Capitulo 6. Mi sentido común y mis hormonas.

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Ya limpia, me enrolle sobre la toalla y entro en mi habitacion. Para mi sorpresa, esta estaba ya ocupada por un rostro que no me costo reconocer. ¿Que hacia él aquí? ¿Que es lo que quería?

Estaba tumbado sobre MI cama, viendo la pequeña pantalla que tenia sobre una comoda.

—Esto...¿Que haces aquí?—Intento que mi tono suene autoritario pero mi voz surge más como un alarido.

Me aferro las manos a la suave tela de la toalla y compruebo al instante que ésta cubre perfectamente mi cuerpo desnudo.

El chico me mira y las comisuras de sus labios se curvan ligeramente hacia arriba pero no dice nada—¿No me has oído? Te he preguntado que haces aquí.—Repito, intentando sonar algo mas amable esta vez.

La expresión de su rostro se intensifica y finalmente farfulla:

—No lo sé. Creo que tenemos cosas que terminar.— Y se vuelve hacia la pequeña pantalla.

¿Que esta haciendo aquí? ¿Como sabe donde vivo? ¿Y como ha entrado?

Miles de preguntas se hacia mi subconsciente.

Me muerdo la lengua para intentar guardarme mis groseros comentarios.

—Vale. Luego lo hablamos Dani, pero ¿te importaría... irte o algo para que pueda vestirme?

Ni si quiera se ha dado cuenta de que estoy envuelta en una toalla. O tal vez si, pero le da lo mismo.

—No seas tan creída, no pienso mirarte.—Me suelta, y se vuelve y se cubre la cara con las manos.

Sin saber muy bien como responder a su grosería me dirijo a la cómoda. Me pongo rápidamente un sujetador y unas bragas y puedo observa como a través del espejo que tengo en la pared contraria me observa y analiza cada detalle de mi cuerpo.

Pero será cerdo. Había dicho que no me miraría.

Decidí no callarme esta vez y me giré y le solté lo mismo que previamente había pensado.

—Solo estaba comprobando si estabas ya lista.—Se escusó. Cosa que el y yo sabíamos a la perfección que era mentira.

Enseguida bajo la vista a mis pechos en cuanto se dio cuenta de que seguía en ropa interior.

Mierda, mierda.

Me tapé como pude con las manos, pero no conseguí nada.

—Eres un... Eres un...—Dije intentado pensar algún insulto que pudiera molestarle pero éste seguia firme por lo que no le afectaría en absoluto.

—Shh...—Me acorraló contra la pared y con su dedo hizo que me tragara mis comentarios.

Estábamos a centímetros y podía notar como su aliento chocaba contra mi rostro.

Su pecho se movía rápido al compás con el mio. Los dos teníamos la respiración mas agitada de lo normal.

—No me había dado cuenta de lo grises que son tus ojos.—Dijo en un tono tan leve que casi tuve que acercarme para oírlo.

Su mano continúaba en mi rostro mientras los pensamientos se agolpaban en mi mente. Entonces atrapó con sus blanquecinos dientes su labio inferior. Nuestras miradas se encontraron, y yo bajé la vista, sin saber muy bien que estaba pasando. Pero cuando él apartó la mano, miré sus labio de nuevo y sentí la lucha interna entre mi sentido común y mis hormonas.

Sin embargo, el sentido común perdió la batalla y mis labios impactaron con los suyos, cogiendolo totalmente desprevenido.

Cállate y Bésame (HOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora