Antes de llegar al parque, me paro en una tienda y me voy directa al baño para ver que pintas llevo.
Definitivamente tengo los ojos mas rojos que un tomate, así que cojo el rímel de mi bolso el cual que me he acordado de cogerlo en cuanto iba a salir, y empiezo a echarle color a mis pestañas. Me miro. Tengo mejor cara, pero a mis labios le faltan un poco de color, así que me echo un color rojo que me encanta, en ellos y ahora si que me siento agusto conmigo misma, me retoco un poco mi pelo rizado largo. Ya me dispongo a salir, pero de repente empieza dolerme horrores el brazo.
Ayuda
¿Ayuda? Eso esta escrito en mi brazo izquierdo como si fuera una cicatriz, no se lo que acaba de pasar, pero sentía como si alguien con un cuchillo me escribiera esa simple, pero a la vez aterradora palabra. Me lo toco, y me escuece, así que me echo agua y aturdida me lo tapo con mi otra mano, y salgo del baño.
Voy confundida como pájaro sin cabeza, y aunque me han parecido horas llego al parque, veo que allí esta mi amigo y al verme extraña, viene hacia a mi con un andar rápido y paso decidido. Me coge de la carita y después mira donde esta posada mi mano, me la aparta y ve esta palabra, sus ojos parecen confundidos y se posan en mis ojos para que les pueda dar respuesta.
- No se porqué tengo eso, te lo juro. Estaba en el baño retocándome... y de repente sentí un olor horrible en el brazo y me fue apareciendo, yo yo yo – se me traba la voz – tengo miedo Adán mucho
Me abraza, y me lleva a su casa para ver si me puede curar la herida, menos mal que vive cerca del parque porque mis piernas me tiemblan y apenas puedo andar.
Llegamos a su habitación, y me dice que sus padres se han ido de comida y que no vendrán hasta la noche así que me puedo quedar a comer, me cura la herida como puede, aunque la palabra no desaparece.
- Esta mañana lo he vuelto a oír, Adán. El mismo grito en mi cabeza, ¿crees que estará relacionado con esto? – le digo tocando mi cicatriz en el brazo.
- No lo sé la verdad, pero tendremos que descubrirlo, todo esto es muy raro. Es la primera vez que te pasa, ¿no?
- Siii, llevaba una temporada sin oír nada no sabes el alivio que tenia de poder ser una persona normal, pero cuando hace cuatro días oí este grito, hoy otra vez y ahora esto pues algo dentro de mi me dice que hay algo que no va bien, no sé. ¿Tú crees que estoy loca? – los ojos se me nublan por las ganas que tengo de llorar, pero lo evito apretando los puños todo lo que puedo.
Me acaricia la cara con su mano, y yo cierro los ojos. Me mira fijamente como si quisiera descifrarme completamente.
- Lai, mírame – le obedezco – no lo estas, ¿me oyes? Eres alguien normal, eres mi mejor amiga y te quiero con toda mi alma, así que no te sientas diferente porque no lo eres – me cae una lagrima y me la quita con el pulgar.
Cocinamos juntos algo de pasta y aunque los dos somos unos lerdos en la cocina, nos salen unos macarrones con tomate y atún con una pinta excelente. Así que le escribo a mi madre diciendo que me quedo en casa de Adán a comer y empezamos a servirnos unos buenos platos de macarrones.
- Echo de menos a nuestros compañeros de clase – le digo
- Yo también la verdad, tenemos que montar alguna fiesta con todos. ¿Qué me dices?
- Oye pues ni tan mala idea, seguro que a Mar y a Julie le hará mucha ilusión – nos empezamos a reír los dos.
Empezamos a hablar de todas las anécdotas que pasamos ese año en el instituto y nos concienciamos que el año que viene pasamos el ultimo año de instituto... y después a la universidad. ¡Que rápido pasan los años! Todavía me acuerdo cuando conocí a este moco que tengo enfrente mío, en parvulitos, él estaba jugando con un coche rojo y yo con mi coche verde le enfrenté a un combate coche con coche, se sorprendió que una chica le gustaran los coches así que le di la paliza de su vida en los coches y ya no volvió a decir nada, después no nos despegamos ni un segundo el uno al otro, y aquí estamos.
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¿Me escuchas, princesa?
Teen FictionUna adolescente de dieciséis años, empieza su verano con muchísimas emociones y algo raro... escucha un grito en su cabeza de alguien sufriendo que le deja sin aliento. Y aunque no se lo podrá quitar de la cabeza, no le impedirá pasar un verano inol...