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-Se me hace tarde -dije y comencé a avanzar mis pasos.
Él comenzó a acompañarme.
-Lo sé, a mí también -me detuve a verlo.-Bang se enfadará mucho si llego tarde mi primer día de trabajo.
-¿Qué? -dije incrédula.
-No digas "qué" , no puedo controlarme tan fácilmente -contestó.
Este hombre es extraño, excitantemente extraño. Debo correr, alejarme y gritar. Antes de poder detenerme, me giré a verle.
-¿Cuál es tu nombre? -pregunté.
Nos detuvimos en el semáforo. Él miró fijamente al semáforo, haciendo que de un segundo a otro cambie de rojo a verde.
-Odio esperar que los semáforos cambien -me dijo sin mirarme.
No, eso había sido una maldita casualidad.
-No sé que hago caminando contigo... -dije y apuré mis pasos.
Lo perdí de vista, ¡Dios, ese hombre si que era extraño!
Llegué hasta la oficina y subí hasta el último piso. ¡Gran mierda ,había llegado tarde!
-¿Dónde estabas? -me preguntó Jimin.
-Se me hizo tarde.
-Bang nos espera en su oficina, quiere presentarnos a nuestro nuevo jefe en Administración -me dijo.
Le miré alto extrañada y asentí.
Entramos a la oficina del gordo de Si-hyuk.
Ese olor a grasa de hamburguesa se podía percibir en la habitación. Fruncí mi ceño ante el asqueroso olor, Jimin hizo lo mismo.
Entramos y Bang nos miró, nos entregó una mirada furiosa hacia los tres. Y sí, tres, no solo éramos Jimin y yo ,también estaba Gitis, mi mejor amiga.
Ella era de madre americana y padre coreano,era de esas amigas difíciles de encontrar. Bang se giró lentamente y cuando vi por completo el cuerpo a sus espaldas mi corazón dejó de latir.
Levantó una de sus cejas y me guiñó el ojo.
-Él es su nuevo jefe. Mi boca estaba abierta hasta que reaccione.
-Buen día.
No, me niego a pensar que esto es verdad.
-Buenos días, soy Park Jimin.
-Yo soy Choi Gitis.
-Soy Carina Vázquez. -dije en susurro. Él sonrió de costado y miró a Bang.
—Bueno ,Si-Hyuk , voy a ver unos papeles. —le dijo y salió de la oficina.
Cuando pasó por mi lado , un gran calor inundó mi cuerpo.
-¿Estás bien? -me preguntó Jimin colocando su mano en mi hombro.
-Sí.
Salimos del lugar. Le busqué con la mirada. Necesito una explicación de esto.
¿Cómo hizo para llegar antes que yo?
Antes de seguir buscando, entré a mi pequeña oficina. Dejé mi cartera sobre en el escritorio y mi abrigo sobre el perchero.
Me acerqué a la silla, pero esta se giró de repente, para dejarme en frente al hombre que había estado buscando.
-Hola preciosa -me dijo.
Mi sangre se congeló.
-¿Cómo cojones hiciste eso? -le pregunté.
-Ya te lo dije, soy el Diablo -me sonrió.
Negué con la cabeza y me acerqué a él. Le miré fijo a los ojos.
-No juegues conmigo, ya no es divertido -le dije apuntándole con mi dedo.
Miró mi dedo y abrió su boca.
Mordió levemente la punta de mi dedo y juro que me derretí en aquel momento.
-Que mala eres. Me das miedo -dijo pasando su lengua por sus labios. Le miré fijo , era solo moverme un poco más y tenía sus labios junto los míos.
-¡Demonios! -gritó Bang desde otra habitación.
-No debe de decir eso -negó con su cabeza. -A ellos les molesta y mucho.
-¡Maldita sea, me cago en el diablo! -continuó con sus gritos.
-Eso me dolió. 1me giré a verle.
Levantó su mano y chasqueó los dedos.
Al segundo de aquella acción se escuchó un gruñido de dolor por parte de Bang.
-Ahora se va a cagar en el mismo -dijo y sonrió con malicia.
Gitis entró a la habitación asqueada.
-Lo siento si interrumpí algo, ¡pero eso fue asqueroso! -dijo tapándose la nariz, tratando de calmar el mal olor. -El jefe acaba de cagarse encima.
Miré sorprendida al hombre que estaba sentado en mi sillón.
Creo que voy a tener que comenzar a creer un poco más en esto.
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