Narra Cris:
Al despertarme me encontré abrazada a lo más bonito del mundo, mi Jesús. Le empecé a dar besitos en la mejilla hasta que se despertó y me empezó a hacer cosquillas.
-Buenos días, princesa- me dijo con una voz ronca.
Cuando bajamos para desayunar, ya estaban Rocío y Dani, que peligró tenían estos dos juntos... Nos hicimos un Nesquik, ¿fue coincidencia que llamara a mi caballo Nesquik? Rocío estaba rara, la pasaba algo, por mucho que dijera que necesitaba aire, sabía que no era eso; la conocía de un día pero la he cogido mucha confianza. Cuando salió a tomar el aire...
-Chicos, me voy a ver que la pasa, ¿vale? No hagáis nada, eh- dijo Dani dirigiéndose hacia la salida de la cocina.
- Lo mismo digo- saltó Jesús.
Cuando salió nos echó una mirada.
Jesús y yo nos terminamos de hacer el desayuno; unos gofres. Yo me senté en la encimera, tenía una mala costumbre de sentarme en las encimeras.
- No me lo hagas más difícil, por favor- dijo susurrando Jesús.
- ¿Por qué te lo hago dificil?- pregunte indecisa
- Porque haces que te quiera más, que me enamore más. Que has hecho que mi corazón lata por tí, en un día- dijo acercándose a mí.
- ¿Tú me quieres?- pregunté sonrojada.
- Quererte es poco, mi princesita- dijo a centímetros de mí.
Notaba su respiración mezclándose con la mia, miraba sus ojos y los veía en dirección a mis labios. Yo también miraba esos carnosos labios que encajarían perfectos con los mios. Se fue acercando y como acto reflejo cerré los ojos esperando notar sus labios sobre los mios. Los noté y nos fundimos en un beso muy romántico, lo que soñé el día anterior se hizo realidad.
Hasta que se abrió la puerta...
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