MALENA:
TARDE LLUVIOSA DE CONFESIONESSalimos de la plaza atravesando las rejas para huir de la lluvia que se vuelve cada vez más fuerte, intentando resguardarnos de ella.
En la calle y con la tormenta sobre nosotros, casi no se puede ver de la cantidad de agua que cae. Mateo toma mi mano para cruzar juntos la avenida, con cuidado de no resbalarnos, saltando charcos enormes.
Una vez que estamos en la cuadra de enfrente, nos resguardamos bajo el techo de una esquina.
— ¿A dónde vamos? —le pregunto secándome el agua de la cara con la manga de la campera.
Más que lluvia, parece que me tiraron un baldazo de agua encima porque estoy totalmente empapada y mi ropa escurre agua, al igual que Mateo.
El morocho me mira, aunque para hacerlo tiene que girar y bajar la cabeza, y se queda pensando unos segundos.
— Busquemos una cafetería —dice finalmente. Lo ideal es ir a un lugar caliente, porque estamos mojados y hace frío.
Agarra mi mano de nuevo, y salimos corriendo para escondernos bajo el siguiente techo, y así de techo en techo, mientras buscamos un café.
Cuatro cuadras después encontramos una cafetería y entramos. Una moza nos mira mal por mojarles el piso, y mi cara es de "bueno, mami, qué queres que haga, perdona", pero no digo nada y pasamos.Nos sentamos en unos sillones viejos de cuero, con una mesa de por medio, que están junto a un ventanal con vista a la calle y cerca de la calefacción.
El lugar es bastante cálido y acogedor. Con paredes de ladrillos viejos y vigas de madera y metal. Tiene un toque vintage pero renovado a la vez, con luces cálidas y estufas viejas. Por el ventanal se ve la lluvia golpear y las gotas caer.
— ¿Ya conocías el lugar? —le pregunto sacándome la campera empapada y dejándola a un lado, porque está fría y pesada.
— No —dice el morocho y hace un puchero negando con la cabeza mientras admira el lugar.
— Es re lindo —le digo observando el interior de la cafetería.
— Sí, re —coincide—. Igual me conformo con que esté calentito —dice encogiéndose por el frío.
Mientras esperamos a que nos atiendan charlamos, pero se siente un poco de tensión en el ambiente. A los pocos minutos llega una moza, nos pedimos café, chocolate caliente, jugos, medialunas y tostadas. Bien cargado porque no comimos nada. Al rato llega la merienda y continuamos con la charla.
— (...) Pero bueno... —hace una pausa para masticar y tragar— ¿Qué pensas de haber vuelto? ¿Te gusta?
— Sí. Extrañaba un montón a las chicas, hablábamos a distancia pero no es lo mismo qué estar en persona.
— ¿Hace mucho conoces a las chicas? —pregunta Mateo.
— Con Lu nos conocemos desde jardín, y a Agos de primaria. Desde ahí somos amigas y estuvimos juntas hasta el secundario, que me fui cuando terminé primer año —hago una pausa para tomar jugo—. Si no me equivoco, Manu venía al colegio, pero iba al otro curso... ¿Ustedes desde cuándo se conocen con los chicos?
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No soy capaz de vivir sin vos
FanficM| "Arreglemos todo, no soy capaz de vivir sin vos" Malena regresa a su vieja casa en el barrio de La Boca, intentando dejar atrás un secreto de su pasado el cual hace que la culpabilidad la carcoma. En este regreso, el reencuentro con sus dos mejor...