CAPÍTULO DIEZ

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CAPÍTULO DIEZ

6 días antes.

14 de marzo del 2014

CASA DE LOS WILLIAMS

Nueva York, Estados Unidos.

06:27 PM

DIEGO

Los Williams somos atléticos, altos y guapos. Somos demócratas adinerados con sonrisas amplias, mentones cuadrados y somos unidos o al menos, eso le hacemos creer a las personas. 

Seguro se preguntarán por qué estoy pensando esto, y no los culpo, yo también me lo estoy preguntando justo en este momento, porque bueno, no es normal que lo primero que haga cuando abra los ojos después de largar horas de sueño, sea pensar sobre mi familia fingida, porque eso es lo que somos.

Empezando por el secreto que todos los Williams nos hemos esmerado en ocultar, en especial mi madre, que anda toda estresada con lo que está pasando y las inquietantes actualizaciones del grupo de Facebook que es tan famoso, que todas las personas de Nueva York (incluyendo a nuestros padres) están pendientes y saben.

Son pasadas las seis de la tarde y es la hora en la que me levante porque tengo el horario de sueño invertido (aunque estaba bastante ocupado anoche, en la mañana y en la tarde también) y suelto un suspiro, que es más como un bostezo, viendo como la persona que duerme a mi lado se remueve sobre las sabanas.

—¿Te vas a levantar ya? — pregunta, tapándose la desnudez con una de las sabanas.

Su uniforme de trabajo está en el suelo y me desordeno el cabello, sin moverme.

—Si no lo hago, mamá vendrá a ver si morí de una sobredosis y créeme que no deseas eso. — suelto, estirándome para quitarme la pereza que cargo y ella abre sus ojos, levantándose de golpe.

La sabana con la que se tapaba el torso y los pechos se cae, haciendo que mueva el cuello, viendo como ella se levanta con rapidez, dándome una vista estupenda de su trasero redondo mientras recoge su uniforme en el suelo y comienza a colocárselo.

Me acaricio el miembro mientras ella termina de arreglarse la falda. Entorna sus ojos cuando ve lo que estoy haciendo y sonrío, quitando la sabana que me cubría, dejándole ver lo que estoy haciendo.

—Eres un idiota. — refunfuña y hago un puchero.

—¿No quieres ayudarme? — pregunto, comenzando a mover mi mano arriba y abajo por el falo que se coloca duro.

Ella se relame los labios y ladea la cabeza.

—¿Quieres que me despidan? — pregunta, cruzándose de brazos sobre el pecho, pero con sus ojos puestos en lo que no dejo de hacer.

—¿Y dejar de verte todos los días en mi casa? — inquiero, la miro y me relamo los labios, sintiendo ligeros escalofríos por el estímulo que me estoy dando a mi mismo antes de responder con la voz ronca: — No.

Ella chasquea la lengua y se mira en el espejo. Se pasa las manos por el cabello y no sé que intenta arreglar, si se ve desde lejos que estábamos teniendo sexo, empezando por el chupetón gigante en su cuello.

Cadence. — pronuncio su nombre con lentitud, haciendo que se gire a verme, pero no ve mi cara, por supuesto, sino que ve mi miembro levantado y mi mano recorriéndolo. La punta se me humedece con el líquido pre seminal y la veo a los ojos.

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⏰ Última actualización: Jul 06, 2022 ⏰

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