeonjun carraspeó, incómodo. No era la primera vez qué alguien le pedía su número, varias chicas y chicos lo habían intentando, les había rechazado pero no por su apariencia sino qué sólo quería conocer a Soobin, a nadie más.

-Tengo 17 años, no creo que quiera tener algo con alguien menor de edad -dijo tímido, el chico coqueto abrió sus ojos sorprendido e intento disculparse con el menor y excusándose con una frase que dejó pensando a Yeonjun "No te ves de 17".

Dejó pasar lo atrevido que había sido aquel cliente, y lo atendió cómo si nada hubiese pasado. Cuándo éste se fue le dejó una generosa propina, y una nota que decía: 'si algún día cambias de parecer llámame, no me importa meterme en problemas si es por alguien cómo tú. Pd. Tengo 20.' Acompañado de su número telefónico y una carita guiñando

Continuó con su trabajo, ignorando por completo aquella nota durante su turno, mientras suspiraba por Soobin, deseando que fuera él quién se acercara de esa manera y o qué fuera capaz de poder hablar así con Soobin.

Terminó su jornada de trabajo y se dirigió por su paga. Entró a la oficina de su jefa y la saludo amablemente, cuando ella le dió el sobre se dió cuenta de qué era mucho más grande que los anteriores, frunció el entrecejo y cuándo estaba apunto de preguntar la mujer habló- Lo siento mucho Yeonjunnie, pero tengo que despedirte, estoy haciendo recorte de personal porque ya no sé que hacer para mantener los negocios andando. Sé que necesitas el dinero, por eso te doy eso en forma de agradecimiento. Adentro también hay varias direcciones en lugares que podrían darte trabajo, ya te recomendé en cada una de ellas.

《Mi destino es una mierda, jamás veré a Soobin otra vez 》pensó.

SKULD || Soojun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora