cap 1. Una gran decisión

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¡Mucho gusto! Mi nombre es Lynn y estoy a unos pocos segundos de que me dé un infarto; ¿Por qué? Pues acaba de llegar un sobre a la casa de mi tía anunciando mi más grande deseo y mi peor pesadilla, he sido aceptada como becaria en una de las escuelas más prestigiosas del mundo, sí, esa es mi situación.

Siempre ha sido estrictamente por paga, pero este año decidieron aceptar a diez jóvenes al rededor de todo el mundo para que ingresen en su instituto ¿Para qué? Supongo que somos buenos conejillos de indias para experimentos raros, o se convirtieron en buen samaritanos. No lo sé, y es lo que menos me interesa. Para lograrlo tuve que demostrar mi buen desempeño y hacer un montón de pruebas súper complicadas, sinceramente creí que iba a morir en el intento, dejé todo a un lado, di todo mi esfuerzo y algo más para conseguirlo, pero en este momento todo valió la pena, lo logré.

—¡Ahh~! ¡¡Lo logré!! ¡Lo logré! —estaba saltando y gritando y también casi segura que apunto de chorrear lágrimas.

Nana:¿Lograste despertar a todo el vecindario? ¿Qué es ese alboroto, Lynn? —En ese momento entró mi hermosa tía, preocupada por mis alaridos.

—¡Logré conseguir la beca, nana! ¡Lo conseguí! —Le informé con una sonrisa desbordante.

Nana: ¡Sabía que lo conseguirías princesa! —Me abrazó y en ese momento escuché una tierna vocesita somnolienta.

Mateo: ¿Qué pasa mamá? ¿Qué pasa Lynni? —He aquí mi pequeño hermanito, que seguramente acababa de salir de un sueño profundo.

Nana: Buenos días pequeño. —Acarició su cabecita, Mateo se acercó a mí, yo lo levanté y este me miró con curiosidad.

—Es sólo que he logrado entrar a una muy buena escuela que me dará pase seguro a las mejores universidades del mundo... —vi en su cara un gesto de confución y yo sonreí con ternura.

Mateo: ¿Y eso donde está? —preguntó inocentemente.

—En Suiza... —reflexioné.

Mateo: Entoces... ¿Tienes que caminar, o tomar el autobús? —Al escuchar esa pregunta mis ojos se humedecieron y miré con nostalgia el rostro de mi pequeño hermanito.

—Yo... —me quedé corta de palabras, como era de esperarse.

Kristian: Entonces, nos vas a dejar. —Entró en la sala mi mayor tormento, he aquí mi hermano mayor. Bajé a Mateo y lo miré.

—Sabes que esto me dará muchas oportunidades, les daré la vida que se merecen...

Kristian: Esa es MI responsabilidad, no la tuya, solo tienes quince años... —comentó el de la melena castaña y alborotada.

—¡Solo quiero ayudar! —Objeté ante la actitud arrogante de Kristian.

Nana: ¡Kristian! ¡Lynn! Comportence, no se les olvide que aquí está su hermanito presente.

___: Lo sentimos tía... —dijimos al unísono con el mejor gesto de arrepentimiento que se nos dio mientras nos peleábamos con la mirada.

Nana: Hablen esto calmadamente —miró a Mateo—. Vamos, vamos a hacer el desayuno, pequeño...

Y así fue como mi tía desapareció de la habitación con Mateo, Esto va muy rápido, comenzamos por el principio ¿En qué iba? ¡Ah sí! Soy Lynn Musk, tengo quince años y vivo con mi tía y mis dos hermanos como ya se dieron cuenta; ¿Mis padres? Ellos ya no están... mis padres murieron hace cuatro años, fueron asesinados al resistirse a un robo. Fue muy duro, un vacío enorme en el pecho que cada vez crece más, te asfixia pero nunca te mata, sólo te deja agonizando... yo estaba allí... vi como soltaban su último aliento y sus ojos dejaban de ternera brillo, vi sus cuerpos sin vida y luego no recuerdo mucho más, es como si mi mente hubiese bloqueado aquellos recuerdos.

Duele Amarte | Kim Seok Jin © [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora