cap 3. ¿Qué hice para merecer esta desgracia?

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Bueno, después de esa discusión el gran idiota al fin me trajo al auditorio principal, y aquí me encontraba, encima de una especie de escenario con los otros nueve chicos con alrededor de más de mil personas ni siquiera mirándonos, más bien juzgándonos...

Srta. Müller: Como ya todos saben, este año le dimos la oportunidad a diez personas alrededor de todo el mundo de tener el privilegio de entrar a nuestra institución sin ninguna especie de costo ni valor agregado, ya que absolutamente todo correrá por nuestra cuenta, pero eso tan solo será lo material, porque estás diez personas que ustedes están viendo en este momento, demostraron al cien por ciento sus capacidades intelectuales las cuales nos dejaron anonadados y por esta razón se encuentran aquí, y como siempre lo decimos, y siempre lo diremos, los esfuerzos aquí en nuestra institución siempre serán reconocidos.

Después de ese discurso divinamente cliché fue llamando uno a uno para que se presentaran y les entregaban algo así como una medalla, pero luego llegó mi turno...

—Mucho gusto... mi nombre es Lynn Musk, vengo desde Canadá y tengo quince años; vine aquí con la esperanza de tener un mejor futuro —hice una pausa— y darle una mejor vida a mi familia... —estaba a punto de quebrarme, de verdad ya los extrañaba demasiado, nunca me había separado tanto de ellos, me hacían falta... pero soy más fuerte que eso, lo puedo soportar.

Luego me entregaron el reconocimiento, dieron por terminado todo ese show y nos dijeron que podíamos ir a nuestras habitaciones, no sin antes darnos la llave de nuestro locker, seguido de eso nos dieron algunas instrucciones, y decirnos que por cuestiones de tiempo, el tour nos lo darían mañana.

Algo que me pareció muy curioso de este lugar es que los chicos y las chicas no están separados ni siquiera en los dormitorios, cosa que ya debería ser obvia para mí, ¡¿Que tipo de internado permite eso?! Respuesta, uno en el que están los hijos de la más alta elite a los cuales les interesa crear lazos entre ellos. ¿A costa de qué? Bueno, no es muy díficil imaginarlo, según me lo había explicado amablemente Elay.

Me dirigí a mi habitación, al llegar simplemente comencé a desempacar todo y organizar algunas cosas, luego de eso, me cepille los dientes y busque ropa para dormir cómoda...

Según entiendo, la hora de dormir es a las once de la noche, luego de esa hora se apagan las luces y quién perturbe el silencio podrá ser sancionado... todavía tengo una hora y media para hacer... no sé qué hacer, creo que terminaré de organizar esto, necesita un toque de mi estilo para terminar de ser mi cuarto.

Pasó alrededor de una hora y yo ya había terminado de hacer todo lo que se me ocurría hacer, así que decidí dormir, no tardé mucho en dormirme porque estaba muy cansada.

Dos horas después...

Mi sueño fue interrumpido al escuchar la puerta abrirse, ya sabía quién era así que decidí seguir con mi sueño, pero eso no fue posible ya que el gran tarado prendió la luz de noche la cual iluminaba tenuemente la habitación, tiró seguro que sus maletas por ahí, ¡Y se puso a escuchar música! ¡¿Qué le pasa?! Yo abrí mis ojos y lo miré, él solo me ignoró...

—¿Qué te pasa imbécil? ¿Qué no ves que estoy intentando descansar? —él no me prestó atención ¿Qué hice para merecer esta desgracia?— Seguro no te enseñaron modales. —Me estiré y pagué la luz, pero el grandísimo idiota la volvió a prender, yo ya me enfurecí entonces me senté en mi cama— por favor, quiero dormir —él solo me miró pero siguió con lo suyo, ¿Así que quieres jugar?—. Bien... ¿Recuerdas lo que dijo el sr. Belanger? —se acomodó en su cama y nos miramos cara a cara, en sus ojos podía notar sus ganas de joderme la vida... quizá hasta de asesinarme— Dijo que debías cumplir todas las reglas sin ninguna excepción —él miró hacia otro lugar y luego volvió su mirada a mí, me miró amenazantemente si no me dejas dormir, me veré obligada a decirle...

Duele Amarte | Kim Seok Jin © [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora