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Fue el verano cuando cumplió doce años, sus amigos habían decidido en inscribirse en un campamento y pasarlo juntos pero Taeyong se vio arrastrado con su familia a Jeju junto con la familia Seo para unas vacaciones juntos. 

Aquello obviamente le hizo poca gracia pese a lo hermoso de la isla, la peor parte era la compañía, no que le desagradara la otra familia, pero o todos eran mayores, como su hermana Irene que en ese entonces tenía dieciséis años, o demasiado chicos como su primo Donghyuck quien tenía ocho dejándolo prácticamente solo pues ellos tenía la suerte que entre las familias hubiera personas de su rango de edad. 

Dos días en ese infierno, como se lo describió a Doyoung en sus mensajes de texto, llego Seo Youngmin con su esposa e hijo. Youngho, o Johnny como todos le decían, tenía doce años y eso basto para que se volvieran amigos. 

En ese entonces Johnny era un niño desgarbado, pero era amable y divertido así que Taeyong termino desarrollando el cliché enamoramiento de verano, que quizás lo fue más porque terminadas las vacaciones Johnny volvería a Chicago. 

Y ya que no se podía evitar el cliché lo mejor era hacerlo bien. Salieron de compras, dieron caminatas por la playa a todas horas, organizaron picnics, probablemente lo único que no hicieron por su edad fue salir a algún club, pero incluso compartieron un beso, el primero de ambos un atardecer antes de dejar Jeju. 

Era tal la infatuación de ambos que sus familias no tardaron en notarlo y molestarlos por ello. 

- Pasan todo el tiempo juntos, - dijo Irene una vez - ¿Acaso quieren casarse? – ambos enrojecieron ante la declaración hecha durante la cena – 

- Sí, quiero casarme con Johnny – respondió Taeyong desafiante provocando más risas, aquello hizo que el niño se encogiera pero Johnny tomo su mano bajo la mesa y le sonrió dulcemente – 

- También quiero casarme con Taeyong – 

Se despidieron con lágrimas ese verano y no se volvieron a ver, hasta la fatídica cena donde se anunció su compromiso. 

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- Esta es la peor broma que me han hecho, – dijo Taeyong caminando de un lado al otro en el estudio de sus abuelos donde estaba reunida la familia – y ni siquiera es graciosa – 

Se detuvo para mirar a su familia con gesto contrariado y la mirada de confusión que le dirigieron solo lo hizo enfurecer más. Irene solo lucia aburrida. Después su mirada cayó en la sortija de compromiso que Johnny había colocado ahí el día de la cena. 

La noche del anuncio había estado tan en shock que no pudo hacer nada cuando el alto la coloco ahí y enfrente de las dos familias beso su mejilla, era un milagro que no se hubiera desmayado pero apenas bajo de la tarima hizo acto de desaparición junto con Doyoung. Y la única razón de que no se la hubiera quitado era que lucía demasiado costosa y no quería perderla antes de devolverla. 

- Creí que querías casarte con Youngho – dijo sinceramente su abuelo – 

- ¡Tenía doce! – exclamo el rubio – Quería ser entrenador de leones también, pero no por eso me dejaron huir con el circo. Ahora quiero que este tontería del compromiso se cancele – 

- No es tan simple – dijo el abuelo Lee y Taeyong sintió un escalofrió recorrer su espalda – 

Y justamente no era tan simple, el compromiso con Youngho no era algo que se hubiera improvisado de un día a otro. No, había toda una serie de documentos legales que incluían testamentos y hasta un contrato prenupcial. En su conjunto decía básicamente que ninguno podía romper el compromiso sin que su empresa familiar pasara de forma íntegra a manos del afectado. En el caso específico de Taeyong decía que desde el momento que se anunciara el compromiso Johnny tenía el control de su ingreso mensual que hasta entonces había estado bajo el control de su padre en lo que terminaba su carrera de gastronomía, si decidía no casarse ni siquiera era seguro que pudiera finalizar esta.

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