Un extraño sueño

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Un telescopio. Ese fue el regalo que le dieron sus padres. Mientras otros pedían juguetes u otras elegantes ropas de seda, Akari era más que feliz con esto, un telescopio.

Antes pregunte que eran las estrellas para Akari, pues bien, es muy simple; ¡Es la materialización de la esperanza! Ver el cielo y apreciar la belleza natural que estos astros ofrecen no tiene precedentes. Las estrellas en esta época como en 1000 mil años atrás se ven con una luz especial; de las pocas cosas que se han mantenido prácticamente intactas en la visión de las personas, o más importante, en la de los niños. No es lo mismo crear un sentimiento a partir de algo y que este se pueda transmitir, no como idéntico, pero sí especial. Akari aún no conocía la definición de esperanza, nunca la pensó, nadie le dijo su significado, y aun así era lo que más apreciaba.

No desperdicio un momento más; se lanzó como un tigre cazando a su presa en dirección a su artilugio. Mientras tanto, sus padres solo podían observar a su hija con completa alegra, complacidos y satisfechos de haber acertado rotundamente en el regalo de este año; pero la euforia no es eterna, llega a ser tanta efímera para todos. Los padres de Akari estos momentos debían de ser preciados; Akari los necesitara.

— ¡Esto es increíble! Vengan a ver — Dijo Akari aun con el ojo puesto en la lentilla.

La noche se pasó rápido a los ojos de la niña, explicando a diestra y siniestra todos los cuerpos celestes, descubriendo diferentes aspectos como como puntos de diferentes colores; entendió rápidamente que esos puntos no eran más que planetas lejanos. Solo le confundía que no viera a Marte siendo que era el planeta más cercano junto a Venus y en su lugar vio a Júpiter, reconociéndose por el color y por una pequeña mancha en la zona inferior del planeta; era una duda que consultará después.

Era la segunda vez que le pasaba el día de hoy, pero las horas se sintieron minutos. En un abrir y cerrar de ojos ya era bastante tarde, y eso solo porque sus padres fueron permisivos en dejarla más tiempo del que debería, pero todo tiene un límite. Inmediatamente Akari se separó del telescopio, hizo un puchero para que pudiera seguir mirando, pero sus padres no lo permitieron. Poco a poco, sus pucheros se tornaron en palabras casi inaudibles, y esas palabras solo se transformaron en balbuceos; su cuerpo cada vez más y más abandonaba su cuerpo, hasta que por fin se quedó dormida.

Su madre le dio un beso en la mejilla mientras su padre solo le revolvió el cabello, ambos susurraron "buenas noches" para no despertarla y se retiraron. Tan pronto se retiraron, ambas sonrisas que acompañaron a la niña en todo momento, se desvanecieron.

— Tenemos que hablar — Dijo Tadao, el padre de Akari. Hombre de voz grave, algo corpulento, pero de un tamaño promedio, una nariz pequeña y poco profunda que heredó su hija y labios francamente finos, ojos cafés y pelo negro

— Eres un egoísta — Lya le recriminaba. Estaba atónita, 'cómo alguien puede ser tan egoísta' pensó.

— No lo entiendes — Respondió.

— ¿Que no entiendo? El hecho de este "suicidio" en el que te has metido; pero no solo te has metido a ti, ¿por lo menos has pensado en lo que nos pasara a mi o a Akari?... No, replanteo la pregunta ¡¿Has pensado en Akari en algún momento?! — Su voz se alzaba cada vez más, el silencio funerario de hace unos momentos voló en el pasado. Tadao la silenció, poniendo su dedo índice en su boca para callarla. Lya quería replicar, pero no lo hizo, pues Tadao señalaba la habitación de Akari, no quería despertar a su hija y que viera este alboroto.

— Se que estas molesta, lo entiendo, pero esto tiene solución —

— ¿así? ¿Y esa gran solución cuál es? —

— Un último trabajo — Era el colmo, quería darle una cachetada en esa mejilla por lo idiota de la idea. Su mera "misión" ya había condenado el destino de su familia. — Si logro llegar a salvo de este trabajo, todo volverá a la normalidad; de hecho será mejor que antes; nuestra familia será recompensada con un ingreso mejor y podremos pasar el resto de nuestras vidas felices sin preocuparnos de nada —

La Slayer De Las EstrellasWhere stories live. Discover now