Cap:2 La chica con el Lunar en la Frente

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Ya eran las 5:00 pm, Cristopher y Rodolfo caminaron 2 cuadras con el skateboard en las manos. No se dieron cuenta que los seguían Jhon y sus colegas. Los sorprendieron arrebatando sus skateboards de sus manos y golpeándolos en la cara, haciéndoles un moretón en el ojo. Dejándolos indefensos en el suelo. A continuación se escucho un ligero crujir. Eran los skateboards, ya que Jeff y pepe los estaban partiendo a la mitad.

Al ver esto Cristopher se levantó furioso golpeando a Jhon en la nariz, rápidamente Marcus le dio un fuerte rodillaso en el estómago, haciéndolo escupir flema y cayendo al suelo de nuevo. Cuando estaba apunto de desmayarse se escucho una voz.
—¡Desgraciados!— exclamó la voz, que cada vez se acercaba más y más.

— ¡UNA CHICA!.— gritó Pepe sin saber cómo reaccionar.

Inmediatamente Jhon y sus colegas salieron corriendo del lugar, dejando a Cristopher y Rodolfo en el suelo con muchos moretones.

La chica era de apariencia atractiva. Tenia una hermosa piel blanca, un rostro simpático, con ojos grandes y de mirada seria, tenía el cabello negro y de lo que más sobresalía de su apariencia era un lunar que tenía en la frente, casi en medio de los ojos.

Ella vivía bajo un puente cerca del parque de la ciudad ya que había perdido la memoria y no recuerda nada más que ese viejo puente en el que ahora vive.

María arrastró a los dos y los recostó sobre una roca. Rápidamente se las ingenió para transportarlos hasta el viejo puente, haciendo una especie de carreta con una vieja cuerda y un tablón de madera que encontró dentro del skatepark.

Los coloco suavemente sobre el tablón de madera y fue a buscar un poco de hielo, corrio a las casa cercanas con la esperanza de conseguir un poco, pero cada casa la ignoraba por su situación. Unas cuadras más adelante María vio pasar a un vendedor de helados, corrió hacia él agitada.

—¿Señor sería tan amable de regalarme un poco de hielo?.—le pregunto María, con la voz cansada.


—Para que lo nesecitas, acaso eres loca o algo así.—le pregunto el heladero, mientras observaba las ropas viejas de María.

— Por favor señor, solo nesecito un poco del hielo que trae.— insistio María.

— ¡Esta bien!.— le respondió el heladero, sacando una pequeña bolsa de plástico y rascando del fondo de una caja color azul. De la caja saco hielo hasta que la bolsa casi colapsara.

— ¡Muchas gracias!. —exclamó María con entusiasmo.

— No hay de que, es más te regalaré una paleta de chocolate.— le dijo el heladero.


María la agarro con sorpresa, ya no recordaba el sabor del chocolate, ni siquiera su color. María regresó corriendo al lugar en donde había dejado a Cristopher y a Rodolfo. Rápidamente se quitó el viejo suéter negro que traía puesto y lo rompió en dos partes para colocarlo con hielo sobre los moretones de Cristopher y Rodolfo.
Los arrastró como por dos horas, la gente la observaba y murmuraba. Recorrieron la ciudad hasta llegar a un puente.

Ya era de noche y ya casi no había visibilidad por culpa de la espesa niebla que acostumbraba a aparecer en el bosque.Ya estando bajo el puente encendió unas gastadas velas para iluminar el oscuro y frío lugar.
María noto que la paleta que el heladero le había obsequiado se había derretido. María la dejo en un pequeño banco que se encontraba bajo el puente.

En el oscuro lugar se encontraba un viejo sofá el cual estaba desteñido, un reproductor de discos antiguo y un viejo espejo colgado en una pared del puente. María recostó primero a Rodolfo sobre el viejo sofá, ya que era el mas fácil de cargar por su baja estatura. Ya en el sofá, lo acomodó dejando un espacio para Cristopher, al que había dejado en el suelo.

La chica bajo el puenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora