Me levanto de mi cama con olor a tortitas, seguro que a mi hermana le ha dado por cocinar porque algo bueno le ha pasado, pero yo no puedo decir no ante este manjar, asi que me levanto de un salto de mi cama, me pongo algo de ropa y me dirijo a la cocina.
En el centro de la mesa hay una fuente de magdalenas de chocolate, otra de galletas de coco, y al lado de la sartén que está usando mi hermana, una montaña de tortitas. ¿Pero qué maravilla es esta? ¿Me he despertado en algún tipo de película americana?
- Buenos días dormilona – ¿qué cojones? ¿Por qué esta tan amable? Definitivamente me he despertado en una película americana.
- Hmmmm, buenos días... ¿estás bien? – veo que se le dibuja la sonrisa mas grande de este planeta, pero a la vez no parece una sonrisa demasiado sincera.
- Pues claro, ayer fue la mejor noche de mi vida – me guiña un ojo acto seguido y termina la torre de tortitas y se dirige a ponerla en la mesa - ¿te vas a sentar?
- ¿Dónde está mamá?
- Trabajando, tiene turno de todo el día, se fue ayer por la tarde, pero como volviste tan tarde pues no te diste cuenta hermanita – no puede ser, si no esta mi madre y dice que ha sido la mejor noche de su vida.... No no no
- ¿Qué tal ayer con tu novio, Rebe? – le digo mientras me cojo una magdalena de chocolate y la voy pellizcando, el pensar que mi hermana... pffff me ha quitado el hambre.
- Perfectamente – me da una sonrisa sin dientes.
Mi hermana con 13 años había hecho el doble de cosas que yo, no me lo decía, pero lo sabía, por el simple hecho de que su novio tenia mi edad y no tenía muy buena reputación de no dejar ni una flor antes de estar con mi hermana osea hace 4 meses. Y como me enterara ciertamente de que le había hecho algo mas que un besito en la boca, se iba a quedar sin huevos, que tenia 13 putos años.
Hermana protectora modo on, lo sé.
Me hago un café y me lo pongo en vaso de plástico porque he quedado con Adán dentro de 15 minutos en el parque y no quiero hacerle esperar por muy buen desayuno que haya hecho mi hermana, pero caigo en la tentación de coger 2 magdalenas, y un par de galletas de coco para Adán en un táper.
Cojo mi táper y mi café, me dirijo a la puerta, pero de repente empiezo a temblar no puedo controlar mis manos y se me cae el café y el táper con la comida. Mi hermana me grita, pero no es nada como el grito que acabo de oír de ese chico... el mismo grito que hace 4 días...
Se me caen las lágrimas, no puedo evitarlo, y tampoco el que mis rocillas se bloqueen y caiga al suelo, me hago daño, pero ese dolor es insignificante con el dolor que siento en mi interior ahora mismo.
Mi hermana viene corriendo hacia a mí, y me abraza.
- Lai, ¿Qué te ha pasado? ¿Estas bien? – se le ve asustada
Me levanto, me quito las lágrimas de mis ojos y le sonrío, aunque no es lo que mas me apetezca en estos momentos.
- Si, no te preocupes estoy bien, solo que tengo algunos dolores de barriga y pues ya sabes que soy muy dramática, pero bueno ya sabes el dolor que te da cuando viene San Andrés. – le doy un beso en la frente, y aunque todavía esta un poco en shock al decirle estas palabras se tranquiliza y se pone ella tambien de pie.
Me da un puñetazo en el hombro
- ¿Qué haces, tonta?
- No me vuelvas a darme esos sustos, toma – me da su café en su taza de plástico – vete ya que vas a llegar tarde, yo recojo esto, ya me las devolverás y hoy estoy de buen humor. Veteeeee
- Vale vale, gracias hermanita.
YOU ARE READING
¿Me escuchas, princesa?
Teen FictionUna adolescente de dieciséis años, empieza su verano con muchísimas emociones y algo raro... escucha un grito en su cabeza de alguien sufriendo que le deja sin aliento. Y aunque no se lo podrá quitar de la cabeza, no le impedirá pasar un verano inol...