Akari salió de la habitación. El frío del exterior le pegó de lleno, estaba los shoji abiertos (1). Tenía un poco de mareo por la falta de sangre en la cabeza. Miro hacia arriba para enfocar la hora; había un reloj por el pasillo de su cuarto a su sala. Eran las 4:24 de la madrugada; no la impresionó, sabía que debía de ser temprano, en menos de una hora amanecería.
Su concentración cambio a un diferente rumbo. La sala de estar estaba con la luz encendida. Se seguían unos murmullos, pero no era tan audible. Se fue acercando lentamente al shoji que separaba el pasillo de la sala; por cada paso que daba se crecía su propia tensión, empezó a sudar frío por todo el cuerpo, desde cara hasta la palma de las manos y sus piernitas. Sus movimientos eran rígidos; decir que estaba aterrada sería un eufemismo; el solo hecho de la luz y los ruidos le daba una mala espina sin precedente.
Quería parar, pero algo le decía que debía continuar, que debía estar en ese lugar y momento dado; debía ser otra parte de su cuerpo que no fuera su instinto perspicaz porque le seguía gritando a la cara una y otra vez: lo que encontrarás será la muerte.
Por fin llego al shoji. Agarró la saliente para abrirla, pero se quedó estática: un ruido sordo, silencio absoluto y la luz aun prendida; solo se veía a través de la luz el cuerpo inerte de alguien. Esto a Akari en pánico. La niña derramó un par de lágrimas inaudibles e involuntarias, ni se dio cuenta de ellas; no quería esperar que detrás de la puerta pasara algo que se arrepentiría de ver. Con todas sus fuerzas y una voluntad inhumana, empujo el shoji y vio el contenido de la habitación.
— A-Ak-Akari, ¿Q-Qué haces despierta cielo? — Ahí estaba, su madre, su Okāsan. Ignoro la pregunta y simplemente se lanzó para brindarle un abrazo. Lya reaccionó rápido, abriendo sus brazos para agarrar a su hija; le estaba partiendo el cuerpo con tremendo agarre que le daba. Sollozaba, del alivio que su imaginación e intuición le hacían sentir con los escenarios de lo que estaba detrás del shoji.
— Akari, qué... ¿Qué te pasa? ¿Tuviste una pesadilla? — Akari no sabia que responder a esa pregunta. Podría decir que si por el inicio de su sueño; aun le dolía los efectos de este, ya sabía que los raspones de los que tanto se quejaba no eran nada comparado al dolor real; pero el resto del sueño no era tan malo. Levantó la vista y negó con la cabeza.
— No... No... So-Solo... Fue e-extraño, es todo — Lo decía no tan convencida de sus palabras, pero lo que contaba era la verdad, al menos la verdad que ella sentía que era. Su madre, por otro lado, no le daba la importancia suficiente, no la acostumbrada; y Akari lo noto.
Lya miraba al techo de forma pausada, pero con terror en sus ojos, como si estuviera siendo acechada por un animal salvaje dentro de las sombras. Ese primer consuelo de ver a su madre poco a poco se fue desvaneciendo, dejando la duda y la incertidumbre. Akari intento mirar las mismas esquinas y zonas oscuras de la sala, pero no logro ver nada. Aun sin poder ver nada, su percepción susurraba que algo no andaba bien.
— O-Okāsan, ¿Qué está pasando? — Conectaron vistas. Lya observó a su hija detenidamente, sin parpadear o dejar el contacto visual, Akari solo la imito, sin entender mucho de lo que pasa. — ¿Qué es lo que tanto...
No termino la frase, su madre le puso su mano en la boca rápida. Esto desconcertó aún más a Akari, pero sin duda no era algo bueno. Sus antiguos nervios empezaron a volver. En un segundo, se pudo ver como lo que parecía una persona se movía por arriba del tejado. La niña soltó un gemido de pánico. Lya agarró a su hija y rápidamente la llevó a su habitación, se separaron y Lya selló el cuarto con una estantería del cuarto de la pequeña. Ambas, aunque no lo querían decir, estaban mortificadas del miedo; Akari por los ruidos y su propia paranoia causada por su propios instintos y Lya... Porque sabía lo que pasaba, y estaba aterrada de lo que seguiría.
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La Slayer De Las Estrellas
AventureTras la perdida de sus padres, Akari Kibō se embarcara en un mundo completamente nuevo, donde los demonios y los cazadores combaten sin fin para derrotar a Muzan... Con el objetivo de descubrir la verdad y resguardar su felicidad, estará dispuesta a...