Ilusión Pérdida

Discriminado incondicionalmente

Yo ivonne vi a un chico de piel morena y ojos azules, musculoso, caminando tranquilamente por el parque. Al decidir sentarme, noté a otro chico diferente a mí; tenía piel distinta a la mía, ojos azules y unos labios que llamaban la atención para ser besados. Sabía que él no me haría caso debido a mi color de piel. Sin embargo, también había otro chico guapo, lindo y perfecto llamado Armando. Él se acercó y me habló, y en ese instante, sentí que el joven se enamoró de mí. Yo, por mi parte, estaba muy enamorada del chico de piel blanca que se había acercado. Le pregunté si podíamos ser amigos, y él aceptó, pero no como simples amigos, sino como mejores amigos. Él se sentía feliz, y eso bastaba para que algún día me prestara atención.

A la mañana siguiente, quedamos de vernos, para tomar un café y conocernos mejor. Mientras disfrutaban de la mañana, vi al chico que me gustaba; él trabajaba como mesero en el lugar donde estaban. Decido pedirle su número, pero él respondió de manera despectiva:

- Jamás se lo daría a alguien como tú.

En ese momento, Johnny tomó mi mano y me llevó a otro lugar. Dondequiera que iba, siempre había alguien que me rechazaba por el color de piel, pero también había quienes me defendían. A pesar de sentirme triste y discriminada, incluso por mi propia familia, mi mejor amigo Johnny siempre estaba ahí para animarme y evitar que cayera en depresión.

En la preparatoria, vi de nuevo al chico que le gusta. No sabía que él también asistía a la misma escuela. Cuando estaba a punto de ir a clases, Armando, el chico que llamaba mi atención, intentó hacerme una broma pesada. Sin embargo, en un giro inesperado, termine cayendo en los brazos del chico por quien estaba enamorada. Armando, disgustado, dijo que una mujer como yo no merecía a un hombre como él. Johnny, al ver esto, confrontó a los amigos de Armando y prometió hacerles pagar por sus acciones. Más tarde, me enteré de que Armando y sus amigos planeaban humillar aún más, pero decidí enfrentar la situación con valentía y dignidad.

Simplemente lo ignoro y me alejo como si nada hubiera pasado. En ese instante, me doy la vuelta y uno de los chicos que estaba ahí me lanza algo a la cabeza, lo cual me duele y pierdo el conocimiento. Me llevan a la enfermería y, al recuperarme, Johnny, furioso, solo quiere pelear con los que me agredieron. Él ya sospechaba quiénes eran, pero al ver la situación, lo detengo y le digo que deje las cosas así; no valía la pena pelear por algo que a mí no me importaba. Mi amigo se marcha del lugar. En ese momento, llega mi enemigo, quien, según él, estaba preocupado por mí, me da un beso en la mejilla y se va sin decir palabra.

Armando estaba sentado cuando de repente Johnny llega y le propina un golpe en la cara. Un profesor los ve y los lleva a la dirección. Me llaman para preguntarme sobre lo sucedido y les digo que, en parte, Armando fue el problema, porque no quería que la situación escalara. Si decía que fue mi mejor amigo, lo enviarían lejos y nos castigarían a ambos. Al final, expulsaron a Armando por una semana.

Pasó una semana desde el incidente de Armando con la broma. Mi mejor amigo y yo no estábamos del todo bien, pero aun así fuimos a la escuela. Yo estaba triste y entonces veo que llega Armando, quien siempre se burlaba de mí. Decide darme un beso poco después de todo lo ocurrido y, en respuesta, le doy una bofetada, ya que él fue quien causó todo el problema y no me sentía bien.

Armando está con su mejor amigo, contándole todo lo que han hecho conmigo y lo que planean hacerme. Pero su amigo le dice:

-Mira, amigo, está mal lo que haces. ¿Cómo puedes hacerle eso a alguien? No debes jugar con los sentimientos de una persona que no te ha hecho nada. Todos tienen los mismos derechos y deben ser tratados igualitariamente.

-Eso no me parece bien. Yo trato a las personas como quiero.

-Ese no eres tú. No eras así. ¿Por qué cambiaste tanto? Ya no eres como antes. -Nunca he cambiado; siempre he sido así. Si no te gusta, puedes irte. Es tu problema.

-Solo te digo lo que pienso. Toma lo que te dejo y adiós. Nos vemos luego.

Varias semanas después de las cosas bonitas y feas que me dijo Armando, mi mejor amigo y yo estábamos un poco mejor. Decidimos que no nos afectaría lo que dijeran de nosotros. Le conté a Johnny lo que había pasado durante la semana que él no estuvo. Lo único que no le dije fue que ya no sentía nada por Armando y que estaba enamorado de su mejor amigo. Ya había perdido el amor por una compañera de clases por todo lo que ella me había hecho.

Estaba tranquila en casa de mi mejor amigo viendo una película cuando tocan el timbre. Abro y veo que es mi enemigo. Le pregunto qué quiere y me dice que necesita hablar conmigo. Salgo y mi amigo nos deja solos para que hable con Armando, quien me dice:

-Hola, sé que no te he tratado bien.

-Hola, ¿para qué quieres hablar?

-Quiero decirte que todo este tiempo jugué contigo y ahora me doy cuenta de lo que realmente siento por ti. Te amo con toda mi alma y me arrepiento de lo que hice. Sé que tú también me amas. Discúlpame.

-Mira, sé que en algún momento me llegaste a gustar, pero hoy he dejado de sentir todo ese amor porque me di cuenta de la clase de persona que eres. Acepto tus disculpas, pero lo siento, no puedo seguir con alguien que trata mal a las personas y se deja llevar por las apariencias.

Él me dejó claro lo que sentía y todo lo que yo había visto no era nada bueno. Armando lo comprendió y se fue de la casa; en ese momento, decidí que había llegado la hora de decirle a mi mejor amigo lo que siento. Al estar con él, siento la confianza suficiente para compartirle mis cosas, y el amor que Junior y yo sentíamos se fortaleció. Sin darle mayor importancia, en un instante nos convertimos en novios y nuestra relación duró varios meses. En la preparatoria, ya no sufría discriminación y, al final, todos aprendimos una lección: no debemos dejarnos llevar por las apariencias porque estas engañan. Debemos tratar a todos por igual, ya que en algún momento todos terminaremos en el mismo lugar.