Capítulo 19. Oportunidad para sanar

51 6 1
                                    

NARRA CALLE

Ya han pasado varios meses desde que estuve encerrada en ese hoyo oscuro, así me sentía, sentía un vacío tan grande que creí que jamás me iba a poder recuperar, días y noches enteras en que mis lágrimas caían sin cesar, hoy me miro en el espejo y realmente no logro reconocerme aun, ha sido un tiempo demasiado difícil emocionalmente hablando, las personas que me quieren no me han dejado, y la verdad me he sentido una mala persona porque ellos piensan que no me importan o que no valoro todo lo que me dan, claro que lo valoro, pero lo que siento es algo mayor que yo, es como si caminara por un callejón oscuro hacia la orilla donde se mira una luz brillante y al tratar de llegar al final siento como si me detuvieran y por más que lucho no puedo avanzar, realmente quiero salir de ahí aunque todavía no sé cómo hacerlo.

Una de las personas que más me ha apoyado es Poché, ese pequeño ser humano que sin saber mucho de mí me ha dado todo su cariño y su amistad sincera, cada día busca la manera de hacerme sonreír con sus boberías que sin duda me sacan algunas sonrisas y una que otra carcajada, pero siento que no puedo ser feliz, siento que no lo merezco, es como si el ser feliz fuera malo, no puedo ser feliz sin mi hermana, es como si le fallara.

Debo de ir a terapia, claro que no fue mi idea, al principio me opuse rotundamente, pero mamá casi me obligo a hacerlo, aunado a las suplicas de Poché, Sebastián y Miranda.

Al principio fue muy difícil, pues no quería nada, mi apariencia era horrible, me veía tal como me sentía, o eso pensaba yo, recuerdo un día que Sarah me subía el desayuno como cada mañana con la esperanza de que comiera aunque fuera un poco, pero no sentía apetito alguno, después de un rato volvía para llevarse de nuevo la charola intacta, pero ese día mientras escuche como se abría la puerta, miré solo para corroborar que era ella, mientras yo estaba sentada en la enorme ventana que daba hacia la parte trasera del jardín, me habló, pero mi mirada estaba clavada sobre el suave movimiento de las hojas del enorme y viejo árbol. Me estremecí al sentir su mano al rosar mi brazo, inmediatamente me levante, pero al caminar hacia mi cama mi visión se oscureció completamente y ya no supe más de ese momento.

Cuando desperté visualice un cielo blanco, y un sonido continuo muy molesto, al mirar a mi alrededor me di cuenta que no estaba en mi habitación, eran cuatro paredes blancas y junto a mi cama había varios aparatos con cables, algunos conectados a mí, no entendía nada, las lágrimas se apoderaron de mi rostro, sentí mucho miedo, me quise quitar los cables para levantarme pero en eso sentí a alguien recargada en la orilla de la cama.

Era esa pequeña peliazul que al parecer se había quedado dormida pero con mis movimientos la había despertado. Ella habló conmigo, me contó que me había desmayado en mi habitación y que no recuperaba en conocimiento así que pidieron una ambulancia para que me atendieran y al no responder me habían trasladado al hospital, no podía creer que había pasado un par de días ahí, sin despertar. El médico me dijo que tenía que hacerme algunos análisis, me preguntó sobre cómo me sentía y me dijo que en cuanto me diera de alta debía ir a ver a la Dra. Guillen, quien me ayudaría con mi desequilibrio emocional.

Y así fue, después de unos días me dieron de alta, mi cita con la Dra. Guillen ya estaba agendada.

____________

-No quiero ir, no, no y no- Me aferraba a mis cobijas cubriendo mi rostro.

-No de nuevo Daniela, por favor compórtate!- Gritaba mi madre – Necesito que pongas de tu parte, es tu recuperación, ya fue demasiado tiempo, no puedes seguir así.

-Otro día voy mamá, hoy no quiero levantarme- Dije suplicante.

-No señorita, la cita ya está agendada, me dijeron que la doctora es de las mejores y que sin duda te ayudaría, mi niña, por favor has un esfuerzo, ¿sí?- Me decía mientras tiraba de las cobijas para quitármelas.

Hope it's love - Hope it's youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora