El regreso a casa no fue del todo agradable, placentero tal como ansiaba el joven adolescente, quien no paraba de sollozar en silencio sin quitar su vista de la calle, vacía y oscura. Hasta las malas sensaciones, persistentes y molestas le siguieron de cerca tal como capitán y su buque de guerra, su barco al cual le tenía tanto respeto, afecto y lealtad por los incontables motines obtenidos, seguirían al pobre Sparta hasta el hundimiento de tal magestuoso navío o hasta, mejor dicho, su muerte.
La noche seguía plantada en la pequeña ciudad y no daba indicios de retirarse, no al menos por el momento. La oscuridad era casi absoluta; de no ser por las farolas que guiaban con serenidad el sendero para los ciudadanos, y las estrellas invisibles en esa ocasión dejaban que la luna, su reina y madre, fuera la dominante en esa noche, pues el sol, temeroso a pesar de su tamaño no tenía las agallas suficientes para enfrentar a su contraparte; aún con la ausencia de las pequeñas farolas de oro blanco. Todo era tan espeluznante para el menor, que hasta el sueño ya no era un problema y a un ritmo alarmante no se dió cuenta de que el acelerador estaba tosiendo alterado y ahogado por la fuerza que le era ejercida, las ruedas del vehículo avanzaban aumentando el correr y las calles vacías le dejaban el camino despejado, más que solo los insectos revoloteando alrededor de los mosquiteros; aquellas armas eléctricas que ejecutaban a los animales más pequeños por ser ellos, por intentar sobrevivir y adaptarse al nuevo mundo que cambiaba constantemente. Todo pasó con rapidez, las casas, las plantas y farolas, los autos estacionados y algunos peatones madrugadores, todos observando con horror como un vehículo, el mismo auto del joven castaño pasaba a velocidad en pleno por la calle abandonada sin mostrar señales de disminución.
Unos pocos gritos fueron los que hicieron que su alma diera conocimiento de lo que estaba haciendo, pero su mente, aún nerviosa como el embriague de aquel auto, no paró y la presión sobre el acelerador aumentó. La sensación de alarma corría por todas sus venas libremente y el miedo cegaba su juicio. Un canino de pelaje azabache como la oscuridad misma, cruzó el camino, inconciente del peligro e ignorante de su instinto siguió la ruta hasta ver con sus oscuras orbes cafés el acelerar del vehículo, del inminente choque que estaba por llegar, el pánico lo ahogó y sus músculos se tensaron. Fue en ese momento en el cual todo acabó.
SPARTA:¡Ahhh!
Sus ojos llenos de lágrimas y su corazón dado vuelta por el gran susto, cruzó una mirada con el animal para luego reabrir su miseria, su tristeza, su pena, el llanto volvió a atacar y está vez con más fuerza, el ser visto ya no era importante y el tiempo, se detuvo. El canino le veía aterrado, aquellas cuencas cafés derramaban pequeñas lágrimas pero no de miedo sino de alegría, pues su vida valía mucho para él, para todos los humanos con alma y corazón puro, un perro era tan importante como la naturaleza, y que alguien tan inocente perdiera lo único que lo hacía especial, sería una trágica historia; tal como su dueño había tenido años atrás. Hecho carrera de regreso a su hogar dejando en medio de la calle al joven castaño, quien llorando a cántaros y con sus músculos tiesos, bajaba su cabeza apenado, triste por las imágenes que su mente le compartía, su miedo le nublo la vista y a consecuencia de ello, una vida iba a irse por su culpa, aquel Golden Retriever había tenido suerte, una que ni él y los ciudadanos espectadores lograrían comprender. Apoyó su frente en el manubrio pero el dolor punzante hizo que se retractara de su ocurrencia claramente mala. Levantó su vista y lo que vio hizo que su corazón se acelerara una vez más en aquella horrible mañana de Lunes, el vidrio roto disimuladamente que cualquiera creería que fue una piedra, un choque de una roca en la parte exterior, un descuido por parte del conductor, algo que a todos les ha ocurrido al menos una vez. Tocó su cabeza con cuidado y un siceo de dolor hizo que sus dedos se retiraran del área lastimada, se vio en el espejo retrovisor para comprobar su temor, aquella grieta; del mismo diámetro que un lápiz escolar, había sido provocada por su cabeza.
SPARTA:Maldita sea...
Exclamó para luego encontrarse de que las lágrimas habían sesado y tan solo los húmedos surcos de las mismas marcaban su camino en sus mejillas ligeramente carmesí, pero no era por vergüenza o algún amor que haya recordado, no, esas escenas no eran parte de su vida por más que lo intentara, aquello era por el frío, por el escalofrío que recorría su espalda al sentir una presencia en los asientos traceros. Sus músculos se tensaron y su vista viajó de regreso al volante, llevando una de sus manos hacia la llave. El automóvil arranco sin chistar y fue dirigido, con angustia y preocupación de regreso al hogar del joven castaño.
…
El día lentamente iba amaneciendo o eso era lo que todos esperaban, pues la oscuridad se negaba a retirarse, a marcharse y dejar atrás los suaves sollozos lastimeros de las pobres almas atrapadas en esa pizzería, pobres espíritus encarcelados dentro de las gruesas paredes de aquel local decorado con cálidos colores pasteles simulando ser un maravilloso lugar de risas, de alegrías sin fin. pobre de aquel que se atreviera a ser parte de su sanguinario juego, a participar bajo la falsa sonrisa de ese joven de gafas verdes y cabello oscuro, la ira los dominaba y la tristeza los cegaba, la venganza estaba cada vez más cerca tal como el fin de ese ingenuo guardia.
MIKE:¡No quiero!
TIMBA:Mike ya, cálmate.
Estaba alarmado, pero no por las pupilas rojas del canino que lo fulminaban llenos de bronca, furia tintada de una dura miseria de largos meses, no, su preocupación era dirigida en pleno por perder la noción del tiempo tratando de arreglar sus relaciones y canalizar sus emociones, y ser avistados por ese joven que también, dentro del juego de Scott, participaba de forma inconciente con una molesta sonrisa de lado. Sus miradas no se apartaban de la puerta tanto de entrada como de salida, aunque para ellos no fue con esa suerte y por una absurda necesidad, quedaron atrapados en aquellos cuerpos de metal, adoptando un modo de vida que desgastaba sus almas y carcomía su cordura lentamente. Sus nombres ya no eran un problema pues no podían ser capaces de recordarlos.
En ello, el joven Golden Retriever eleva su cabeza para ver con más detalle la puerta del local y dar pausa por un momento a su dolor, a su miseria escondida por largos meses de profunda oscuridad y pena, para intentar recordar por última vez su vida pasada y consigo, aquella noche en donde su tortura comenzó, se arrepentía pero eso no iba a serles útil, ya no más. Cerró sus ojos dejando caer una última lágrima carmesí, que se deslizó pesadamente por su mejilla hasta terminar su ruta en las viejas tablas de madera del escenario, al mismo tiempo, como si de alguna mala broma o alguna clase de coincidencia extraña se tratase, la puerta de la pizzería se abrió.
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UNA NOCHE MAS//AU//compadretes y fnaf
RandomSparta es un joven de 16 años que se decide por empezar a trabajar e iniciar una nueva vida. Todo cambiará cuando comienza su primera noche en la famosa pizzería "CoMPa'S pizza". 2019 FINALIZADA EL 28 DE ABRIL DEL 2021