El maestro de todos

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POV Jane/El

Era un día lluvioso en verano, papá y yo decidimos quedarnos en casa, era domingo y no había nada que hacer. Llame a Mike y dijo que iba con su mamá a comprar comida, ya que su padre le dolía la espalda y no podía acompañarla. Llamé también a Eva, pero no contestaban en su casa, supongo que salieron.

Así que me quedé leyendo revistas que me había recomendado Max.

Luego de unos minutos alguien llega en un carro y Jake, que ahora está más grande y gordo se paro en el mueble que daba a la ventana para ver y empezó a mover el rabo.

Era alguien que conocíamos.

Me levanté y en efecto, era el carro de Eva, había llegado con una caja de colores.
Abrí la puerta con mi mente y entro sonriente.

—Hola Hoppers! Buen día.
—Hola Eva, te estaba llamando y nadie contestaba.
—Salimos temprano a desayunar con Sam y luego lo dejé en la farmacia, parece que hoy se van a un día de campo con la familia de Clara. —dijo dejando la caja que decía Parchis en la mesa.
—Clara? —preguntó papá
—La novia de Sam papá, ya te había comentado de ella. —le recordé
—Ah es verdad, oye y con respecto a eso... —papá se levanto del mueble. —Ella no sabe sobre... ya sabes.
—No, no sabe, hable sobre eso con Sam y me dijo que no piensa decirlo a no ser que sea muy necesario. —dijo Eva tranquilizando a papá, él como siempre preocupado que las personas sepan de nuestros orígenes y sobretodo nuestros dones.

Papá asintió más tranquilo

—Bueno, ten pendiente eso Eva, cuando algunas personas están locas por otras. —dijo mirándome y abriendo más los ojos. —haces idioteces que luego se arrepienten.

—Lo sé Hopper, pero debe estar tranquilo, veo las decisiones de Sam mejor que nadie. Sabré cuando tome la decisión, así que descuide. —dijo Eva

Me quedé viendo a papá con media sonrisa, sé que lo dice por mí, pero ya no hago locuras por Mike. Ahora, si algo pasa y tengo que hacer algo loco, lo haría por supuesto.

—Y qué hacían? me parece raro que Mike no esté aquí. —dijo sentandose en la silla del comedor.

—No lo viste? me llamo a decir que iba con la mamá de compras. —dije sentandome frente a ella.

—No, para nada, y no todas las decisiones que las personas tienen las veo El. —dijo sacando el parchis de la caja de colores.

—Cómo es eso? —pregunté, siempre quise saber como actuaba el don de ella. Papá se volvió a sentar en el mueble de la sala y empezó a ver la televisión

—Bueno, antes cuando era pequeña veía el futuro de los demás, pero no sabía por qué aparecía en ese momento y no antes o cuando yo quería. —fue sacando las fichas del juego. —Fue cuando hicieron análisis y se dieron cuenta que era por decisiones y es algo que no puedo controlar.

—Venían de la nada. —dije

—Sí, y para él era frustrante, —su rostro cambió, ahora era serio y melancólico, habla de Brenner. —se enojaba que el único don que tenía no podía ser controlado y usado al antojo de los demás. Fue por eso que dejó de prestarme atención y dejaba que otras personas me cuidaran, casi no lo veía luego que se descubrió esa falencia en mi don. Pero para mi fue mejor, cuando el venía sabía que tenía que esforzarme para usar mi don, pero no pasaba nada, tenía dolor de cabeza y algunas veces pasaba en encerrada en ese cuarto.

—El cuarto oscuro. —dije recordando esas cuatro paredes que parecía que se unían más y más.

—Ese..., sabes cuando supe que estabas viva, sabía que habías estado en ese cuarto también, él no se atrevió nunca, por lo menos cuando éramos pequeñas a torturarnos con electrochoques.

Paciente CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora