Capitulo VI

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Comenzaba a incomodarse bajo el escrutinio no disimulado de Haydrien. Este caminaba a su alrededor estudiándola de arriba para abajo, murmurando palabras de admiración. De reojo notó que él estiraba la mano para tocar su ala izquierda y automáticamente le dió una palmada a su mano atrevida.

-¡Ouch, Mujer!- le reclamó sobándose la mano. -¿Acaso tengo en la frente escrito que soy material dispuesto a recibir tus agresiones? ¿Y debo pensar que los humanos son una raza civilizada ahora?- Haydrien comentó irónicamente.

-No sé, pero yo creo que tu pides a gritos que alguien te domestique.-

-¿Y tu te ofreces para la tarea?- preguntó de manera sugerente.

-Porfavor.- se burló ella. -No pierdas ni tu tiempo ni tu encanto. No caeré víctima de tu romanceo. No eres mi tipo Playboy alado.

Haydrien se rió fuerte y con ganas.

-Valía la pena intentarlo.- Haydrien miró a su alrededor y silbó. -Vaya vaya. ¿Tratando de impresionar a alguien, Esmeralda?- La pregunta la hizo a nadie en concreto, pero al ver que de la nada en el suelo aparecía un enorme ladrillo de mármol provocando que Haydrien tropezara cómicamente, supo de quien era la respuesta.

-Te fijas. No sólo a mi me sacas el lado agresivo.- le comentó sonriendo. Paso sus manos por el diván que tenía tallado plumas en su madera oscura. El tapiz blanco era suave. -Creo que me gustas aún más Fortaleza de Rafael.- Alicia se sentó y un puff se materializó para que reposara sus pies. -Gracias cariño- dijo mientras seguía acariciando el tejido del diván como si fuera una mascota.

Haydrien puso los ojos en blanco. Y murmuró.
-Presumido.-

-¿Y ahora que hacemos?- Alicia le preguntó al ángel mientras trataba de ver sus propias alas. Empezaba a dolerle la espalda porque no estaba acostumbrada a cargar con su peso. Apenas y podía agitarlas, aún le faltaba experiencia enviándoles comandos de movimientos.

Haydrien como si estuviera en su propia habitación se tiró en la cama de espaldas.

Alicia lo miró horrorizada. -Caramba, te juro que has tenido suerte si no te quebraste las alas al tirarte encima de ellas.-

Haydrien la miró confundido pero luego entendió a que se refería Alicia.

-Tienes tantas cosas que aprender Ali. Como por ejemplo esto. No pierdas de vista mis alas.- Haydrien se puso de pie y se alejó un par de pasos de la cama para luego tirarse de espaldas y esta vez se fijó en el detalle que no había percibido antes. Asombrada observó como la cama se convertía en bruma allí donde tocaban las alas de Haydrien, el resto de su cuerpo había rebotado con el impacto.

-Nosotros no podríamos descansar en una cama como las que poseen los humanos. Sería como dormir en una camilla de tortura. Aquí todo se acopla a nosotros. Y cuando te recuestas, simplemente se adapta a ti. Lo mismo va para las demás comodidades incluso las vestimentas.- Mientras le explicaba Haydrien dio varias vueltas en diferentes posiciones y en todas ellas las alas eran absorbidas por la bruma que se adelantaba fascinantemente a cada uno de sus movimientos para proveerle confort a sus alas, pero su cuerpo permanecía recostado en la solidez de la cama.

-Ven. Inténtalo. Será divertido.- Haydrien palmó el espacio vacío a su derecha.

¿Porqué no? se preguntó a si misma. Si algo tenía ella era que no podía dejar pasar ni la más mínima aventura. Se dió la vuelta.

-¡Allá voy!- Se agachó un poco para agarrar impulsó y luego saltó para atrás. Y cayó en la suavidad de la cama. Era increíble que esta pudiera desmaterializarse para crear el espacio exacto donde reposaran sus alas. Riéndose se volvió hacia Haydrien.
-No puedo esperar para descubrir todos los secretos del cielo.- le dijo animadamente.

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