Capítulo nueve

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Ambos nos sentamos a los pies de mi cama, podía sentir sus ojos mirándome, pero aún así no me volví hacia el.

-¿No sabes que oír conversaciones ajenas esta mal?- no levante la mirada.

-No quise hacerlo, cuando saliste de mi habitación quede en blanco y cuando iba a tocar tu puerta te escuche hablando por el celular. Estaba apunto de irme hasta que escuche que eras v...- lo detuve antes de que terminara esa palabra.

-¿Y a ti que te incumbe eso?, mi vida personal es eso... Personal.- hice énfasis en esa palabra para que no se volviera a meter.

-¡Me incumbe y más de lo que crees!- tomo mi mano y la quito al minuto en que sentí una pequeña sensación de corriente en mi cuerpo.

Claramente el lo noto, lo mire a los ojos. Tratando de demostrarle que estaba furiosa pero me fue imposible.

No estaba segura de que era lo que iba a hacer, pero las palabras salieron de mi boca sin más...

-Prométeme que no me volverás a ocultarme nada más.- baje mi mirada, no quería ver su reacción.

Pero en el segundo en que la bajaba el me tomo la cara entre sus manos y me obligo a mirarlo.

-Soy capaz de jurártelo si así podre tenerte conmigo y lograr que me perdones.- mis siguientes palabras lo destrozarían, pero yo necesitaba una vida normal aquí en la tierra mientras aún estuviera en esta.

-Te perdono Apolo...- una lagrima rodó por mi mejilla y su expresión de felicidad cambio a una de completa confusión.

-Pero eso no quita el echo de que ya no quiera estar contigo. Ahora vete a tu cuarto y déjame sola.-

Quite sus manos de mi rostro y me dirigí al umbral de mi habitación dándole una señal de que saliera.

El seguía sorprendido pero no de una buena manera, sus ojos reflejaban tristeza y confusión. Hasta que a regañadientes salio... Se dio media vuelta hasta que sus ojos quedaron fijos en los míos.

-Te conquistare cada día de mi vida, porque Helina... Tu eres mi luz.- se alejo y cerro la puerta de su habitación desapareciendo en esta.

Me tumbe en mi cama y cerré los ojos. Sin siquiera notarlo ya me había dormido.

"Todo brillaba, era un lugar precioso, lleno de vida. La gente que estaba a mi alrededor era feliz, alegre, amable. Yo solo me dignaba a saludar y sonreír. No entendía nada de lo que sucedía pero esa gente estaba ahí por mi.

En un segundo, Yanara apareció a mi lado con una hermosa tiara y pude entender. Estábamos en mi coronación, ya era mi turno de gobernar pero aún así no me sentía completa. Recordé toda mi vida en la tierra y una sensación de nostalgia me recorrió el cuerpo. Hasta que una mano se apoyo en mi hombro, mire por detrás de este y estaba Abril con una gran sonrisa.

-Todo estará bien, no me iré de tu lado.- me hizo señales de que mirara hacia el frente y divise a mis padres. Mateo y Lena, pude tranquilizarme. Estaba todo lo que deseaba pero... ¿Y Apolo?.

Yanara me saco de mis pensamientos abriendo oficialmente el comienzo de mi coronación hasta que a lo lejos note una oscuridad, que se hacia paso a donde estábamos. Una voz tosca y opaca me hizo temblar.

-Eso es mio, tu no te lo mereces.- acaso era ¿Eleodoro?

Mierda, ya me encontraba tendida en el suelo antes de poder esquivarlo. Me estaba asfixiando, no me lo podía quitar. De un momento a otro solo eramos nosotros dos, nuestro entorno se volvió negro total no había nadie.

Más allá"Where stories live. Discover now