Capitulo 7

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Víctor había reído nervioso, negando a lo que decían sus amigos, por que sonaba ilógico, porque no creía que su vida había tomado ese rumbo, había renunciado a las pistas, construía una escuela y ¿se había casado con Otabek? Por más que trataba de imaginar la relación, no le encontraba sentido, por lo que le dijo yurio que fue el mas honesto, él era el pasivo de la relación, entonces pensaba que tal vez había amado lo suficiente a Otabek como para permitirle poseerlo, pues ni con Yuuri habían llegado a esa acción.

-quizás...-dijo Víctor hablando a la nada- ...quizás deba hablar con Otabek

Pensó sintiéndose extraño, todos hablaban de su vida, todos les contaban detalles, y empezaba a sentirse triste porque cada uno de esos recuerdos debería de ser valioso, debería de estar feliz de que se lo contaran, que le mostraran las fotos, pero no podía evitar pensar que esos momentos esos recuerdos valiosos, le pertenecían a alguien más.

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Cuando por fin fue dado de alta, Yuuri y Yurio lo recogieron, ambos se turnarían para ayudarlo, ya que era lo que lo hacía sentir mas cómodo, al llegar al departamento, olio el ambiente a limpio, todo estaba tal como lo recordaba, hasta el más mínimo detalle.

Miro cada cuadro, solo había fotos suyas, al entrar a la recamara se encontró solo con sus cosas, escucho que los chicos hablaban, y salió a ver que pasaba, se detuvo en la puerta era Otabek.

-solo vine por unas cosas- les dijo tratando de sonar bien

-Otabek- llamo Víctor- ¿podemos hablar?

-claro Víctor- dijo sin mirarlo, ambos entraron en la alcoba sentándose en la cama algo alejados

Ninguno de los dos decía nada, Víctor miraba a su alrededor pensativo, tenía tanto que decir

-Otabek, me han dicho que nos hemos casado, he visto el acta y las fotos

-no te presionare a aceptarlo si es lo que te preocupa- dijo Otabek nervioso

-es solo, que no recuerdo nada, el medico dijo...

-no- dijo serio el pelinegro- me niego a creer que lo que sentías por mí se debía a el tumor, no lo aceptare, jamás lo hare, sé que nos amábamos, sé que queríamos un futuro juntos, por eso, no te presionare, pero no me pidas dejarte

-si no quieres dejarme- dijo mirándolo fijamente- ¿por qué te has ido? En esta casa solo están mis cosas, como quieres que recuerde si te has llevado todo

-por que dejarlo solo te haría sentir incomodo- dijo con una sonrisa triste- lo escuche de yurio, no creías posible que existiera una relación entre nosotros, pero seta bien, nadie lo creía al inicio, pero yo...- dijo mirándolo con pesar- aun si no me recuerdas vendré cada día, te daré regalos, te enamorare, si me lo permites tendremos citas, y tal vez...

-no puedo prometer nada, todavía creo que es extraño, pero hare el intento, solo te pido que respetes al final mi decisión

-lo juro- dijo acercándose al peli plata, tomando su mano, se acerco viendo que Víctor cerraba sus ojos, sintiendo ese cuerpo temblar involuntariamente- está bien, no haría nada, no ahora que no me recuerdas como tu esposo, me voy ahora, cuídate victo vendré mañana

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Tal como lo había prometido Otabek regreso al día siguiente, cada día le traía algo nuevo, una flor, un chocolate, algún disco de música o una película, y siempre le contaba alguna anécdota graciosas de por qué le llevaba esas cosas.

Sonreía, por que a veces eran historias muy divertidas, y se ponía triste porque a veces sonaban tristes, su convivencia estaba mejorando, ahora lograban hablar con más normalidad, podía distinguir las emociones del pelinegro aun si este mostraba una expresión diferente en su rostro.

Eso lo hacia pensar que en verdad conocía mucho mas a Otabek de lo que recordaba, y había pedido a sus amigos y a todo aquel que los conociera, que le mandaran fotos, videos, recortes, cualquier cosa que pudiera darle algún indicio, el medico decía que hasta la cosa mas pequeña podría activar sus recuerdos, aunque si no era así, solo con tiempo se vería la recuperación, tal vez faltaba tiempo, su cerebro se recuperaría, tal vez aun estaba algo tocado por la cirugía, pero le auguraban una recuperación exitosa.

Otabek acompañaba a veces a Víctor a sus chequeos, donde el medico trataba de darles siempre buenas noticias, y Otabek se alegraba de sus avances, pero también empezaba a notarse triste.

Y la incertidumbre empezaba a crecer, decían que recuperaría todos sus recuerdos, pero ¿y si no era así? ¿y si olvidaba por completo los últimos años de su vida? La única opción sería avanzar, tendría que dejar atrás las memorias olvidadas y seguir con su vida.

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27 días, eran los días exactos que llevaba de recuperación, 27 días, eran los días que Otabek iba a visitarlo, y 27 días eran los días que había visto a Otabek empezar a romperse.


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