Aunque quiero hablarle cada que la veo se que ella huirá apenas me vea cerca, supongo que no está lista y eso lo confirme cuando leí la carta que me dejó hace apenas unos minutos, espero que no pierda la costumbre de enviarme cartas nunca porque son las que me alegran el día como lo hace mi hijo cada día.
— Al fin podremos hacer bromas con Hanna. —Festejo Caleb.
— Sí, Math se está volviendo muy aburrido desde que Hunter comenzó a crecer y hablar.
— Dejen de decir tonterías, más les vale no llegar tarde mañana o los golpearé y me importará poco que esté presente mi hijo.
— No vamos a llegar tarde, además no nos golpeará delante de tu hijo porque no quieres que sea violento. —Se burló Caleb.
— Ya están advertidos y ahora me voy porque ya no tengo más clases. —Me despedí después de dejar los cuadernos dentro de mi casillero.
— Nos vemos, saluda a Hunter de nuestra parte. —Se despidió Daemon.
Al salir a lo lejos pude ver a Hanna esperando el autobús, sonrió y me encamino a la dirección contraria. Extrañaba a mi pequeño, el día anterior se había quedado en la casa de mis padres por pedido de mi padre que había llegado de un viaje y quería pasar tiempo con su único nieto, no pude negarle tal pedido.
Debía pasar por el supermercado para comprar las cosas que faltaban en la alacena, hoy tocaba cocinar así que también pensaría en el menú de ese día. Al llegar a la casa de mis padres veo a mi hijo con su mochila junto a mi madre en la puerta esperando, apenas al verme corre a mi. No cambiaría nada por estos momentos con mi hijo, me despido de mi madre y junto a Hunter vamos al mercado. Lo subo al carrito para no perderlo, como padre responsable por lo menos una vez has pedido a tu hijo, no quería volver a tener esos sustos.
— ¿Qué quieres comer hoy, Hunter?
— Pasta.
Con la esa simple palabra me soluciona pensar por mi mismo la cena, cuando tengo todo lo que estaba en mi lista mental me dirijo a la caja para poder pagar. De camino a casa Hunter me va hablando de las cosas que hizo en casa de sus abuelos, algunas entiendo y otras solo muevo la cabeza como si entendiera de lo que sale de la boca de un niño de tres años, al llegar a la casa dejó todas las bolsas en la encimera para poder guardarlas con ayuda de mi niño.
Cuando ya estoy duchado al igual que Hunter me pongo a cocinar mientras él está en la mesa coloreando algunos dibujos, prefiero que esté haciendo eso que mirando un programa que se supone es para niños pero le enseñan malas palabras o cosas innecesarias. No tardo tanto en preparar la pasta, supongo que ya me hice un experto en esto o puede que haya hecho salsa blanca con queso para que sea más rápido, estoy cansado y las ganas de cocinar nunca están presentes en mi sistema.
— Hunter a comer.
— Aquí. —Me contesta llegando corriendo.
— Ve a lavarte las manos para comer, no hagas ningún desastre en el baño por favor. —Lo veo asentir antes de correr al baño.
Estoy rezando para que tenga el hambre suficiente para no querer hacer nada más que comer, ese niño es un imán para los desastres. Cuando lo veo llegar dejó escapar un suspiro de alivio porque vino rápido, le sirvo su comida al igual que a mi y lo dejo comer tranquilo mientras estamos en silencio.
Como cada noche, desde que Hunter tiene mentalizado sus horarios de sueño, lo ayudó a lavar sus dientes al tiempo que hago lo mismo, una vez está vestido con su pijama le acuesto en su cama.
Hunter tiene tan bien regulado el sueño que a las nueve de la noche ya está durmiendo, dándome a mí la posibilidad de limpiar todo lo que se ensució para la cena. Al terminar me vuelvo a duchar para así poder descansar puesto que al día siguiente sería el día que conociera a la chica de sus sueños, para que negar lo evidente. Estaba enamorado de una chica que aún no había conocido en persona completamente.
Había intentado por varios meses negar todo lo que le provocaban las distintas notas que Hanna dejaba en su casillero, incluso muchas veces había estado con poco ánimos al no recibir alguna nota de ella y aunque se lo había negado sus amigos, estaba enamorándose de la chica de las notas, pero el miedo de la reacción de Hanna sobre el hecho que tiene un hijo podría cambiar todo.
Amaba demasiado a su hijo como para hacerlo encariñarse con alguien y luego que esa persona se vaya, ya le había pasado con la familia de la madre de Hunter. Los padres de Margot habían ido a ver a su hijo muchas veces haciendo que este se encariñe, pero cuando dejaron de verlo mi hijo se puso muy triste llegando a creer que estos no lo querían, recién había empezado a decir sus primeras palabras cuando ellos llegaron a su vida y se fueron cuando acaba de cumplir tres años, hasta ahora no se donde están o si incluso saben el dolor que le hicieron sentir a mi pequeño.
No quiero ni necesito hacerlo pasar por esto, por eso decidí que nos encontremos en un parque así mi hijo no estará tan al pendiente de Hanna, podrá jugar y también conocer a la chica sin necesidad de que hagan algún vinculo directo como lo harían si la citará en su casa. Esperaba que su hijo le caiga bien porque sino sería un problema bastante grande en caso que Hanna reaccione bien a la situación.
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¡Hola Kiwi! (#1 Kiwi)
Novela JuvenilÉl era popular... Ella era invisible... Él tenía una admiradora secreta... Ella le mandaba cartas para ser notada por él... ¿Ella se animará a hablar? ¿Él descubrirá quién es su admiradora? Ven y descubre está historia de Hanna Simons y Math Lamber ...