Deseo

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Mirar el techo de su pequeño departamento de 5.50 x 4.00 mts parecía lo más prudente en ese momento, principalmente porque su mente era un total embrollo. Aunque posiblemente todo lo adjudicaba al alcohol ingerido esa misma noche y, al hecho de que ya comenzaba a sentirse desesperado por encontrar una fuente de trabajo lo suficiente redituable como para poder vivir cómodamente. Aunque todo lo que Hongbin deseaba era poder vivir dignamente, sin tener que estarse preguntando si podría llegar a fin de mes.

«—Lo mejor son las fiestas temáticas, créeme, una vez que te acostumbras lo disfrutas mucho...»

Trató de imaginarse en aquella posición al tiempo que recordaba todo lo que Jongin — quien ahora sabía que tenía un sobre nombre artístico como Kai — le había contado sobre el famoso Consorcio Lemmon; bueno, al menos la parte que el mismo chico moreno conocía, que, para resumidas cuentas, era solo una de las tantas vertientes de las que el consorcio era dueña. Sin embargo, simplemente no podía visualizarse de esa manera, pero tampoco era como que descartara la idea solo porque él, no era tan buen bailarín como para ser stripper como Kai. Aunque el ser correctamente moralista, era algo en lo que no se había detenido a pensar demasiado, básicamente porque no se le había presentado la oportunidad, aun existía la curiosidad en él por saber si aquel mundo podría ofrecerle la ayuda que tanto necesitaba y debido a ello, no pudo dormir adecuadamente, al menos no, hasta que fue realmente de madrugada y un nuevo día comenzaba. Su último recuerdo de aquella noche fue, sostener una vez más entre sus dedos la pequeña tarjeta que le había sido entregada, antes de guardarla en el cajón al lado de su cama, sabiendo que, para aquel momento, está tenía un peso mucho mayor figurativamente hablando.




* * *




Tres días después, finalmente todos los sobres estaban abiertos y para desgracia de Hongbin, algunos de ellos ya excedían la fecha límite de pago. Aunque se suponía que oficialmente cumpliría un mes y medio de ser desempleado, dentro de dos días, él había decidido deliberadamente abstenerse de pagar algunos servicios por pensar erróneamente que extenderían un poco más su contrato en una empresa dedicada a la informática. Sí bien, él no estaba titulado, había obtenido la suficiente experiencia para valerse solo con los conocimientos obtenidos, lo malo fue que, al tratar de recontratar, una persona recién graduada con título en mano, terminó por desplazarlo a él y a tres personas más, ya que era mucho más factible para la empresa pagar un solo salario que cuatro al mismo tiempo.

Soltó un suspiró y miró su teléfono móvil con algo de tristeza sabiendo que era lo último que le quedaba de valor, objeto que, además, podía empeñar para obtener algo de dinero fácil, aunque al menos esperaba que no fuera más que un par de días, si no terminaría sin comunicación por un largo tiempo y eso era lo que menos deseaba. Levantó la mirada recordando el lugar en donde solía estar su consola de video juegos junto al televisor, objetos que, si bien no eran de primera necesidad, no pudo volver a obtener por falta de dinero para pagar el refrendo.

—... Bien, es hora de sacarle provecho a esto — se dijo a si mismo mirándose al espejo mientras se colocaba una toalla alrededor de la cintura.

Aunque Hongbin no era particularmente vanidoso consigo mismo, tampoco era ajeno a lo bien que su rostro se veía. Él, siempre lo había sabido porque no era como si a medida que iba creciendo no se vieran en el espejo, sin embargo, estaba agradecido por tener un rostro atractivo, por eso, aunado a ello, había trabajado duramente para esculpirse un cuerpo firme y marcado que hiciera juego con el rostro; además, el que más de una persona lo hubiera elogiado durante su época de estudiante ayudaba con levantar su ego lo suficiente para sentirse satisfecho con sus logros. Logros que por supuesto aprovechó hasta que se dio cuenta de que en vez de enamorarse de las miles de chicas que iban tras él, lo había hecho de un chico de su mismo género, el cual le provocó los suficientes problemas en casa, como para terminar saliendo del cobijo familiar como un rechazado cualquiera.

Consorcio Lemmon [HyukBin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora