La chica bajo el puente

Cap 4: La Vieja Cabaña en el Bosque

Pasó una semana completa y el "virus del vago" fue controlado y ya no se volvió a escuchar sobre el nunca más. La ciudad volvía a su larga y aburrida rutina.
Cristopher y Rodolfo estaban sentados en el restaurante de pizza "Omega'' la cual estaba decorada como si fueran los años 50 pero siempre sonaba muy buena música y esto era lo que hacia especial al restaurante.

— oye ya tenemos tiempo de no ir a nuestra guarida secreta, ya empiezo a extrañar a "Bufanda"... — dijo Rodolfo mientras reposaba relajado sobre su silla.

—Ese animal ya no debe de estar allí, tal vez esta muerto o se escapó— dijo Cristopher, encogiendo los hombros.

"Bufanda'', es la mascota de Rodolfo, un viejo Hurón de pelaje blanco.

— ¿Y por qué no tienes a ese roedor en tu casa?, le preguntó Cristopher.

— ¿Estás loco?, mi madre lo mataría al verlo y mi hermana Carla seguramente lo lanzaría a la calle, conociendo lo delicadas que son las dos—dijo Rodolfo suspirando.

Cristopher pidió la cuenta y salieron, no antes sin comprar unos cuantos caramelos de menta ya que no se habían cepillado los dientes esa mañana.
Al salir del restaurante se toparon con María, llevaba un libro grueso libro en su brazo derecho.

— seguramente se dirige a la nueva biblioteca de al lado— susurro Cristopher.

María los saludo al verlos de nuevo ya que no se habían visto en toda la semana. Cristopher le pregunto:
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— ¿Vas a la biblioteca?.

— sí, he estado yendo todos los días a leer esta novela que me encanta muchísimo— dijo María con mucho entusiasmo.

— trata sobre un detective con muchos problemas, el que se hospeda en un Hotel en la
ciudad del silencio en el cual empiezan a suceder una serie de misteriosos asesinatos y... bueno ya no les cuento más ya que no la he leído completa.

— Esa historia suena genial y muy interesante— dijo Rodolfo, tomando el libro que María llevaba.

— ¿quieres que te acompañemos?, luego te mostraremos nuestra guarida secreta— dijo Cristopher rodeándola con el brazo.

— si claro, le respondió María.

Los tres caminaron hacia la biblioteca, mientras que María les contaba más sobre otros libros y como se había convertido en un fanática del escritor. Cuando llegaron a la entrada un guardia de seguridad, gordo y con una espesa barba blanca los reviso, luego de eso les dio la bienvenida y los dejo entrar. Al ver la cantidad de libros Cristopher y Rodolfo quedaron maravillados y siguieron a María a los estantes en donde se encontraban las mejores novelas en los últimos años, habían de la A hasta la Z.

Cada uno tomo un libro diferente Rodolfo tomó uno de un mundo mágico de dragones y castillos, Cristopher tomo uno de aventuras en las profundidades del océano y María siguió leyendo el libro el detective. Luego de 4 horas en la biblioteca los tres terminaron sus libros y no paraban de hablar de lo que había pasado en las historias de sus libros, luego de unos minutos el estómago de Cristopher empezó a hacer un molesto ruido.

—¿Qué?, pero si acabamos de comer— dijo Cristopher sorprendido.

Así que cada quien puso lo que llevaba en sus bolsillos reuniendo unos tres dólares.
Salieron de la biblioteca y buscaron una tienda cercana, Rodolfo propuso hacer "Chucherías con limón", lo cual eran chips de maíz en un tazón y luego ponerle mucho limón y sal.

Cristopher corrió a la tiendo y pidió dos dólares de chips y cuatro limones, la señora de la tienda se lo entregó todo en una bolsa de color rosa. Regresó con Rodolfo y María y se dirigieron a su escondite secreto, el camino era retador ya que tenían que subir un muro de cinco metros de altura, lo hacían parándose sobre un bote de basura que estaba cerca, pero nunca había venido con ellos una chica, así que primero subió Rodolfo. Ya sobre el muro, le dijo a Cristopher que se parara sobre el bote de basura y se subiera a María a los hombros para poder tomarle la mano y lograr subirla, luego de hacerlo lograron pasar y se adentraron a un oscuro túnel.