Capítulo 10

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Abro los ojos lentamente. Mis manos están atadas a unas esposas colgadas en el techo que hacen que mis pies no toquen el suelo, mis muñecas escuecen de dolor. Giro la cabeza, hay una mujer a mi lado, casi esquelita. Ella también levanta la cabeza, casi con un aire esperanzado.

-       ¿Dónde estoy? – le pregunto con voz rasposa.

-       Cariño, estas en el mismísimo infierno. – dice ella.

-       No le hagas caso. – dijo otra voz.

Me giro para ver a una chica más o menos de mi edad, igual de esquelita que la otra.

-       ¿Qué no me haga caso? – la mujer espeta con una sonrisa terrorífica. -  ¿A caso no es cierto? Es la criatura más fea y horrorosa que hay.

-       Dorrit, no especules tanto. – dice la otra. – Me llamo Lucy, ¿y tú?

Debato si debo contestar o no.

-       Valerie. – le digo. - ¿De qué criatura está hablando?

La mujer empieza a reír como una loca. Me estremezco.

-       Esta chica es tonta. – dice aun riendo. – Lo que te ha traído aquí, estúpida. La radiación le ha hecho eso al pobre muchacho. Mitad pulpo y mitad humano. Y encima deforme, la criatura más horrible y fea. No hay nada peor que eso, chica, aparte de lo que te hace.

-       ¿Qué hace? – le incito a seguir.

-       No le hagas caso. – dice Lucy.

-       Tiene que saberlo. – dice ella. –Pronto empezará con ella.

-       ¿Qué me hará? – pregunto casi gritando.

-       Valerie, relájate.

-       Ahora lo verás, cariño, ahora lo verás. – dice la mujer riendo de nuevo.

Entonces se oye un ruido y veo entrar a la criatura. Grito de terror. No he visto nada peor, es horrible y fea. La parte de arriba es de un hombre – si se puede considerar hombre – con colmillos y dientes desfigurados, un ojo más grande que el otro y de diferente color -  el más pequeño verde y el otro amarillo -, no tiene lengua pero se le ve la campanilla, huele fatal y la espalda la tiene totalmente torcida, incluso de ella salen espinas.  No tiene brazos pero tiene cientos – tal vez no tantos – de tentáculos.

Se acerca a mí, abriendo la boca soltando una melodía terrorífica, como la de una serpiente llamando a su presa. Entonces me rodea el cuello con el tentáculo y con una enorme ventosa, me chupa la sangre. Grito de dolor.

Me muevo frenéticamente. Ese tentáculo realmente me está chupando la sangre y eso es la cosa más rara, escalofriante y dolorosa que me ha pasado en todas estas semanas.

Al cabo de unos minutos que se hacen eternos, entre gritos y plegarias, despeja la ventosa. Y el bicho - o más bien monstruo - se gira para irse.

No se cómo lo hago exactamente, pero consigo sacar una de la manos de las cadenas y con la ayuda de esta – la mano libre – saco la otra mano. Mis pies tocan el suelo con un salto firme. La bestia ni se inmuta, no debe tener el oído demasiado fino. Cojo una tubería que hay en el suelo y la estampo contra la cabeza del bicho haciendo que se desmaye y caiga al suelo.

 Mis manos están llenas de sangre y estoy temblando.

-          Whoa – exclama Lucy. – Eso ha sido increíble.

-          Gracias. – le susurro.

-          Suéltame rápido, antes de que eso se despierte.- me dice.

Me acerco a ella y la suelto rápidamente.

-          Gracias. – dice Lucy sonriente.

Tiene razón, no tenemos tiempo que perder. El hombre-pulpo podría despertar en cualquier momento.

-          Estáis locas. – dice Dorrit riéndose exageradamente.

-          Vamos, cállate. – le exclama Lucy. –  Aguantarla durante tanto tiempo sola ha sido una tortura.

-          No podemos dejarla sola.  – le digo. – La matará.

-          Bueno, como quieras.  – me dice Lucy.

Me acerco a Dorrit y la desato. Ella no me da las gracias. Se va velozmente hacia el pasadizo, dejándonos a solas en la habitación con el pulpo-hombre. Lucy y yo no tardamos en seguirla.

Traspasamos un largo y estrecho pasillo, escalofriantemente silencioso, hasta llegar a una puerta enorme de metal.  Dorrit la abre sin pensarlo dos veces y entramos a una enorme habitación. La habitación tiene otra puerta de metal muy grande y unas escaleras de cristal que van hacia arriba, pero eso no es lo más escalofriante. Hay un montón de pantallas  que muestran cada pasadizo de la estación y de algunas habitaciones en concreto, el pulpo nos ha estado vigilando desde el principio.

Me acerco a la pantalla para mirar mejor y entonces me doy cuenta. No solo muestra grabaciones de esta estación en concreto, muestra grabaciones – actuales o no – de otras estaciones.

Un escalofrío recorre mi espina dorsal.

Esto no puede estar pasando.  Nos ha espiado desde el principio.  El pulpo nos ha espiando a todos, por eso las estaciones han sido atacadas. Pero no puede estar solo, es imposible…. Tiene que haber más…

La puerta.

La puerta es la solución a mis preguntas. Tengo que abrirla...

Un ruido me detiene.

 Mierda… el hombre-pulpo se ha despertado.

La Guerra contra el Tiempo (Novela Corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora