Capitulo 34

311 42 73
                                    

Luego de la discusión en la oficina, Sebastian y yo no nos hemos dirigido la palabra en dos días, y de hacerlo solo ha sido lo necesario, y a este punto comencé a pensar que quizás estábamos exagerando un poco las cosas, pero me molestaba que cada vez que iba a disculparme o a intentar hablar con el, Sebastian me ignoraba o me evitaba.

– ¿Podemos vernos en el café en una hora? – Le pregunté apoyada de la pared junto al teléfono.

– Te veré allá. – Colgué y fui a la habitación, me di una ducha rápida, me vestí y mientras arreglaba mi cabello Sebastian entró, debido al invierno, Sebastian había decidido quedarse en casa más seguido por lo que tensión estaba más presente de lo normal.

– ¿A donde vas? – Me preguntó serio, mire su reflejo en el espejo frente a mi para luego ignorarlo y continuar colocándome la máscara de pestañas – Tn_______. – Llamó mi atención.

– ¿Que? – Respondí colocándome algo de brillo en los labios seguido por algo de rubor en las mejillas.

– ¿A donde vas? – Me giré y lo mire, estaba parado al otro lado de la habitación, con los brazos cruzados sobre su abdomen y mirándome.

– Voy al café que está cerca de mi apartamento. – Respondí seca, tome mis muletas y salí del apartamento, para mi suerte, cuando termine de bajar el último escalón un taxi paro frente a mi a dejar un pasajero, obviamente no perdería la oportunidad, me subí a este y le indique la dirección.

Al llegar al café entre y con una sonrisa, Lilly levantó su brazo en el aire haciéndome señas.

– ¡Te ves hermosa!– Exclamó abrazándome – No se si te maquillaste o lo rosado de tus mejillas es por el frío. – Confesó mirándome fijamente.

– Estoy usando maquillaje. – Respondí dejando las muletas de lado y sentándome en la silla frente a ella.

– ¿Como te has sentido? – Pregunto, era tan lindo como siempre se preocupaba por los demás, sobretodo por mi, rara vez pasaba un día sin llamarme a casa.

– Bien, aunque... – Suspiré, realmente necesitaba desahogarme de todo – Sebastian y yo discutimos hace dos días. – Escupí, Lilly me miró triste y apoyo ambos codos sobre la mesa para escucharme con atención mientras le contaba todo con lujos y detalles.

– ¿Y crees que tiene a alguien más? – Me pregunto a lo que asentí con la mirada puesta en mi taza de café – No lo sé... Conozco a Sebastian lo suficiente como para saber que no te haría eso. – Suspire y Sonreí sin ánimos.

– Quiero pensar lo mismo, pero es que es difícil, nunca me ha engañado... — Hice una pausa y ladee mi cabeza – Sin contar a Mckenzie. – Agregué.

– Y sin embargo aún no eran novios cuando se acostaron. – Aclaró Lilly a lo que asentí – Tu misma acabas de darte una respuesta, si nunca lo ha hecho ¿Por que lo haría ahora? –

– Porque tenemos un mes y medio sin tener sexo, y se que lo necesita. – Lilly se quedo callada – La semana pasada lo pille masturbándose en el baño, y desde entonces ha estado actuando raro. – Explique frustrada – No lo sé, al principio pensé que era vergüenza, pero cuando intente tocarlo o hacer algo, el me rechazaba, y ahora pienso que o me engaña o le doy asco. – Lilly negó ligeramente con la cabeza y acaricio mi mano sobre la mesa.

– No le das asco ni te engaña. – Dijo – Debes ponerte en sus zapatos, Sebastian mide casi dos metros, pesa como dos toneladas en músculo, tu mides un metro sesenta, eres pequeña, aunque con curvas – Agregó a lo que Sonreí –y caminas con muletas gracias a una lesión en tu pierna; quizás si tiene miedo a lastimarte – Me quede pensativa, puede que si, pero es que de Sebastian me cuesta creerlo, alguien tan amante del sexo, era difícil creer que rechazara mis insinuaciones – Dudo que te esté engañando, y soy capaz de poner las manos al fuego. – Agregó firme.

– Supongo debo esperar. – Había llegado a esa conclusión, no estaba satisfecha pero al menos había conseguido desahogarme con Lilly. Cuando terminamos de desayunar Lilly tuvo la grandiosa idea de ir al apartamento de Johnston, para nuestra suerte Charity estaba trabajando por lo que estábamos tranquilas.

– ¡Yo soy hombre y puedo decirte que masturbarse no es lo mismo que el sexo! – Exclamó Johnston parado frente a nosotras – Es que, joder, un mes sin... – Hizo una pausa y me miró, a lo que asentí – ¿Por que no te dedeas? – Tanto Lilly como yo abrimos los ojos como platos – ¡Ay por favor! – Exclamó – Si no recuerdo mal una vez te encontré en la ducha de la universidad. – Agregó mirándome, Inmediatamente Lilly y yo soltamos una carcajada mientras yo me sonrojaba al recordar esa noche.

– Ya deja de beber, se están subiendo los tragos. – Dijo Lilly riendo.

– Solo llevo dos cervezas– Respondió en su defensa – y lo que intento decir es que, quizás si te... – Johnston hizo una pausa y me miró agitando su puño frente a la cremallera de sus jeans.

– Así no se masturba una mujer. – Lo interrumpió Lilly para luego reír junto a mi.

– Se como se masturba una mujer, incluso soy bueno haciéndolo. – Tanto Lilly como yo rodeamos los ojos – En fin, si Sebastian te ve quizás se le antoje y al final te ataque como gato en celo. – Solté una carcajada y mientras reía pensaba que quizás el plan de Johnston no estaba mal.

Cuando la noche cayó, Charity llamo avisándole a Johnston que se quedaría con su madre, por lo que teníamos libertad de estar en su apartamento hasta tarde.

– Esta bien, pero en serio, Johnston sabes que te amo y que te aprecio muchísimo – Dijo Lilly acariciando su cabello – ¿Pero que le viste a Charity? – Johnston soltó una carcajada al igual que yo.

– Quizás sea celosa, quizás un poco – Y como si estuviéramos sincronizadas, Lilly y yo miramos incrédulas – Está bien, es una celosa, lo admito. Pero lo cierto es que es lo único que tiene de malo, de resto es... – Johnston hizo una pausa y sonrió – Perfecta. – Sonreí por la manera en la que sus ojos brillaban al hablar sobre ella y por un momento me hizo preguntarme si a Sebastian le pasaba lo mismo.

Como a las Diez de la noche, llego nuestro taxi y despidiéndonos con abrazos y besos, Lilly y yo subimos a este, para cuando llegue a casa ya eras más de las Diez y media y cuando abrí la puerta me encontré con Sebastian en pijama y su abrigo puesto.

– Hasta que al fin llegas, estaba por salir a esperarte a abajo – Lo mire confundida – Llame a Johnston y me preocupe cuando me dijo que habían salido hace como una hora. – Explicó acercándose a mi – Pensé que algo te había pasado. – Tomándome por sorpresa me apretó entre sus brazos y me abrazó con fuerza.

– Estás loco. – Dije riendo y separándome de el.

– Lo sé, por eso me complementas. - Respondió sonriendo para luego besar mis labios.

Esa noche, después de mucho tiempo, por fin, me abrazó mientras estábamos en la cama y fue la noche que más disfruté en días, el calor de su cuerpo junto al mío era la pastilla para dormir perfecta.

When We Meet Again Donde viven las historias. Descúbrelo ahora