Cómo corromper.

Parte 2: ¿Quién es el?

¿Sabes que es lo más extraño de la noche?

A muchos les aterra por qué es oscura..la oscuridad siempre da miedo, pensar que algo podría salir de cualquier lado y asustarte.

Pero a la vez la noche es hermosa, fresca, tranquila..

La luna, más cuando es llena, te hace sentir especial y te hace sentir en paz.

Pero este momento no era pacifico.

Al haber pasado el incidente entre Laito y Merci el se retiró del salón, ni siquiera era de esa clase, solo fue a molestar a la pequeña rubia quién fue la misma que ayudo a Adele a recoger los restos de sus anteojos mientras se disculpaba una y otra vez.

— Enserio no quería meterte en estos problemas ..-decia Yui apenada juntando los cristales cuidadosamente en su mano.

Adele negaba con la cabeza, en un inútil intento de ni preocupar a la jovencita, pero no lograba nada hasta ahora.

— No es tu culpa que sea mala persona..-respondio con sinceridad.— ¿Por qué dejas que te molesten?..-pregunto extrañada.

Yui suspiro desesperanzada.

— Es...es difícil de explicar eso..

La pelinegra frunció el ceño confundida y alzó levemente la mirada para ver a la chica a un lado de ella, a pesar de tener que usar lentes su vista no era pésima, así que podía contemplar bien a la pequeña rubia.

—..¿Difícil?...¿Son familiares tuyos o algo así?..-volvio a interrogar aún más confundida.

— No míos...ellos..son hermanos ..-explico en voz baja entregándole los pedazos de los anteojos a la joven pelinegra.- para ser sincera...mi relación con ellos ha mejorado..pero...me tomo mucho tiempo..-añadio.

Adele estaba curiosa, preocupada y aún algo molesta, claro por la actitud del joven de sombrero que había roto sus lentes.

—...No deberías dejar que te molesten..

— No tengo remedio...incluso vivo con ellos -menciono mientras alzaba levemente los hombros.

La contraria la miraba con preocupación, pensar que esa linda chica, tan amable y cálida debía pasar por aquellas situaciones le hacía sentir impotente, no estaba segura de poder ayudar, si se pudiera seguro más gente ya lo hubiera hecho.

—...Dios..-fue lo único que dijo Adele suspirando ya sin esperanza.

— Pero...me alegra tener una amiga al fin...una amiga con quién hablar..-menciono Yui mostrando una sincera y dulce sonrisa.

Ella volteo a verla, esa sonrisa y esas palabras la cautivaron y asintió con la cabeza, se sintió feliz de almenos poder ayudarle de esa manera, dándole compañía y ahora un hombro en donde llorar si lo necesitaba.

— También me alegra ser tu amiga..-contesto ella sonriendo también.

Era obvio, una amistad había nacido gracias a una mirada curiosa y cautivada por parte de Adele.

Yui estaba agradecida, demasiado, no podía creer que después de tanto tiempo al fin podría sentirse un poco más "normal", tener una amiga era algo que podría mantenerla cuerda y algo que le ayudaría a mantenerse más fiel a si misma, aferrarse a su yo del pasado, la Yui que tenía amigos en el instituto.

Las clases pasaron, ambas seguían juntas, casi cómo si no las pudieran separar, hasta que claro, llegó la hora de irse. A Adele no le encantaba la idea de ver a su amiga irse en aquella limusina con seis hermanos que la molestaban, pero no podía hacer nada por ahora.