La vida era bella. El sol brillaba hermoso en el cielo. Respiró profundamente y llenó sus pulmones de aire puro. Suspirando pensó en como adoraba la primavera, era la mejor época del año según su opinión. Después de un largo invierno era impresionante ver como todo cobraba vida y los colores iluminaban todas las esquinas. Podría hasta jurar que notaba una diferencia en las personas, quienes a su parecer se miraban contentas y sonrientes, hasta su hermana Hannah se mostraba feliz ese día.
Cuando se levantó decidió que desaprovechar un día tan hermoso sería un pecado así que se duchó rápidamente y bajó las escaleras hasta el primer piso donde sus padres habían creado una habitación especialmente diseñada para Hannah y sus necesidades. A pesar de ser cuatro años mayor que su hermana, se sentía como una segunda madre muy protectora de ella y siempre que podía le demostraba su amor incondicional. Hannah era su mejor amiga y confidente. Era su alma gemela y oraba fervientemente todas y cada una de sus noches para que un milagro le diera la salud que su hermana tanto necesitaba.
Desaceleró su paso para que Hannah disfrutara de su día en el parque, bajó la mirada y sonrió al ver que su pequeña hermana tenia las mejillas sonrosadas a pesar de la palidez de su piel, iba sentada en su silla de ruedas mirando todo lo que había alrededor. Tanta gente feliz, adultos que paseaban y jugaban con sus hijos quienes llenaban el ambiente con sus risas contagiosas, ancianos disfrutando el buen tiempo, algunos paseaban a sus mascotas y otros simplemente estaban sentados en la hierba saboreando los últimos días de la primavera.-Mira Hannah, ¡un grupo de mimos franceses!- exclamó emocionada dirigiéndolas hacia la multitud que contemplaba el acto.
Pidiendo disculpas se fue abriendo paso entre la multitud, quienes al ver que empujaba una silla de ruedas y el aspecto casi fantasmal de su hermana se conmovían y les permitían acercarse al frente.
Una vez colocadas en primera fila del show, no pudo evitar darle gracias a San Rafael, quien a su parecer era el que cuidaba y protegía a los enfermos, por que ese día su hermana se mostraba tan contenta que por un minuto pensó que quizá y sólo quizá su corazón podría recuperarse y gozar de la salud que tanto se merecía.Decidió disfrutar del show encantada por el poder que tenían esos mimos para animar a su público. De repente un mimo que parecía muy triste con una pequeña lágrima negra en su cara blanca, se sentó y suspiró trágicamente. Tocándose su corazón les hacia entender que sufría de mal de amores. Los otros tres mimos hacían todo tipo de piruetas para animarlo pero el seguía triste tan triste, miraba hacia todos lados esperando algo hasta que lo encontró. Su mirada se avivó cuando cuando miró a Hannah. Y su rostro se transformó en una máscara de alegría. La apuntó con un dedo enseñándole a sus amigos mimos que la había encontrado. Y todos ellos caminaron y se plantaron frente a Hannah cargando una grabadora enorme y colorida. Uno de ellos le pidió con señas que apretara un enorme botón rojo y Hannah lentamente levantó su delgado y frágil brazo y con mucho esfuerzo lo apretó. Una melodía tropical comenzó y los tres mimos se pusieron uno al lado del otro a cantar en frente de Hannah y del mimo que antes había estado triste pero que ahora con su cabeza baja lanzaba miradas tímidas hacia Hannah. En cuanto la canción cobró vida supo emocionada que este debía ser un momento único y especial para su hermana porque ellos cantaban Kiss The Girl del Clásico La pequeña Sirenita. Esta siempre había sido la película Disney favorita de su hermana y sin duda cada vez que la miraba repetía continuamente la parte donde el cangrejo Sebastián le cantaba al Príncipe para que tomara valor y besara a la chica. Los mimos fingían que estaban cantando y trataban de empujar al tímido mimo para que agarrara valor y le diera un beso a Hannah. Era todo tan precioso que sus ojos se humedecieron de felicidad porque sabía que su hermana estaba disfrutando esto tanto o más que ella. Al final de la canción el mimo cobro valor y se hincó frente a Hannah, este sacó de la nada una enorme rosa roja, se la ofreció y cuando ella la agarró, cogió su mano libre en la cual posó un beso casto. Luego se levantó feliz y ella como el resto del público le aplaudieron con fervor. Todos los mimos se inclinaron haciendo reverencias para agradecer y finalizar su presentación.
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URIEL
FantasyPara Alicia El amor en cualquiera de sus formas es el arma más poderosa. La fé es la herramienta que determina la intensidad del combate. Y la esperanza, Bueno... muchos dicen que es lo último que debería perderse. Para Alicia, la mezcla de estas tr...