CAPÍTULO 43

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Un comienzo no tan original, una trama singular y un final desagradable, horrible, penoso para aquellas almas incomprendidas que sufrían ocultas en la densa oscuridad mientras las horas pasaban y los días se sumaban a su edad, cabizbajos e ignorados, olvidados en tan apenas semanas desde su "renuncia" pues lo que los supervivientes afirmaban bajo su nombre no era más que una historia inventada, una verdad exageradamente arreglada para la ocasión y un bien propio, un beneficio monetario era lo que importaba y siempre fue una prioridad aunque sus intentos de demostrar lo contrario contengan una buena y firme coartada, ya no tenían valor para la sociedad en donde una vez crecieron y solo era sobrevivir para así, si la suerte les sonreía, hallar un destino calmo y sereno. Dolor eterno.

Han entrado para jamás salir, encerrados en sus prisiones, celdas perfectamente diseñadas solo seguían lo que sus sistemas acostumbraban a hacer, seguir los pasos una y otra vez, repetir hasta fundir los circuitos para finalmente ser declarados, sin una posible defensa o arreglo, inservibles, inútiles con una tecnología primitiva, fácilmente pueden ser reemplazados y ellos solo serían parte de la historia, otra vez. Un futuro prometedor, pero no tan bueno como les gustaría que fuese. ¿Es que acaso su destino estaba sellado?

Sus familias han descuidado sus memorias, su hogar, sus experiencias pasadas y relaciones se volvieron un mal sabor de boca, y abandonados por hasta aquellos que los quisieron sin cuestionar durante años, olvidados luego de unas cuantas lágrimas derramadas ante sus tumbas vacías, todo después de unos días de luto estaban solos contra el mismo y cruel destino peleando sin armamento ni apoyo en el campo de batalla, no tenían el nivel requerido, el rango adecuado para afrontar al rey del mundo, suspiraban gruñían y gritaban, sufrían en silencio.

TIMBA

No supe de este lugar sino hasta unos cuantos meses después de su apertura cuando el dinero fue lo que me movilizó a comenzar una nueva vida, la economía familiar en su momento era tanto compleja como pobre, una etapa novedosa y despiadada se posó en el árbol familiar, en una rama lejos del tronco, al inicio no préstamos atención a su presencia como una enfermedad latente, luego las cosas se tornaron difíciles de soportar y ver en tan apenas unos días desde su llegada, este virus comenzó a crecer hasta llegar a las raíces consumiendo la viveza de lo que era nuestro estilo de vida, estaba muriendo y al ser unos pocos participantes en el árbol genealógico, no tuvimos más ideas más que duplicar las horas de trabajo, pero aún así las dificultades nos superaron por lo que tuve que empezar a trabajar, dejar a un lado mí pereza y ser activo en el hogar.

La reciente noticia de la muerte de un joven hombre en el local de aquella época no fue más que una advertencia a lo que podría suceder en el futuro, era una amenaza a mí ideal, pero aún así lo ignoré de forma desesperada y comencé a trabajar allí luego de ser aceptado sin mucho papeleo que presentar, nuevamente otra advertencia ignorada con éxito. Mis lamentos por esas malas decisiones aún me atormentan, ¿Cómo la llevarán mis familiares ante mí muerte?

Aún recuerdo la primera noche, fue horrible y despiadadamente lenta, el reloj se paraba cada tanto y no avanzaba hasta que el robot de aquel momento me daba un ataque al corazón, literalmente daba brincos sin un destino fijo. Sufría, gritaba y hasta lloraba con tal de salir, cumplir mí horario para luego recibir mí paga. Era un necesitado en ese entonces y si, continúe asistiendo al trabajo pese a las advertencias anteriores. Fui un idiota por completo y mis padres me lo han dicho y recalcado por cada vuelta a casa, en cada cena y oportunidad para hacerme abrir los ojos, que cristalizados duplicaban los comentarios en contra de mí voluntad y forma de pensar. Mis actos no han sido reflejo de mis pensamientos.

Los lentes oscuros se habían vuelto mí vestimenta habitual, no me los quitaba y preferentemente me los colocaba por cada salida del hogar que hacíamos, vueltas a la manzana o visitas a familiares lejanos, quizás desconocidos por mí pues no estaba al pendiente más que solo recordar y atormentarme con lo que era el trabajo de mis pesadillas. No dije nada ante las múltiples preguntas preocupadas por mí nueva personalidad y extravagante apariencia, silencio y solo la típica frase "Estoy bien". Un riesgo por cada ida y una jugosa recompensa por cada regreso. Sonreía contento con los billetes en mano, recuerdo cuando los contaba uno a uno mientras esperaba a qué mis padres despierten para desayunar y ver mí logro. Ya no era un vago y estaba orgulloso. Tomaba siestas por lo que podía madrugar tranquilo.

Una fiesta por parte de varios familiares fue una advertencia discreta, disfrazada de una forma irreconocible y quizás la penúltima, aún siento el alcohol quemar mí interior y adormecer mis sentidos, disfruté como nunca antes, reía y comentaba ciegamente lo primero que mí cabeza compartía, mí alma en miseria se olvidó del dolor que al día siguiente tendría que revivir, a varias horas luego de la tercera botella caí rendido ante las dulces palabras de la almohada, su calidez no tuvo comparación alguna y solo dormí hasta que una luz se encendió, con una fuerte jaqueca solo abrí mis ojos para encontrarme con quién era mí madre, sonreía dulcemente para solo hacerme acordar de que tendría que trabajar. Con solo diecisiete años ya tenía empleo y un salario decente. Un quejido y solo me levanté dispuesto a comenzar una nueva semana, pues aquel día, el día dónde me emborraché por primera y última vez, fue Domingo. Luego me daría cuenta del grave error que cometí.

"Ya no es necesario que trabajes...cielo, debes disfrutar de tu libertad antes de ser un verdadero adulto, un hombre fuerte y audaz" sus palabras aún resuenan en mí cabeza y desgastan lo que es mí alma en, ahora, agonía, apenas si lograba recordar su voz y palabras pues su rostro se volvió una sombra más en la noche, sus ojos, sus expresiones, su cabello...¡Hasta mí infancia se fue luego de llegar a este endemoniado lugar! La extraño y más de lo que puedo admitir con palabras. Lágrimas caen de mis ojos cada vez que convoco su espíritu. ¿Habrá cambiado luego de quince malditos años? ¿Me recuerda quizás?

Luego de despedirme y salir, decir adiós con la vigorosa promesa de que iba a regresar me dieron energías pese al gran dolor de cabeza que sentía en aquel momento, luego me daría cuenta de que, una vez en el lugar, me enteraría de la fatal noticia de que mis jaquecas estaban aturdiendo a mí pobre alma, acallaban sus susurros con fuertes gritos, mí instinto no pudo con esto y solo silenció lo que era la última advertencia para salir, escapar de mí celda, de mí sentencia y ver a mis familiares una vez más. Cuánto lamento el haber bebido aquel día, pues esos tragos de más fueron mí veredicto final. Morí a manos de lo que es...Mike.

-¡Ahhhh! ¡¿Que está pasando?!- gritos resonaban por el lugar, me aturdían y no sabía la razón del tan repentino cambio de ambiente, fue cuando una voz familiar habló a mí costado, mí cuello se quejó cuando lo moví, un golpe seco y sonoro. Volteando a ver noté como mí vista se había oscurecido a tal punto de solo detectar a Mike y no a los niños que corrían lejos del escenario. -Timba...-.

-Tus...ojos...- no sentía nada con un coraza de metal recubriendo mí cuerpo, vigas y cables atravesando mí putrefacto cuerpo y llevando mis manos a mí rostro vería como sangre caía de mis ojos, estaba llorando y en medio de lo que era el Show, nuestro acto se arruinó por una llovizna de recuerdos de mí parte, fue mí culpa y de seguro ya nada iba a ser igual. Nuestro perfil oculto bajo este absurdo papel sin ser actores, tras las máscaras sin ser robots, dentro de estos circuitos que nos ofrecían un limitado periodo de tiempo para ser "útiles", todo se vino abajo, y todo por mí culpa.

UNA NOCHE MAS//AU//compadretes y fnafDonde viven las historias. Descúbrelo ahora