URIEL

Capitulo III

-Así que ahora tengo una eternidad para disfrutar sin las personas que más amo.- le murmuró Alicia al ángel Seidel.

Seidel estaba bastante interesado en ver el comportamiento de los humanos en ese hospital, eran pocas las veces que tenía oportunidad de contemplar un día normal en las vidas de estos humanos, aunque relativamente seguían en la dimensión del Lobby ésta también podía proyectar cualquier lugar donde el individuo quisiera estar o donde este se sintiera más cómodo, tal y como le explicó previamente a Alicia. Pero era nada más que un espejismo, como un video de 360 grados en vivo y en directo.
Frunció el ceño al ver tantas personas enfermas o con dolor, infelizmente él no era un Angel de la Dominación, eran estos Angeles los que protegían los hospitales y transmitían sanación a nivel físico, emocional y mental. Su posición de ángel mensajero lo limitaba a dedicarse solamente a distribuir mensajes a las almas recién llegadas y en ocasiones encaminarlas a las puertas del Edén donde los querubines se encargaban de recibirlas. Siempre había pensado que estos ángeles eran demasiado engreídos ya que se creían tener el mejor trabajo en el cielo custodiando los lugares sagrados como el Edén, donde las almas humanas transcurrían su final feliz.
De pronto algo lo sacó de la línea de pensamientos y automáticamente se puso tenso.

-¿Se puede saber que estas haciendo Alicia?- le preguntó al sentir las manos exploradoras de la pequeña en sus alas.

-Me canse de que ignoraras mis preguntas y decidí tomar manos en el asunto... La verdad es que me mataba la curiosidad por ver de cerca tus alas, son increíbles Seidel.- recorrió con sus yemas las enormes plumas de blanco prístino desde la punta hasta la raíz y se maravillo al sentir la unión de los pliegues que las juntaban a su espalda. Alicia sintió que Seidel se tensaba aun más y lo vio encoger sus alas y tratar de pegarlas a su espalda lo máximo posible tratando de obstaculizar su exploración. Si supiera que su segundo nombre era Obstinada.

Seidel no se podía creer lo que estaba pasando, desde luego la chica no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pues su alma solo expedía una inocente curiosidad nata, pero para él era otra historia. Tuvo que contener un gemido al sentir sus pequeñas manos acariciando sus alas, para los ángeles este era un acto íntimo, muy íntimo, que generalmente lo realizaban las parejas en la intimidad ya que provocaba un placer muy pero muy agradable. Y aquí estaba él dejando que un alma humana le explorara las alas en vez de terminar su trabajo y llevarla a su lugar de destino. Ese pensamiento lo hizo tensarse y replegar sus alas, por mucho que le cayera bien esta humana tenía que despedirse de ella y desearle una feliz eternidad.

-Vaya, vaya, vaya... El pequeño y serio Seidel nos entretiene con un acto público de lo más ca-lien-te... Y nada menos que con una pequeña cosita preciosa.-
Ambos se dieron la vuelta asustados al escuchar el comentario del individuo. No sabía porque pero Alicia tenía la impresión que la habían cachado haciendo algo indebido, aunque no estaba segura de qué.

Alicia que creía estar preparada para todo, una vez más se quedó sin palabras al ver el hermoso espécimen que tenía enfrente. Era increíblemente bello, todo en él era perfecto, su cabello, sus rasgos simétricos, aquellos ojos de un azul intenso casi eléctrico, y cuando posó la miraba en aquella boca sensual casi pecadora sintió que se le debilitaban las rodillas. Si, este definitivamente era el macho más hermoso que había visto nunca y para poner la cereza en la cima del helado, el individuo era nada más y nada menos que un ángel con unas enormes y relucientes alas color tiza.

-Si muñeca, esa es una reacción a la que estoy acostumbrado.- le guiñó el ojo de manera picara. -Mi nombre es Haydrien y estoy a tu entera, completa y absoluta disposición.- su tono era bastante sugerente y Alicia no pudo evitar sonrojarse. ¡Pero que ángel más provocativo! Hasta ahora siempre se los había imaginado como seres puros, inocentes e inmaculados, nada más lejos de la realidad. La verdad es que estos ángeles estaban resultando muy parecidos a los humanos excepto por el detalle de las alas y esas aburridas túnicas que llevaban puestas, al menos la de Haydrien era verde. Interesante. Aún así no estaba segura de querer relacionarse con un Playboy alado, su alarma interna le aconsejaba que tuviera cuidado.