CAPÍTULO OCHO

607 81 54
                                    


CAPÍTULO OCHO

7 días antes.

13 de marzo del 2014

Casa de Ada y Paolo.

Nueva York, Estados Unidos.

05:58 PM

ADA.

No dejo de releer el post del Grupo de Facebook, como si algo fuera a cambiarde repente. Pero no. Ahí está el video, ahí está la amenaza para cada uno de nosotros ocho, luego la actualización con la foto de Andrea y Camila y más nada.

No hay nada ahí, pero las fotos que le enviaron a Paolo al privado, significan que lo saben y que en cualquier momento lo publicaran, pero no lo han hecho, lo que me hace sentir escalofríos porque de seguro la persona que está detrás de todo esto, anda planeando algo peor de lo que todos esperamos.

Han pasado cinco días ya, tengo el rostro entumecido por los golpes que Paolo me dio y hemos vuelto a la normalidad. Él duerme conmigo, pero no me toca y no me habla si no es necesario, desayunamos, almorzamos y cenamos juntos, vemos películas y luego dormimos.

He faltado a clases y pienso hacerlo hasta que los golpes desaparezcan, pero sé que no puedo durar dos meses sin ir y que eso levantara sospechas, mamá dejó de insistir al igual que mi padre que está en Australia (ambos están separados) solo que la presenta no lo sabe, cree que siguen justos y a ellos no les molesta demostrar lo contrario.

Siento un nudo en mi garganta cuando la idea de que mi relación se convierta en una fachada aparece. Veo a Paolo que está acostado de medio lado, sin camisa, con unas pequeñas curitas tapando las heridas que tiene en el rostro.

Los rasguños han sanado solamente un poco, pero siguen siendo notables y por supuesto que de ambos, fui la que salió mas afectada.

No se me rompió la nariz, pero sangré demasiado y tengo un ojo muy maltratado. Mis hematomas se colocaron amarillentos y verdes, me duele el cuerpo y tengo un pequeño golpe en la cabeza que debo revisármelo con un neurocirujano más adelante, ya que podría convertirse en un problema.

El caso es que después de llegar del hospital, Paolo se sentó conmigo a cenar. Lo que dijo Paolo y toda la conversación en ese mismo momento resuena en bucle en mi mente: 

«—No vamos a terminar, Ada. — soltó apretando el tenedor antes de mirarme a los ojos.

Veo la chispa de culpabilidad en sus ojos, seguramente al ver mi aspecto. Seguramente al darse cuenta de cómo me ha dejado.

—¿No lo haremos? — pregunto, tragando saliva de forma ruidosa y pegando mi espalda a la silla, porque de todas las cosas, nunca imagine que él fuera a tomar esa decisión.

—¿Por eso fue que me fuiste infiel? — inquirió antes de preguntar con frialdad:  ¿Quieres que terminemos?

La respuesta llena de inmediato:

—No.

—¿Puedo saber desde cuando lo hacen? — preguntó, de repente, y contraje el rostro, aunque eso solamente me ocasiono más dolor.

—Paolo...— comienzo a decir.

—Creo que tengo derecho de saber — él me interrumpe — Mi mejor amigo y mi novia se enrollan, me ven la cara de idiota y me traicionan, ¿no crees que merezco al menos saber desde cuando lo hacen?

VIRALES  - [Tu vida arruinada con un solo clic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora