-¿te das cuenta lo que hiciste?- me preguntó el muchacho con el cabello oscuro y los ojos color canela. Lo miré fijamente y mantuve mi mandíbula tensa.
-sí sé lo que hice- contesté de una forma segura- y no me arrepiento de absolutamente nada.
-nunca creí que fueras tan fácil- dijo él con una sonrisa boba.
-no soy una persona fácil- repliqué, intentando que mi voz no sonara dubitativa.
-¿no? Das tu primer beso y a las horas después te estás acostando con él... ¿Qué piensas sobre eso?-. La voz del muchacho no me daba tiempo para poder pensar.
-estoy enamorado- respondí como si eso terminara el asunto. Su color de ojos era exactamente igual a los míos.
-pero eso no implica que debas ir tan rápido. ¿Qué pasa si tu cuento de hadas no es como tú crees?
-deja de ser tan negativo Christopher- dije un tanto enojado. El muchacho sonrió.
-tienes miedo ¿cierto? Por algo Joseph ha insistido tanto en que te alejes de él, y tú lo primero que haces, es perder la virginidad. Muy lindo- dijo sin titubear un segundo. Me quedé helado. En cierta forma tenía razón, había tomado decisiones muy drásticas y no había tenido el tiempo necesario para procesar todo. Pero no me arrepentía de nada. Matías era el hombre a quien amaba y nada iba a cambiar eso.
-Joseph insiste tanto porque está celoso, simplemente por eso.
-eres un suelto Christopher. Tú no eras así. Tú eras un muchacho o que pensaba antes de actuar, que no se dejaba llevar por cosas tan tontas y banales como una cara bonita- dijo el muchacho desde el otro lado del espejo.
-Matías es más que una cara bonita como tú dices y recuerda que somos la misma persona. Y las decisiones ya se hicieron- dije enojado.
-pero no sabes lo que puede seguir después- me dije a mi mismo guiñándome un ojo.
Desperté con la respiración agitada y el corazón latiendo muy fuerte.
-¿estás bien?- preguntó Matías a mi lado. Me encontraba en su cama, con mi cabeza afirmada en su clavícula y su brazo por detrás de mí cuello, abrazándome. Afirmé mi mano en su pecho, el cual era muy suave y cálido. Su corazón latía a un ritmo lento, tranquilo y la luz de un día nuevo se colaba por las ventanas de la habitación.
-solo un sueño tonto- dije sin darle importancia a lo que mi mente me decía a gritos. Me removí un poco y sentí un gran dolor entre mis piernas, pero sonreí internamente. Miré a Matías a sus ojos avellanas y me devolvió la mirada con cariño.
-me gusta el color canela de tus ojos- dijo con ternura –es un color hermoso.
-tú eres hermoso- dije, arriesgándome a sonar más cursi de lo normal. Matías me miró y me dio un beso lento y romántico en la boca.
-si yo soy hermoso, tú eres perfecto- dijo en un susurro. Me dejé envolver por sus brazos fuertes, esos brazos que me daban la mayor seguridad del mundo y me quedé quieto, sintiendo el aroma cítrico de su piel y su calor corporal.
"recuerda que siguen siendo solamente amigos".
Dejé que mi mente hablara sola y disfruté del momento que estaba viviendo. Quizás había tomado decisiones demasiado rápidas, pero siempre tuve en mente que cuando una persona estaba enamorada, no hay respuestas malas. Y no me arrepentía en absoluto de todas las cosas que había hecho el día anterior. Había sido un privilegio perder la corona con Matías.
-me gustas- dije en un susurro, sintiendo la respiración de Matías a mi lado. Sus brazos me apretaban de una forma cariñosa y me besó lentamente las mejillas, la nariz y la frente. Cerré mis ojos y dejé que las manos de Matías volvieran a explorar mi cuerpo. La vergüenza que podía haber existido en algún momento, había desaparecido por completo.
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Amor Prohibido
Teen FictionSi me preguntaran que es lo que siento por él no sabría qué contestar. Quizás es la forma en que me mira cuando conversamos de cosas triviales, solo para pasar el rato. Quizás es la manera en que sonríe, esa sonrisa torcida que hace que mi mundo ent...