Perdida, perdido y por perder.

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Salí corriendo de la casa hacia donde se originaban lo balazos.

Entre los árboles lograba observar a Melissa, creo. Estaba rodeada de un hombre y una mujer.

Cuando por fin tuve a Melissa frente a mi vi como atravesó el craneo de la mujer con una bala.

El otro hombre cargaba una pala, y cuando estuvo a punto de golpear a Melissa lo agarré por la espalda y ambos caímos al suelo.

Le tenía sus brazos agarrados y no había mucho que el hombre pudiera hacer.

Melissa sin siquiera ayudarme huyó lentamente... como si no le interesara mi vida o mantener la misión a flote.

Solté los brazos del hombre para agarrarlo rápidamente por el cuello y al cabo de unos segundos ya estaba totalmente muerto.

Cuando me recompuse ya era muy tarde, Melissa se había ido del lugar.

Me puse el dedo en el oído he intenté contactar a Patrick.

—¿¡Patrick!?

No contestaba.

—¿¡Patrick estas ahí?!

No contestó Patrick, contestó Helena.

—¿Qué sucede?

—Los aldeanos son hostiles, hemos sido atacados pero Melissa y yo estamos bien, tuvimos que ejecutarlos. No logro contactar a Patrick.

—Según los satélites, Patrick está a 35 metros frente a ti.

—Ok —dije intentando ralentizar mi respiración.

—Con cualquier signo de amenaza no dudes en usar tus armas.

—Recibido y corto —dije

Me eché a correr y al cabo de unos segundos ya debía estar con Patrick.

No estaba Patrick, era su pistola... que aún tenía su mano entera agarrada a ella.

Le cortaron la mano, era una escena muy horrorosa de ver.

¿Dónde está Patrick? Si no recibe atención médica morirá desangrado.

Eso no es prioridad... ahora estoy solo y debo continuar la misión.

Creo que debería volver a la casa del leñador.

Me costó un poco porque por todos lados era lo mismo, árboles, tierra y niebla. Pero nuevamente me encontré con la casa del leñador y entré.

Tomé las hojas que había leído antes y me lo guardé. Pero ahora noté que no era una sola hoja... eran 2.

"Diario de Marcos Dirtwood
26 de septiembre de 1994
Las corbatas de sangre en el pueblo son firmes. Se podría decir que la aldea es como una gran familia. Los hombres trabajan con el ganado, y las mujeres se esfuerzan en darnos la mejor comida. Todos cooperamos con todos. Cada niño en el pueblo sabe que cuando crezcan ayudarán a que la aldea prospere en la medida de su habilidad. Mi papá fue un hombre de pocas palabras, pero él tuvo un agarre firme en las ubres de las vacas. Hoy un vecino invitó a mi familia a cenar junto a la suya, el rio de cerca ha estado muy enriquecedor y tienen peces de sobra."

Estas hojas fueron escritas hace 3 años... extraño.

Finalmente las guardé y ya no había nada más que mirar, así que abandoné la casa.

A la izquierda había un pequeño sendero junto a una camioneta obsoleta y oxidada. Justo al lado de la camioneta había un letrero con una flecha que decía "Pueblo"

A los otros lados había solo árboles, así que me fui por ese sendero. Estaba limpio y rodeado de largos árboles secos.

La niebla continuaba intensa, pero luego de unos algunos pasos divisé como el sendero doblaba a la derecha y terminaba en una gran puerta de metal.

Con cada paso que daba sonaba muy ligeramente como aplastaba las hojas húmedas de los árboles secos.

Me acerqué temeroso a aquella puerta y la abrí mientras rechinaba completamente.

Me temía que tras esa puerta me esperara otro aldeano agresivo, o quizás esté Justo detrás de mi listo para clavarme su aguijón con ese gas extraño. Y de pronto...

—Kennerson

Me puse el dedo en el oido para contestar, era Helena.

—Si no me equivoco, frente a ti está el pueblo. Si pudiésemos predecir diría que todos los habitantes del pueblo serán hostiles, pero no nos adelantemos e investiga por ti mismo.

—Recibido. Andaré con cuidado.

—He intentado contactar a Melissa y Patrick y no contestan. Seguiré intentando pero mientras tanto no te preocupes por ellos.

—Recibido y corto —dije mientras abrí la puerta completamente.

Avancé un poco más y el terreno comenzó a bajar, y con él la niebla comenzaba a dispersarse, pero seguía intensa.

Ahora es cuando puedo ver que estoy en el pueblo realmente.

Frente a mí había un gran fogón rodeado de piedras, y a los laterales están las casas de adobe que Helena mencionó. Al otro extremo estaba la iglesia de piedra, y a la derecha de esta había otro sendero.

Estaba todo en completo silencio, pero no me fiaba. Solamente puedo oir el fuego del fogón central quemando unos troncos de muy buen aspecto y el viento chocando con las copas de los árboles.

Cuando el viento era más fuerte hacia parecer que llovía porque empujaba las gotas que se formaban sobre las hojas y caían como lluvia.

Quise entrar a una casa a investigar, así que entré a la que estaba más cerca que era una pequeña casa con 2 pisos.

Abrí la puerta creyendo que estaría cerrada, pero estaba abierta. Entré y me golpeó un olor a podrido. Me tapé la nariz y boca con la parte  interior de mi chaqueta y continué caminando.

De pronto escuché rechinar la puerta de metal por la que entré al pueblo y se me pusieron los pelos de punta.

Mire hacia atrás y habían un montón aldeanos con una postura desesperada como si estuvieran buscando algo.

No estaban en el sendero por el que vine, al parecer salieron de la iglesia.

Me vieron al instante y corrieron hacia mí.

Entré en pánico y bloqueé la puerta con un mueble de madera que había en la casa.

En un abrir y cerrar de ojos estuve rodeado por el pueblo entero, y solo podía escuchar:

—Kill him, burn him, let's do what we did with the other man.

ZELANDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora