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HueningKai desarrollo la costumbre de tomar la mano de SooBin todo el tiempo desde entonces.

Sus ojos siempre parecían asustados, y muchas veces SooBin tomaba sus mejillas para mirarlo fijamente, los ojos gatunos del mayor eran lo contrario, fríos y tranquilos, era lo único que podía relajarlo.

Y era extraño pero hermoso, cómo el mayor notaba el pánico crecer en el menor, y cómo simplemente tomaba su rostro, aplastando ligeramente sus abultadas mejillas, y se acercaba hasta que la vista era sólo él, enfocada los ojos en el otro, conectaban miradas y se quedaban allí largos minutos, sin decir o hacer nada más, hasta que finalmente HueningKai lo abrazaba como agradecimiento, cuando aquello funcionaba y se sentía más tranquilo, un poco más a salvo.

Se encargaban de caminar juntos, de la mano, haciendo avanzar los cristales en su tiempos de aburrimiento, sin más, viendo a la nada eterna e infinita.

─ ¿Crees qué en verdad podramos salir de esto? ─ era una pregunta que HueningKai formulaba cada tanto, que SooBin últimamente contestaba de la misma manera.

─ Aunque cueste una noche o cien años ─ decía asintiendo ─. Algún día saldremos de aquí.

lovely  |  sookaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora