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Le miré detenidamente y luego la miré a ella. Eso no era verdad, él solo estaba jugando conmigo, jugando con mis emociones. Emociones que jamás pensé que iba a tener ¿Un hijo? Maldito Jin, no juegues conmigo.
-¿Qué?- Dije después de unos segundos-
Él caminó hacia a mí y se colocó a mi lado para mirar hacia Carina. Giré mi cabeza para mirarle.
-No te estoy mintiendo, si estás pensando eso. Sabes que no miento, no me gusta hacerlo- Dijo.
-¿Qué quieres de ella?- Preguntando apretando mis dientes.
-Carina me dio su vida a cambio de tu eternidad, amigo- Contestó.
Le miré sin poder creerlo ¿Qué mierda era lo que estaba pensando esta chica, para hacer eso?
-Ya te lo dije, hermano. La dejas ir o vamos a estar en serios problemas- Dijo amenazante. Él rio por lo bajo.
-¿Quieres saber qué será tu bebé?- Preguntó. No dije nada. Solo me quedé quieto en mi lugar- Va a ser un niño.
-¡No juegues más conmigo!- Grité.
-Ya te he dicho que no te estoy mintiendo, Taehyung.
-Entonces déjala- Dije. Quise acercarme de nuevo a ella.
Para mi desgracia, el maldito de Namjoon, se metió en mi camino. Le miré con furia, pero el moreno ni siquiera parpadeó.
-¡Quítate de mi camino, lame-culos!- Exigí.
-No puedes acercarte a ella, taehyung. No puedes tocarla, no puedes hablarle e intenta no mirarla- Dijo cruzándose de brazos.
-Nam, no estoy para tus juegos de ángel perfecto- Dije intentando acercarme de nuevo. Otra vez, él no me dejó.
-Si solo hubieras cumplido con tu pacto, esta pobre mujer no cargaría al hijo del pecado- Contestó con desprecio.
-¡No hables así de mí hijo!- Gruñí cuando le escuché.
-Ya vale Nam, déjale en paz- Dijo Jin, con tono divertido.
-Tú lo quisiste así. Ahora vamos a ver quién es más débil- Dije.
Empecé a buscar a Suga, maldita sea. Él tiene toda la culpa ¿Por qué diablos no me dijo antes lo que él quería? Ahora mi hijo no tiene derecho a nacer, porque es mi hijo. Esto no es justo y tampoco es justo que Dios pueda tener hijos y yo no. Le encontré sentado en un banco del parque.
-Ahora mismo me das tu agenda- Dije. Me miró fijamente.
-¿Qué?- Preguntó sin entender.
-Aquí va a correr sangre, Suga. Así que prepara una bolsa nueva para las almas que vas a llevarle al todopoderoso...
-Taehyung, no puedes hacer eso- Dijo.
-Ah, ¿no? ¿Quién va a impedírmelo? ¿Tú? No lo creo- Dije.
Agarré con fuerza lo que estaba buscando y sin seguir dando vueltas, desaparecí de allí. Ellos dormían, siempre lo hacían cuando yo no estaba allí.
-¡Arriba, perezosos!- Grité con fuerza.
Todos abrieron sus ojos y rápidamente quisieron atacarme. Pero colocando mi mano frente a ellos, no lo hicieron.
-Hoy no estoy para juegos, amigos- Dije.
Uno de ellos abrió sus gigantescas alas negras para lanzar un gruñido.
-Ya, ya. Deja de quejarte, Jhope. Tengo algo para vosotros- Dije sonriendo levemente.
Comencé a escuchar lo que tanto me gustaba escuchar. Gritos, desesperación, miedo, dolor, sufrimiento. Todo eso que alimentaba mi alma oscura. Pero de repente, eso no causó nada en mí. Lo único que quería era que Carina estuviera bien y que él la dejara vivir. A ella y a mi hijo. De repente Suga apareció en frente de mí.
-Tú no quieres esto, Taehyung. Lo único que quieres es que ella esté bien. Pero sé que no quieres destruir el mundo- Dijo. Reí irónicamente.
-Tú no sabes nada, Suga. Nada- Dije. Se acercó más a mí y se sentó a mi lado.
-Se que la amas- Dijo.
-Yo no puedo sentir eso, porque eso es una mierda- Dije enfadado.
-Solo debes escuchar a tu corazón y verás que algo se te ocurrirá- Me dijo desapareciendo.
Tal vez él tenía razón. Tal vez solo debía ir y rogárselo, ir y negociar. ¡Eso es! Tengo que negociar con él. Llegué a ese lugar y como tantas veces, tanta luz me hizo daño a los ojos.
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