CAPÍTULO NUEVE

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CAPÍTULO NUEVE

6 días antes.

14 de marzo del 2014

Instituto privado La Virtud

Nueva York, Estados Unidos.

03:17 PM

ALEJANDRA.

Es el primer día que vengo a clases después de lo que sucedió y es que aunque no subieron nada de mí, me siento señalada y juzgada. Ada no me responde los mensajes y no he querido aparecerme en su casa porque las cosas están tensas con Paolo.

Julio camina a mi lado porque mi mamá prácticamente lo obligo a acompañarme a clases y sé que las cosas no están bien cuando se niega a tomarme de la mano aun cuando la busco. Lo miro, cerrando el casillero con más fuerza de la necesaria y me trago las ganas de detenerme y gritarle porque se supone que es mi novio, que debe siempre estar conmigo, pero nunca ha sido cariñoso y jamás me ha dicho que me ama.

—¿No te parece extraño lo del grupo? — le pregunto, haciendo que por primera vez en todo el día enfoque sus ojos en mí.

Necesito al menos un gramo de su atención.

—Sí. — es lo único que contesta y comienzo a frustrarme.

Aprieto los cuadernos contra mi pecho.

—Siento que desconozco a mi grupo de amigos. — susurro.

—Tal vez nunca fuimos amigos de verdad. — dice, encogiéndose de hombros y sonriéndole al grupo de chicas de primero que lo saludan como si fuera Bratt Pitt en los noventa.

—¿Por qué dices eso? — le pregunto, enarcando una ceja y él camina un poco más rápido por el pasillo.

—¿Hablaste con Ada? — inquiere, justo en el momento en que llegamos frente al salón y meneo la cabeza, ignorando la forma drástica suya de cambiar el tema de conversación.

—No. — suelto — No ha respondido mis mensajes y no quiero ir a su casa.

—¿Por qué? — pregunta, justo en el momento en que abro la puerta para los dos.

El salón está casi vacío y entramos, caminando hacia nuestros puestos.

No sé cómo responderle a mi novio que su mejor amigo (novio de mi mejor amiga) dijo que me gustaba y que tal vez, solo tal vez, sea un poco cierto.

—No quiero incomodar, de seguro las cosas están tensas...— me decido al fin por contestar: — ¿No has hablado tú con Paolo?

Me siento en mi puesto y él se quita la mochila para sentarse justo a mi lado. Veo el puesto de al frente (el de Ada y Paolo) vacío y me entra cierta nostalgia. Los de atrás también están igual porque ninguno de los chicos vinieron a clases, ni siquiera mi hermano Diego. 

—No, y tampoco quiero hacerlo. — suelta Julio y me volteo a mirarlo con los ojos entornados.

—¿Pelearon? — inquiero — No me habías dicho nada...—

—No.

—¿Entonces qué paso?

No me gusta la mueca que se forma en la cara de Julio.

—Paolo golpeo a Ada. — suelta y pego mi espalda a la silla.

—¿Qué dijiste? — suelto, un tanto perpleja.

Julio se frota la cara con una mano.

—Si, los vi entrando al hospital y Ada se veía bastante mal...— dice y enarco una ceja.

—¿Cuándo fuiste al hospital, Julio? — pregunto, mirándolo con extrañeza: — ¿Por qué viste a Paolo y a Ada? ¿Los estabas siguiendo?

—¿De dónde carajos sacas eso? — me dice con voz ronca mirándome como si estuviera loca— No los estaba siguiendo, Alejandra, por el amor de Dios.

Meneo la cabeza y chasqueo la lengua.

—¡Perdona que se me haya hecho muy extraño que los viste justo en el momento en que estaba en el hospital, haciendo quien sabe qué, porque resulta que soy tu novia y no me dices nada de lo que haces! — exploto y...

—¡Juliana estaba enferma, por esa maldita razón fui al hospital! — me contesta con los ojos entornados y ni siquiera me da tiempo de procesar lo que dice cuando ya está diciendo algo peor: — ¡Sabes que su maldita enfermedad la está consumiendo y si no te digo nada es porque eres una maldita insensible que nunca le prestas atención a mis problemas y hablas y hablas de los tuyos obligándome a escucharte de ridiculeces, pero nunca te preocupas por mí y por las cosas que me pasan!

—Julio, yo...— intento decir, porque está gritando muy fuerte y varias personas ya se voltearon a vernos.

—¡No pretendas ser la novia perfecta, justo en este momento cuando jamás lo has sido, Alejandra y tampoco pretendas que te quiera y todo ese montón de mierdas cuando realmente nunca he sentido nada por ti! — dice y a mí me escuecen los ojos.

Julio resopla y yo aprieto mis puños, mirando hacia al frente. Escucho los cuchicheos detrás. El profesor entra y detrás de él, Camila Crawley con una ropa de diseñador.

Siento que la cabeza se me llena de ruidos blancos y cuando Camila se sienta, el móvil me vibra.

—¿Qué he dicho sobre los celulares? — inquiere el profesor e instintivamente me giro hacia Julio que saca su móvil porque a él también le llego una notificación.

Siento que la garganta se me cierra y veo en cámara lenta cómo todos los celulares comienzan a sonar.

Miro mi móvil sobre el pupitre y me apresuro a tomarlo, desbloqueando la pantalla con la huella dactilar y leyendo lo que dice.

Es otro video de Ada, sé que es ella porque la miniatura es bastante explícita y debajo aparece un comentario de la persona desconocida que creo el grupo.

No se imaginan la cantidad de videos que tengo de la zorra Ada Carvajal. Esto que hago es un abre bocas ante la verdadera confesión, ante lo que en verdad me ha hecho hacer todo este plan.

Seguro se preguntarán: ¿qué fue lo que paso para que alguien hiciera todo esto? La verdadera respuesta es que quiero venganza y se me ocurrió una ingeniosa idea para llevarla a cabo y ustedes participaran en cada momento en ella, digamos que son mi audiencia y me ayudan a difundir todo aún más y es por eso que les haré una encuesta: ¿quieren otro video sexual o uno de violencia domestica? Porque nuestra querida Ada Carvajal es una zorra que vive con un monstruo.

VIRALES  - [Tu vida arruinada con un solo clic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora