Capitulo 24

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Al despertarme a la mañana siguiente, me quede lo que para mi parecieron horas, en la cama, para cuando me levanté me vestí y me preparé para ir a trabajar, sin embargo sabía que aunque llegamos tarde al trabajo, le prepare un bolso a Lucas con su ropa.

– ¿Que haces? – Me pregunto Sebastian a mis espaldas.

– Le preparó un bolso con ropa a Lucas.– Respondí volteándome y regalándole una sonrisa – ¿Te vas a quedar en casa hoy? – Le pregunte al verlo solo con sus bóxers puestos.

– Solo tengo una reunión a las dos. – Respondió para luego abrazarme por la cintura y besar mi cuello.

– Oye, voy a llegar tarde. – Haciendo caso omiso, Sebastian bajo sus manos hasta mis glúteos donde los apretó – ¡Sebs! – Exclamé riendo – Me tengo que ir. – Le di un beso en los labios y salí del apartamento.

Para facilitar un poco las cosas tome un taxi hasta la casa de Albani, así si llegaba tarde al trabajo no llegaría casi una hora después.

– Ya había estado sin el antes, pero no me acostumbro. – Confesé cabizbaja, Albani me miró y frunció el ceño triste.

– Tarde o temprano iba a saberlo, y de no ser por Caroline lo habría sabido antes y todo esto se habría evitado. – Respondió a lo que Asentí de acuerdo – Está adentro, no quiso ir a la escuela hoy. – Suspire y entre a la casa, subí las escaleras hasta la habitación de huéspedes y entre.

– Hey.. – Dije cerrando la puerta a mis espaldas – Me hiciste falta anoche. – Confesé sentándome al borde de la cama.

Lucas no respondía, se mantuvo callado un rato, con sus brazos cruzados sobre su estómago y la mirada fija en el cobertor sobre sus pies.

– Te traje un bolso con ropa. – Dije jugando con mis manos, antes de suspirar – Lamento el que no te dijimos antes sobre tu madre, sabemos que nos equivocamos y que cometimos un error. – Lucas solo suspiro y volteo su mirada hacia la ventana a su derecha – Lucas por favor... –

– ¡Por Dios, déjame en paz! – Grito sin piedad y mirándome directo a los ojos – ¿Que parte no entiendes que no quiere verte ni a ti ni a mi papá? Ambos me mintieron, me vieron la cara de idiota. – Sentí mis ojos cristalizarse, rendida me levanté del borde la cama y acaricie su cabello antes de darle un beso en la frente – Te amo hijo. – Sin decirle más nada salí de la habitación y baje las escaleras para encontrarme a Albani acariciando su panza.

– Tranquila, se que mañana estará contigo de nuevo. – Le regale una sonrisa llena de nostalgia y la abrace antes de salir de su casa.

Durante todo el camino no deje de pensar en el error que habíamos cometido en no decirle a Lucas desde un principio todo, pero ya era tarde el tiempo había pasado y no había forma de volver el tiempo atrás, aunque lo deseara con todo mi ser, estaba en el presente y aunque doliera los errores ya estaban hechos y había que vivir con ellos o remediarlos.

– Has estado totalmente distante todo el día. – Comentó Nainsi parada junto a mi frente al microondas de la sala de descanso.

– ¿Que te hace pensar eso? – Le pregunte sonriendo burlona en un intento por no dar a conocer mis fracasos en la vida.

– El microondas terminó hace veinte segundos más o menos de calentar tu comida y aún tienes la mirada puesta en la pared. – Suspire rendida y tome la comida – Sabes que puedes confiar en mi ¿no? – Le regale una sonrisa y me senté en la mesa a comer.

Luego del almuerzo, atendí a los demás pacientes hasta que mi turno culminó, aún no quería llegar a casa por lo que decidí ir hasta Queens al apartamento de Johnston, para mi suerte estaba ahí, y estaba solo.

– Así que te vas a casar. – Dijo entregándome una botella de cerveza para luego sentarse en el sofá junto a mi – ¿Hablaste con Lucas? – Me pregunto a lo que negué con la cabeza antes de tomar un largo trago de mi cerveza.

– No quiere ni verme en pintura. – Respondí frustrada – Y lo entiendo, es solo que, nunca había estado enojado conmigo y ahora que lo está me saca de quicio. – masculle molesta.

– Normal, Lucas y tu tienen una relación muy estrecha. – Respondió – Pero está dolido, y lo mejor que puedes hacer es darle espacio. – Suspire y alce una ceja.

Casi una hora después de mi llegada, Charity llego a casa y la expresión en su rostro al verme sentada en el sofá de la sala junto a su novio me dio a entender que era menos que bienvenida a ese apartamento.

– ¡Tn_____!– Exclamó con la voz más aguda de lo normal – ¿Tienes mucho que llegaste? – Me pregunto para luego mirar a Johnston.

– Llegue hace como una hora, pero ya me voy, tengo que ir a casa, Sebastian probablemente esté preocupado por mi. – Charity asintió ligeramente con una sonrisa falsa dibujada en su rostro – En fin, nos vemos por ahí. – Me despedí de Johnston con un abrazo y de Charity con un gesto de manos, apenas cerré la puerta principal a mis espaldas pude escuchar el comienzo de una discusión sin sentido, y aunque quisiera quedarme ahí para escuchar todo, solo negué ligeramente con la cabeza y baje los escalones hasta la calle.

Camine unas cuadras hasta la estación del metro, al entrar al vagón me senté junto a la ventana donde apoye mi cabeza y suspiré.

– Bonito anillo. – Dijo una voz gruesa junto a mi, me giré y mire al anciano junto a mi sonriendo – Disculpa que te haya asustado, pero es que ese anillo me recuerda mucho a mi esposa. – Confesó sonriendo, por amabilidad le devolví la sonrisa antes de volver a apoyar mi cabeza en el vidrio.

Al llegar a mi estación me baje y subí las escaleras hasta la calle, donde comencé a caminar.

– ¡Tn_____!– Me giré y lo vi correr hacia a mi, no me había dado cuenta pero estaba justo al otro lado de la estación de policía – ¡Hey! – Me saludó una vez cerca de mi.

– Hola Isaac, ¿Como estás? – Le pregunte sonriendo.

– Bien, no me quejo – Respondió mirando a su alrededor – ¿Que haces a pie? –

– Vendí mi auto hace unos días, no servía por lo que Frank me dio doscientos dólares para usarlo por partes. – Respondí encogiéndome de hombros ligeramente – Por eso ando a pie. –

– Bueno, puedo llevarte si quieres, justo termine mi turno y voy a casa. – Negué ligeramente con la cabeza.

– Estoy bien, además tu vives hacia el otro lado. – Isaac sonrió restándole importancia.

– Solo son unas calles. – Asentí y me balancee sobre mis pies.

– Por eso, solo son unas calles, puedo caminar. – Respondí – En serio gracias. – Isaac me miró dudoso y asintió antes de abrazarme y dejarme ir.

– Llámame cuando llegues a tu apartamento. – Asentí ligeramente y seguí caminando.

Estaba solo a unas tres cuadras de mi edificio cuando por alguna razón, algo dentro de mi me dijo que volteara hacia  atrás, con cautela mire por el rabillo de mi ojo y pude ver a dos hombres detrás de mi, ambos de piel blanca y con gorras de béisbol.

Mi corazón se aceleró, así que hice una prueba, me pare justo en el cruce donde habían otras cinco personas más esperando el semáforo a que cambiara, apenas me pare junto a ellos el semáforo cambio a rojo y cruce la calle, para mi mala suerte aquellos hombres también cruzaron, solo faltaba una cuadra y justo cuando pensé en correr ambos cruzaron en la esquina a diez metros de mi apartamento, suspire aliviada y saque las llaves de mi bolso, subí los escalones hasta la puerta y justo cuando metí la llave en la cerradura un dolor ensordecedor se apoderó de mi cabeza seguido por una pesadez en mis párpados.

When We Meet Again Donde viven las historias. Descúbrelo ahora