✨𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟻✨

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EL AMOR DUELE,
LA VERDAD TAMBIÉN

MATEO:

Me despierto cuando mi viejo me avisa que se va a trabajar. Veo la hora y son las nueve de la mañana. No pasa mucho tiempo desde que lo escucho salir, hasta que suena el timbre.

Imagino que Pedro se olvidó las llaves o algo, y cuando tocan de nuevo me levanto de la cama. Voy al piso de abajo hasta la entrada para abrir la puerta, y me encuentro con la morocha llevándome una sorpresa.

— ¿Sabes que vivimos en Argentina, vos no preguntas quién es? —ríe Male.

— Pensé que eras mi viejo —digo refregándome los ojos por la luz de la calle, y noto lo grave que me sale la primera voz a penas me despierto—. ¿Qué haces acá? —pregunto confundido.

— Que feos modales... "Hola", "Buen día", "¿Cómo estás?, "Yo bien, ¿y vos? —dice imitando un dialogo—. Te vine a ver —contesta finalmente.

— ¿No tendrías que estar en el colegio vos? Es miércoles...

— Sí, pero no tenía ganas de ir y quería verte. Ayer me rateé, hoy falto, ¿qué le hace una mancha más al tigre? —alza los hombros.

— ¿Faltaste para venir a verme? —pregunto confundido terminando de tallarme los ojos.

— Sí. Además vos pensabas dormir toda la mañana y tenemos un trabajo de historia que hacer, así que...

— ¿Viniste para que hagamos el trabajo? —cuestiono dudando más que antes.

— Sí... —contesta ya con cansancio pero riendo—. Te traje facturas para desayunar... —sonríe mostrándome una bolsa—. ¿Me vas a dejar pasar o me quedo en la calle?

— ¿Te podes casar conmigo, por fa'?

— Jajajaj dale tarado, toma —dice dándome la bolsa y me corre a un lado para pasar finalmente.

Cierro la puerta después de que pasa y me volteo a verla, pero ya se adelantó en entrar a la casa dejando su mochila en el sillón e instalándose.

— ¿Desayunaste? —me pregunta.

— No, me acabo de despertar.

— Bueno, anda a ponerte una remera y lávate la cara, que yo pongo la pava y preparo algo para que desayunes —dice sonriendo y va directamente a la cocina.

Sin acatar la orden, la sigo a la cocina y la veo mientras pone la pava y prepara el mate. No puedo evitar verla y pensar "qué mujer".

— ¿Posta queres hacer el trabajo? —pregunto recostándome en el marco de la puerta y ella se gira a verme.

— Ajam... —contesta mientras arma el mate—. Además te mandaron un trabajo de Educación Física por lo que pasó, también te ayudo con ese...

— Tengo toda la semana para hacerlo —me quejo con un puchero.

— Esa frase tiene un "no lo voy a hacer" incriptado, y ya te digo que sí. Cuanto antes lo hagamos mejor, y si te ayudo es más rápido.

— Okey —digo con pocas ganas—. No me voy a quejar de tu compañía... Pero primero quiero desayunar.

— ¿No te vas a cambiar antes? —pregunta mirándome.

No soy capaz de vivir sin vosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora