Al despertarme a la mañana siguiente, me quede lo que para mi parecieron horas, en la cama, para cuando me levanté me vestí y me preparé para ir a trabajar, sin embargo sabía que aunque llegamos tarde al trabajo, le prepare un bolso a Lucas con su ropa.
– ¿Que haces? – Me pregunto Sebastian a mis espaldas.
– Le preparó un bolso con ropa a Lucas.– Respondí volteándome y regalándole una sonrisa – ¿Te vas a quedar en casa hoy? – Le pregunte al verlo solo con sus bóxers puestos.
– Solo tengo una reunión a las dos. – Respondió para luego abrazarme por la cintura y besar mi cuello.
– Oye, voy a llegar tarde. – Haciendo caso omiso, Sebastian bajo sus manos hasta mis glúteos donde los apretó – ¡Sebs! – Exclamé riendo – Me tengo que ir. – Le di un beso en los labios y salí del apartamento.
Para facilitar un poco las cosas tome un taxi hasta la casa de Albani, así si llegaba tarde al trabajo no llegaría casi una hora después.
– Ya había estado sin el antes, pero no me acostumbro. – Confesé cabizbaja, Albani me miró y frunció el ceño triste.
– Tarde o temprano iba a saberlo, y de no ser por Caroline lo habría sabido antes y todo esto se habría evitado. – Respondió a lo que Asentí de acuerdo – Está adentro, no quiso ir a la escuela hoy. – Suspire y entre a la casa, subí las escaleras hasta la habitación de huéspedes y entre.
– Hey.. – Dije cerrando la puerta a mis espaldas – Me hiciste falta anoche. – Confesé sentándome al borde de la cama.
Lucas no respondía, se mantuvo callado un rato, con sus brazos cruzados sobre su estómago y la mirada fija en el cobertor sobre sus pies.
– Te traje un bolso con ropa. – Dije jugando con mis manos, antes de suspirar – Lamento el que no te dijimos antes sobre tu madre, sabemos que nos equivocamos y que cometimos un error. – Lucas solo suspiro y volteo su mirada hacia la ventana a su derecha – Lucas por favor... –
– ¡Por Dios, déjame en paz! – Grito sin piedad y mirándome directo a los ojos – ¿Que parte no entiendes que no quiere verte ni a ti ni a mi papá? Ambos me mintieron, me vieron la cara de idiota. – Sentí mis ojos cristalizarse, rendida me levanté del borde la cama y acaricie su cabello antes de darle un beso en la frente – Te amo hijo. – Sin decirle más nada salí de la habitación y baje las escaleras para encontrarme a Albani acariciando su panza.
– Tranquila, se que mañana estará contigo de nuevo. – Le regale una sonrisa llena de nostalgia y la abrace antes de salir de su casa.
Durante todo el camino no deje de pensar en el error que habíamos cometido en no decirle a Lucas desde un principio todo, pero ya era tarde el tiempo había pasado y no había forma de volver el tiempo atrás, aunque lo deseara con todo mi ser, estaba en el presente y aunque doliera los errores ya estaban hechos y había que vivir con ellos o remediarlos.
– Has estado totalmente distante todo el día. – Comentó Nainsi parada junto a mi frente al microondas de la sala de descanso.
– ¿Que te hace pensar eso? – Le pregunte sonriendo burlona en un intento por no dar a conocer mis fracasos en la vida.
– El microondas terminó hace veinte segundos más o menos de calentar tu comida y aún tienes la mirada puesta en la pared. – Suspire rendida y tome la comida – Sabes que puedes confiar en mi ¿no? – Le regale una sonrisa y me senté en la mesa a comer.
Luego del almuerzo, atendí a los demás pacientes hasta que mi turno culminó, aún no quería llegar a casa por lo que decidí ir hasta Queens al apartamento de Johnston, para mi suerte estaba ahí, y estaba solo.
– Así que te vas a casar. – Dijo entregándome una botella de cerveza para luego sentarse en el sofá junto a mi – ¿Hablaste con Lucas? – Me pregunto a lo que negué con la cabeza antes de tomar un largo trago de mi cerveza.
– No quiere ni verme en pintura. – Respondí frustrada – Y lo entiendo, es solo que, nunca había estado enojado conmigo y ahora que lo está me saca de quicio. – masculle molesta.
– Normal, Lucas y tu tienen una relación muy estrecha. – Respondió – Pero está dolido, y lo mejor que puedes hacer es darle espacio. – Suspire y alce una ceja.
Casi una hora después de mi llegada, Charity llego a casa y la expresión en su rostro al verme sentada en el sofá de la sala junto a su novio me dio a entender que era menos que bienvenida a ese apartamento.
– ¡Tn_____!– Exclamó con la voz más aguda de lo normal – ¿Tienes mucho que llegaste? – Me pregunto para luego mirar a Johnston.
– Llegue hace como una hora, pero ya me voy, tengo que ir a casa, Sebastian probablemente esté preocupado por mi. – Charity asintió ligeramente con una sonrisa falsa dibujada en su rostro – En fin, nos vemos por ahí. – Me despedí de Johnston con un abrazo y de Charity con un gesto de manos, apenas cerré la puerta principal a mis espaldas pude escuchar el comienzo de una discusión sin sentido, y aunque quisiera quedarme ahí para escuchar todo, solo negué ligeramente con la cabeza y baje los escalones hasta la calle.
Camine unas cuadras hasta la estación del metro, al entrar al vagón me senté junto a la ventana donde apoye mi cabeza y suspiré.
– Bonito anillo. – Dijo una voz gruesa junto a mi, me giré y mire al anciano junto a mi sonriendo – Disculpa que te haya asustado, pero es que ese anillo me recuerda mucho a mi esposa. – Confesó sonriendo, por amabilidad le devolví la sonrisa antes de volver a apoyar mi cabeza en el vidrio.
Al llegar a mi estación me baje y subí las escaleras hasta la calle, donde comencé a caminar.
– ¡Tn_____!– Me giré y lo vi correr hacia a mi, no me había dado cuenta pero estaba justo al otro lado de la estación de policía – ¡Hey! – Me saludó una vez cerca de mi.
– Hola Isaac, ¿Como estás? – Le pregunte sonriendo.
– Bien, no me quejo – Respondió mirando a su alrededor – ¿Que haces a pie? –
– Vendí mi auto hace unos días, no servía por lo que Frank me dio doscientos dólares para usarlo por partes. – Respondí encogiéndome de hombros ligeramente – Por eso ando a pie. –
– Bueno, puedo llevarte si quieres, justo termine mi turno y voy a casa. – Negué ligeramente con la cabeza.
– Estoy bien, además tu vives hacia el otro lado. – Isaac sonrió restándole importancia.
– Solo son unas calles. – Asentí y me balancee sobre mis pies.
– Por eso, solo son unas calles, puedo caminar. – Respondí – En serio gracias. – Isaac me miró dudoso y asintió antes de abrazarme y dejarme ir.
– Llámame cuando llegues a tu apartamento. – Asentí ligeramente y seguí caminando.
Estaba solo a unas tres cuadras de mi edificio cuando por alguna razón, algo dentro de mi me dijo que volteara hacia atrás, con cautela mire por el rabillo de mi ojo y pude ver a dos hombres detrás de mi, ambos de piel blanca y con gorras de béisbol.
Mi corazón se aceleró, así que hice una prueba, me pare justo en el cruce donde habían otras cinco personas más esperando el semáforo a que cambiara, apenas me pare junto a ellos el semáforo cambio a rojo y cruce la calle, para mi mala suerte aquellos hombres también cruzaron, solo faltaba una cuadra y justo cuando pensé en correr ambos cruzaron en la esquina a diez metros de mi apartamento, suspire aliviada y saque las llaves de mi bolso, subí los escalones hasta la puerta y justo cuando metí la llave en la cerradura un dolor ensordecedor se apoderó de mi cabeza seguido por una pesadez en mis párpados.